El 14 de septiembre de 1923 en Polo Grounds, New York, Jack Dempsey venció a Luis Ángel Firpo, llamado el Toro Salvaje de las Pampas, en una de las peleas de boxeo más narradas de la historia del pugilismo.
El 14 de septiembre de 1937, nació en La Habana el primer hijo del soldado matancero Julio Fernández Pérez y de la joven de Banes María Bulté Betancourt.
La coincidencia con el día de la gran pelea hizo que el niño se llamara Julio Dempsey Fernández Bulté, rara combinación de nombres para un antillano.
El Dempsey cubano también resultó un luchador, pero sin guantes de 8 onzas. Fue Escolapio, vivió en La Habana Vieja, en Los Pinos, aprendió el arte del juego de billar en bares y bodegas, tuvo un caballo por el privilegio de que su padre formaba parte de la caballería de la Cabaña, conoció de pequeño a asesinos y gánsteres en la cárcel del Castillo del Príncipe, donde papá Julio fue jefe de Orden Interior.
En la casa del Dempsey cubano había un rincón martiano, una flor blanca puesta y repuesta en un diminuto búcaro. De esta presencia aprendió el amor a Cuba, a su historia, a la gente humilde, a los pobres de la tierra. Por eso nunca supo la diferencia entre un ser humano negro y otro blanco.
De jovencito leyó a José Ingenieros, Malaparte, Fanon, de viejo prefería a Edmundo de Amicis, Neruda, Galeano, en todas las edades a Martí.
Julio Dempsey fue un clandestino en Los Pinos y Poey, fue un hombre de Pao y de Fontán. El que lo conoció sabe que sus mayores orgullos eran haber sido un teniente de la lucha clandestina y sus hijos. Tuvo la singular doble militancia en el Movimiento 26 de Julio y en la Juventud Socialista. En pocas palabras, fue un comunista distinto. Más de la contienda que de la disciplina partidista. Después de la revolución la militancia en el PCC se la otorgaron muy tarde, apenas en 1987.
Con los años Dempsey pasó de ser Julito a llamarse Bulté. Su nombre de guerra fue Rojas, pero este lo conocen muy pocos hasta hoy. Estudió Derecho en la Universidad de La Habana y tuvo que terminar la carrera en 1963.
Bulté, Dempsey, Julito, trabajó un año con el Che en el Banco Nacional. La educación a sus hijos fue guevariana o así lo sentí yo. Entre los dolores que llevaba en su alma estaba el de no haber sido convocado para ir a Bolivia a morir junto al guerrillero de América. También cargaba la cruz de haberse quedado solo en Cuba cuando sus padres decidieron irse a los Estados Unidos y cuando su hermanita fue alejada de él por la operación Peter Pan.
Julito, Dempsey, era llamado ‟Guasito” por algunos, ‟platanito con bisté” por otros que aprovechaban la rima de su nombre y apellidos, ‟maestro” por amigos, ‟el profe” por vecinos y alumnos, porque Bulté dedicó su vida a la Universidad, después de haber sido un gran sindicalista bancario y conocer al que según él era el hombre más inteligente que había encontrado en su vida: Lázaro Peña.
Bulté tuvo seis hijos, nacieron en 1960, 1963, 1966, 1973, 1975 y 1978, pero esta historia está incompleta sin Jesús, el mulatico que Dempsey adoptó sin papeles después de una zafra azucarera a fines de la década de los 60. Jesús siempre ha sido nuestro hermano, de los hermanos nacidos antes de que él apareciera en sus vidas y de los posteriores.
El profe Bulté era célebre en su Facultad de Derecho por sus cuentos, sus clases inflamadas de una oratoria perdida en la primera mitad del siglo XX, por su oficina abierta, su automóvil sucio, su valentía política, sus libros enormes llamados ‟Ladrillos” y su defensa a ultranza a los estudiantes.
Bulté, Dempsey, Julito, se casó cuatro veces, enamoró a generaciones de alumnas y alumnos con su estampa de actor de cine, practicó baloncesto en su juventud, amó el deporte, fue industrialista sin excesos, prefería a Cabo Verde antes que a todos los demás países donde estuvo, decía chistes por horas, alegraba las noches de los vecinos de Santos Suárez con sus historias, mitad ciertas, mitad no. Narraba por episodios a sus hijos pequeños Los Miserables de Víctor Hugo, era un campeón del juego de yaquis y los palitos chinos, modelaba con plastilina unas perfectas cabezas de caballo. Sus amigos eran chapistas, mecánicos, campesinos, profesores, enfermeras, modistas y pintores, todos sin diferencias.
Fumó cigarrillos por cuatro décadas, se hizo célebre por ir a la televisión a los programas Escriba y Lea, y a la Mesa Redonda para explicar la legalidad del regreso del niño Elián. La gente de la calle lo quería, los presos de nuestras cárceles le escribían cartas esperanzadas en que él sí que los podría ayudar, y el profe se angustiaba porque no podía hacer nada.
Trabajó sin pulmones, creó muchos libros de texto, con una máquina de escribir que sonaba bajo sus dedos como martillazos de desesperación.
Cuando murió tenía una computadora prestada y como despacho un closet guardarropa.
Todavía sus alumnos lo recuerdan con cariño y yo no puedo olvidar que lo vi más de una vez, en los tiempos cercanos a su muerte, en el trance amoroso de hacer la tarea con alguna pionera o pionero del barrio que le pedía ayuda al llegar del colegio.
Yo lo recuerdo llorando cuando le dijeron que su hija Odette había sobrevivido a un parto complicado, y con las mismas lágrimas porque su nieta Virginia regresaba de un ingreso hospitalario. El mismo hombre dulce y tronante que me quitaba el asma con relatos del Che más asmático que yo y en ambientes peores y que me enseñó a tirar con la PPCH en los concentrados militares de la universidad, cuando yo estaba en segundo grado.
Hace ocho años que murió Dempsey. Lo último que me dijo fue que no sabía si vería a sus nietos llegar a secundaria y estaba molesto porque en el círculo infantil de una de ellas habían echado flores a Camilo en una palangana con agua, para evitar el camino al mar.
Tal vez su vida es una como otra cualquiera. Por eso pido perdón por hablarles de Julio Dempsey Fernández Bulté, que cantaba boleros en las noches de apagón, tenía pecas en los hombros y era mi padre. El destino es extraño. En la noche aquella del 14 de septiembre de 1923, mientras Firpo y Dempsey se batían, un avión dejaba ver un anuncio de una crema milagrosa para las pecas.
Hermoso homenaje a un hombre muy querido y respetado. Por favor, creo que billar es con be y no con uve como aparece en el articulo.
Saludos
No hay nadie que haya estudiado derecho en Cuba al menos de mi epoca que no recuerde Los Ladrillos, o las coferencias de Bulté, honor a quien honor merece, que conste no estudie en la uh
Te felicito, tuviste un padre genial.
Si hay un grupo reconocible para mí sin que tenga un perfil en las redes sociales, es el de aquellos que hemos sido, de verdad, sus alumnos. De los que supimos pronto gracias a él por qué era importante la Historia del Estado y del Derecho, para comprender de dónde venimos y a dónde podemos ir. De los que también colegimos de su magisterio que la educación es la base de todo lo que somos y de todas nuestras potencialidades. El me hace pertenecer, orgullosa, al mismo team que su hijo Julito y que Julio Estrada Rodríguez; Julio César Guanche, David Rogelio Sosa Palomo, Gerardo Moya Romero; Kenia Viamontes; Mabel y Abel; Diana Rosa Pérez Delgado Oliva y otros muchos justicieros que andan por esta Tierra de tod@s.
Muy bonita historia y mas que eso lindo homenaje…
Excelente Julito. Se lo merecia. No fui estudiante de su clase pero la aureola de Bulte se extendió desde San Antonio a Maisi. Como tutor de mi tesis fue inmejorable, no solo profesionalmente sino humanamente cuando como dices le costaba subir escaleras y respirar entre oraciones. Desgraciadamente sus valores son rara avis, fue una especie única, endémica e irrepetible en este mundo.
Excelente Julito. Tu padre era un grande. Todos los recordamos con mucho cariño. Su pérdida fue una tragedia para todos. Soy Gracias pues si tuve esa gran oportunidad de deleitarme con sus conferencias y después por partida doble en las clases mixta como se le llamaban en aquella época. Sus conferencias eran fáciles de digerir , el las hacía basadas casi todas en anécdotas , eran sencillamente geniales. Alguna que otra vez tuve la osadía de picarle un cigarrillo y de hecho lo compartíamos en una pequeña charla en cualquier rincón de la facultad. Bulté siempre vivirá en nuestros corazones. Saludos.
Bella crónica y justo homenaje. Cómo me hubiera gustado conocer al profe Bulté, a quien admiraba en la distancia. Jesús
Si el el Dempsey cubano tuvo a Lazaro Peña, yo y muchos otros los tenemos a él. No sé si es adecuado añadir a su biografía el haber dedicado parte de su precioso tiempo y precaria salud a “conspirar” contra el mal y la justicia alertando a sus estudiantes de los “peligros” que corrian en sus peleas contra los molinos de viento. Gracias Julito por compartir tantas cosas que no conocíamos y que refuerzan nuestra imagen del profe Bulté.
Muy lindo escrito y homenaje a uno de los hombres mas carismáticos, brillantes e inteligentes que he conocido, fue mi profesor de Historia Gral del Estado y el Derecho y de Derecho Romano, en los años 1988-93, todo un privilegio ser su alumna al igual que de Delio Carreras otra eminencia.El era el Decano pero luego al final del 93 cuando la graduación ya no lo era sin embargo todos empezamos a gritar su nombre para que el nos diera su despedida con sus palabras tan únicas que nos alentaba a ser buenos profesionales y nos llenaba de esperanzas.
Lamentablemente nos tocaron otros tiempos menos románticos y mas prácticos, y a pesar de las diferencias políticas que nos separan de el y de su generación, hay que reconocer su talento y su excepcionalidad.Que en paz descanse el profesor y hombre de bien, porque en nuestra memoria y mejores recuerdos siempre estará.
Fue el quien m enseño a amar el derecho como lo hago. Hice mía su frase célebre d q existen trees ramas d al ciencia q son imprescindibles para la existencia de la humanidad: el magisterio porq siempre habrá quien necesite aprender y quien enseñe, la medicina porq siempre habrán enfermos y quien debe curarlos y el derecho porq toda sociedad para q perdure necesita d leyes q la rijan.
Maravilloso; tuve el privilegio decser su alumno y le estoy muy agradecido por los conocimientos adquiridos en mis años en la Facultad de Derecho.
Descance en paz Profe!!
Ay July, y tu eres como él: un hombre bueno. tu hermana Ode
Que palabras tan hermosas y cargadas de emoción. Tu padre fue un gran hombre y un excelentísimo maestro. Entre tantos recuerdos de sus clases, de esas ” clases inflamadas de una oratoria perdida en la primera mitad del siglo XX”, su manera tan singulular y respetuosa de hablar de las mujeres ” son la sal de la vida” nos decía, y como no entender el contraste si tu mamá es pura dulzura.
Creo que nadie describira con mejores palabras al profe Bulte. …descanse en paz maestro.
Sin comentarios, Julito, Bulté fue tu padre biológico, pero creo q tienes muchos hermanos más, creo q todas las generaciones de estudiantes de derecho q pasaron por la querida UH, vieron a tu padre como suyo, siempre presto y dispuesto a darte una mano, una opinión, un consejo, su apoyo. Gracias por compartir su legado, gracias por ser tan especial como lo fue tu padre, orgullo de las leyes de nuestro país, donde quiera que estés Dr. Julio Dempsey Fernández Bulté, que la gloria este con ud.
Un profesor imprescindible para muchas generaciones de juristas cubanos. Nunca olvidaremos sus enseñanzas que son referencia casi obligada al hablar de Derecho en Cuba
Gracias por compartir estas memorias. Fue genial e inolvidable. Recuerdo lo de la graduacion del 93, fue Glenda Murillo quien desde el publico del Teatro Nacional pidio que nos despidiera la misma persona que nos habia recibido 5 años antes aunque ya no fuese decano.
lindas y emotivas palabras. Yo lo veia cuando iba a la TV pero me encantaba por ese verbo encendido que tenia.
Bulle gran profe..gran hombre…sencillo ameno. Disfruté sus libros porq eran amenos e instructivos. Se le recordará por siempre…habrá un espacio muy selecto para el en el cielo
Simplemente brillante esta crónica a Bulté , fue escrita con el corazón, es una fotografía de la vida de un hombre que sigue presente.Gracias.
Gracias, Julito. Tu padre fue, no solo el jurista más grande del último medio siglo cubano, y un auténtico maestro de generaciones, sino (más importante aún) un hombre comido del ansia de hacer bien, para usar las palabras de Martí. Que haya sido además mi tutor y maestro de Filosofía del Derecho es un privilegio y un acicate para seguir en la misma trinchera que él, que es la tuya también, con los pobres de la tierra. Un abrazo
Es verdad Julio que tu papá era mostro. Está en el #1 de mi hit parade de profes. Lo recuerdo con mucho cariño. Gracias por tu artículo que me trajo buenos recuerdos. Saludos.
¡Excelente homenaje a tu padre y a uno de los mejores profes que he tenido en mi vida! Sus enseñanzas son recurrentes para mí, aún en la actualidad. ¡Inolvidable!
Para mi maestro de maestros, sus enseñanzas aun perduran y perduraran por siempre , ejemplo de sencillez, sabiduría, modestía, humildad e inteligencia.
Hola Julito: Ante todo te envío un gran abrazo y felicitaciones por el artículo sobre tu papá. No se si me recuerdas pero te conocí desde niño y tuve el honor de ser alumno y después trabajar en la facultad de derecho por mas de 10 años con Bulté del 83 al 96. De alguna forma a mi también me adoptó tu papá, creyó en mi y eso no lo olvidaré jamás. No creo que en este espacio quepa todo mi agradecimiento. Compartí tu artículo en mi página de Facebook y decenas y decenas de abogados de todas partes del mundo expresaron su admiración y respeto, palabras maravillosas que si puedes me gustaría que leyeras. Hace 20 años trabajo en México como profesor de derecho y te puedo asegurar que no hay una sola conferencia que imparta, que no trate de imitar a tu papá, siempre fue mi inspiración. Ojalá nos podamos comunicar personalmente, te paso mi correo. (corominas69@hotmail.com). En un mes voy por allá y me encantaría poder saludarte. Un gran abrazo a toda tu familia y en especial para ti.
Félix Corominas
Nadie como su hijo podría escribir un artículo así lleno de detalles, pero muchos pudieran escribir sobre su bondad, profesionalidad y amor al prójimo. Fui su alummna y lo recuerdo con mucho cariño, disfruté mucho sus clases.
Mira que yo ví programas de Escriba y Lea. Pero hubo uno en especial que me marcó y fue cuando hablaron sobre las COntituciones de GGuáimaro o Jimaguayú, no recuerdo, lo que si tengo vivo es el recuerdo de que fué Bulté que acertó. Y cuando le toco hacer la explicación fue sencillamente algo genial. Que pasión en sus palabras y no hablo de algo forzado, fueron una pasión real sus palabras sobre ese hecho histórico. Nunca olvidaré esa clase de historia. Días después comentábamos un grupo de amigos alrededor de una caldoza y una mesa de dominó sobre los programas televisivos; yo compartí mis impresiones sobre ese Esciba y Lea y uno de mis amigos, que en ese momento estudiaba derecho en la UH me dijo: Man!!!! deja eso, sus clases allá en la UH son épicas!! siempre llenas las aulas y todos en transe oyendo las conferencias del profe Bulté, incluso en algunas ocaciones llegué a ver estudiantes de otras carreras presentes en sus clases. Me hubiera gustado disfrtutar de alguna de sus conferecnias. Enhorabuena este trabajo, gracias!!
una sola vez lo vi en persona, en el tribunal de tesis de mi hermano Ahmed, me parecio gigante, señorial, sabio. Por mi hermano, quien lo idolatra, he escuchado sus anécdotas, luego, al leer a su hijo, no puedo menos que aceptar que el talento y la grandeza también se heredan. Le falto mencionar al autor la infinidad de maltratos que tuvo que soportar, por otros que no le llegaban a las rodillas ni tenían sus pelotas, tal vez muchos no sepan que al final, hasta pretendieron impedirle entrar a su amada universidad.
Que puedo decir profe “bultico” como cariñosamente te llamabamos a ti en honor a tu padre….que puedo decir sino que las conferencias que nos dio ese gran jurista que fue Bulté fueron las mejores de los 5 años de la Universidad y mis mejores carcajadas fueron con sus cuentos en esas majestuosas clases…
Genial artículo Juli, llevas en la sangre la prosa ardiente y el espíritu revolucionario de tu papá. Gran homenaje!
Hay personas que nos dejan huella para siempre, eso hiciste tú profesor, enseñarnos a pensar, mostrarnos el camino del razonamiento, con humor cargado de inteligencia.
Me alegra enormemente compartir nuestra fecha de cumpleaños y tu legado está en mi filosofía de vida. Un abrazo donde quieras que estés.
Excelente artículo.
bellísimo artículo. él también fue mi profe en los cinco años de la carrera de derecho. lo que más recuerdo era su singularidad, su cubanía, la manera de enseñarnos viviendo la historia, sin dogmatismos, con frescura, originalidad, simpatía. recuerdo su voz masculina y acústica en el teatro de la facultad. todos los recuerdos que tengo son agradables. nunca lo olvidaremos.un abrazo.claudia, de la graduación del 2000.
Muy hermoso Julio, amor y admiración brotan con facilidad, porque brotan del corazón de un buen hijo, además del talento. Él lo merece. Tuve el privilegio de tenerle como amigo, de que me prologara dos de mis Libros, y de compartir el estrado de la batalla de ideas: Tribuna abierta y Mesa redonda. Fué y seguirá siendo único, inigualable, inolvidable e irrepetible. Un abrazo. Dávalos
Hermoso artículo! Este profesor ha dejado huellas en mi formación como jurista, mis respetos para el y para el autor de este articulo, su hijo, hombre excepcional! Ambos han dejado huellas en cada estudiante de la UH. Muchas gracias por este artículo. Los recuerdo con mucho cariño y a la vez con nostalgia, saludos
A Julito Fernández Bulte lo recuerdo presente en varios momentos de mi vida,sobresale aquel en que nos cantó la Marsellesa en plena clase de Historia General…proverbial y entusiasta,culto y cubano reyoyo,su muerte dejó atrás una generación de buenos y valientes juristas que como tú Julito Fernandez Estrada siempre dijeron lo que pensaban, enhorabuena.
Compadre yo no conocí a tu padre, ni estudié derecho, soy un simple lector de oncuba que había disfrutado de otros de tus artículos.
Leyendo este me emocioné mucho, con lo que narras de tu padre, y con la forma en que hablas (aquí y en otros artículos) siento que él supo inculcarte sus principios.
Muchas gracias.
Gracias Coñoño por este emotivo artículo sobre la vida de tu gran padre.
Guardo imperecederos recuerdos de él, de América, de Juliet y de ti.
Un abrazo
Lázaro
Mi querido amigo Julito, no puede ser de otra manera, hijo de un admirable hombre y buen padre, una madre única y maravillosa, tú eres el reflejo vivo de ellos con las mismas virtudes que te hacen ser un gran hombre!!!
No sabia que “el profesor Bulte” habia fallecido. Fui su alumno de teoria del estado y del derecho y oratoria forense; me dijo que yo podria llegar lejos en la abogacia; siempre se acordo de mi nombre sin yo tener mucha relacion con el-ni siquiera lo veia con frequencia; fue uno de los tres jueces en mi prueba estatal de derecho penal junto con Rene Quiros (no me acuerdo del otro juez). Siempre pensaba en el como un inconforme con el gobierno de Fidel Castro, en una ocasion insinuo en una clase que el(Bulte) queria ser presidente de la republica de Cuba. Eso me hizo pensar sobre el como un fuera de clase, valiente, inteligente y capaz. Mis respetos para ti como su hijo, me saludas a Odette (coincidimos en la facultad). Lazaro Miranda.
Soy lector de varias publicaciones electrónicas. OnCuba es una de mis favoritas. No acostumbro a comentar, pero en este caso no puedo dejar de hacerlo. El profesor Bulte se convirtió en un paradigma a imitar por muchos de mi generación. Fue mi profesor en UH, le admiré como uno de los intelectuales más brillantes de Cuba y también por ser esa mescla de “hombre y amigo”. Siempre al lado de los más necesitados, lo sigo viendo tomando partido por los alumnos en la Facultad de Derecho y enfrentando a sus colegas del claustro de profesores, con valentía, naturalidad y rebeldía revolucionaria. Tuve la suerte de conversar con él en varias ocasiones y de expresarle mi admiración. Lo visite en su hogar, en el hospital y acompañe calladamente, sin que nadie me lo pidiera, cuando su familia y en especial, tú Julito, regaron sus cenizas en la Universidad de la Habana. Solo una anécdota: Teníamos una actividad donde el seria el orador principal, yo debía asistir, compartíamos el mismo transporte y conversamos sobre el tema de su conferencia, le exprese algunas ideas y criterios personales que tenia sobre el asunto y de pronto se me queda mirando y me pide que le repita todo lo antes dicho. Para mi sorpresa me dijo, mira, sobre lo que tú dices yo no tenía ni la más remota idea (yo lo dudo) y me sirve de mucho. Esa fue una lección de humildad y sabiduría que jamás olvidare mientras viva. Mi profe Bulte, me hizo quizás, el mejor reconocimiento de mi vida, pues venia de una de las personas más erudita que he conocido.
Tremendo el profe Bulté. Tuve el placer de recibir algunas conferencias suyas en el ocaso de su vida, y aquello era tremendo. Los jóvenes estudiantes le pedían hasta autógrafos como si fuese una estrella del espectáculo o del deporte, y era sin embargo mucho más. Todo un erudito. Sin dudas, junto con Delio Carreras, íconos de LEX y de toda la UH. Todavía suelo contar con orgullo que fui alumno de Bulté, porque siempre me responden con la misma reacción de respeto y admiración por ese grandísimo. Participé en las guardias de honor que los estudiantes le hicimos durante su último adiós en el aula magna. Nos abandonó temprano. Tenía mucho que dar todavía.
Que bonito relato Julito!, es la reseña que todos quisieramos hacer de nuestros padres! Quiero que sepas que en Muchos aspectos tu papa fue mi padre tambien! He librado muchas batallas recordando sus enseñanzas! Creo que muchisimos de nosotros veiamos en el esa figura paterna, ese mentor que tanto necesitamos en la juventud, lo cual te hace, a ti y a Odette, parte de nuestra familia! Quiero que sepas que uno de mis mas grandes honores en la vida es ir por el mundo gritando que mi Tesis fue en Filosofia del Derecho y que mi tutor fue Julio Demsey Fernandez Bulte!
Hermoso y merecido para el profe, seguro. Tremenda crónica.
Maravilloso artículo Julio Antonio, digno de tu padre y de tí. Especiales me resultan los comentarios de mis profes Rodolfo Dávalos y Féliz Corominas, a quienes me unen fuertes lazos de afecto y respeto. Igualmente me parece esencial el comentario de Darsi, que suscribo 100% y que me tomé el atrevimiento de citar en Segunda Cita, el blog de Silvio Rodríguez, donde se ejerce el derecho a pensar y hablar sin hipocresía y que recomiendo especialmente; y de forma particular, por tener comentarios relacionados con Julio Antonio Fernández Estrada y con Julio Fernandez Bulté, la entrada siguiente:
http://segundacita.blogspot.com/2016/10/la-verdad-sobre-la-politica-de-estados.html#comment-form
Editando el anterior
Maravilloso artículo Julio Antonio, digno de tu padre y de tí. Especiales me resultan los comentarios de mis profes Rodolfo Dávalos y Félix Corominas, a quienes me unen fuertes lazos de afecto y respeto. Igualmente me parece esencial el comentario de Darsi, que suscribo 100% y que me tomé el atrevimiento de citar en Segunda Cita, el blog de Silvio Rodríguez, donde se ejerce el derecho a pensar y hablar sin hipocresía y que recomiendo especialmente; y de forma particular, por tener comentarios relacionados con Julio Antonio Fernández Estrada y con Julio Fernandez Bulté, la entrada siguiente:
http://segundacita.blogspot.com/2016/10/la-verdad-sobre-la-politica-de-estados.html#comment-form
Editando el anterior, es Félix Corominas. Word hizo de las suyas…
Dempsey puede seguir estando muy orgulloso de ti como lo estuvo en vida. Recibe un abrazo de alguien a quien viste apenas una o dos veces pero escucho hablar de ti en innumeras ocasiones por boca de un padre feliz.
JAB
Yo se como se siente hermanito. Por eso nunca pude darte el pesame, porque Julio tambien era mi pad
¡Hermoso y sentido¡
Gran hombre, yo estudiaba por el dirigido y pedía permiso en mi trabajo para ir a sus conferencias, las mejores que he escuchado, y sin serlo puedo decir que fue el mejor profesor que nunca tuve, fue un verdadero MAESTRO, descanse en paz profe.
Excelente MAESTRO, me alegra poder estas palabras de hijo a padre.
El “ladrillo” se le decía -creo que aun se le dice- al libro de texto “HIstoria General del Estado y el Derecho”, cuya edición era de color rojo cuadradito como un ladrillo, no comprendía muy bien su texto hasta que asistí a una conferencia de tres horas del maestro Julio Fernández Bulté despues del almuerzo -horario en el que habitualmente me dormía en clases- y no pegué ni un ojo, de hecho me quedé con deseos de mas, así de encantadoras eran sus clases. Hoy conservo una edición mas actual del “ladrillo” y no me canso de repasarlo.
GRACIAS Dempsey por el legado que nos dejaste.
No tuve el privilegio de conocer físicamente a Dempsey, o como simplemente le llamaban sus alumnos (al profe Bulté) porque “llegué un poco tarde” a sus clases, ingresé a la Facultad de Derecho en el año 2010 cuando el profe ya no estaba fisicamente en las aulas, digo físicamente porque soy de lo que cree que la vida no la determina un cuerpo, sino el legado y la vigencia de un pensamiento, ése es el caso de Julio Fernández Bulté, el intelectual que te habla desde un libro y del que puedes inmaginar hasta sus gestos mientras explica un contenido, al profesor al que tantos discípulos diariamente toman como referencia para graficar virud y profesionalidad o simplemente al hombre humano que sembró en sus hijos la modestia y la ternura sufuciente para que nosotros leamos hoy un artículo, que más que una biografía es el reflejo de su vida. Gracias Julito por acercarnos a tu padre como lo haz hecho. Un abrazo.
Nunca olvidaré a nuestro MAESTRO, gracias a él me sentí como nunca antes el primer día de clases en la facultad, lunes 5 de septiembre de 1994, llegamos tarde porque el M1 se rompió saliendo de Alamar, fueron dos horas de largo viaje hasta G y 25 y luego caminar a la UH, llegar sudados, ya el cerelac del desayuno estaba muy lejos y empezaba a sentir hambre, cuando me senté en aquel anfiteatro y escuché hablar a aquel hombre lo primero que pensé fue: valió la pena llegar aquí, estoy en el lugar donde siempre soñé estar. No sentí más hambre ni más cansancio, todo era perfectamente soportable. Estoy seguro que muchos tuvimos esa misma sensación. En tantas veces que conversamos después nunca le hice esta anécdota. Gracias Juli por este artículo.
Que gran orgullo Julito debes tener! tu padre fue un hombre como pocos, un revolucionario que vivió honestamente toda su vida, un maestro inolvidable, siempre pendiente de todos y ayudando a todos a su alrrededor, trabajadores, empleados de la Universidad, estudiantes, maestros…un ejemplo a seguir por las generaciones que tuvimos el privilegio de conocerlo y que fuera nuestro maestro. Nunca olvidaré cuando me ofreció su casa porque descubrió que dormía en nuestra amada Facultad de Derecho….ni cuando nos ofreció ayudarnos a estudiar en su casa a los alumnos menos aventajados….siempre ofreciendo todo sin pedir nada a cambio. Siempre vivirá en nosotros y tenemos que ser dignos y fieles a su legado para honrarlo toda nuestra vida y la de nuestros hijos, nietos….Un gran abrazo con mucho cariño para ti y toda la familia Bulté. También a todos mis compañeros de la Generación 94-99 de Derecho, especialmente Ariel Fleitas, Denny Chavez, Orlando Díaz, etc…
Julito, ayer puse un comentario en esta pagina y no me lo procesaron, quizas fui demasiado franco. Tratando de recuperar lo que decia. Decia que no queda nada por decir pq has dicho todo sobre tu padre, quien lo vivio de cerca, lo escucho, lo atendió, lo entendió, buscó sus clases y nunca falto a una, recibio su ayuda como estudiante y como colega sabe muy bien que era asi, yo recibi personalmente su ayuda en dos ocasiones, una fue para que no me j…eringaran el tercer año pq no me gustaba el idioma ruso y sacaba malas notas … él y otra compañera me ayudaron en ello. Tu padre dejo una huella inborrable donde quiera que estuvo. Todavia recuerdo en las primeras conferencias que me dio en primer año, su geniales cuentos, como el de la intervencion del hotel st jonhs t el trago de whisky, o el del atterizaje forzoso de la avioneta en un cañaveral, todavia me acuerdo de la risotada en el afiteatrto de nuestrq querida facultad; años despues lo via en la UH y en otros contextos y seimepre se acordadbna de uno, con nombre y todo, fue genial. Es bueno que hayas escrito sobre tu padre. Tienes el valor de escribir esto y muchas cosasa más con el mismo espíritu de tu padre, para que recuerden bien cual es tu estirpe, un abrazo colega,
Gracias al autor. Es un gigantesco orgullo para todos los cubanos que hayamos tenido entre nosotros al profe Bulté. De hombres como él viene lo mejor de este pueblo.
Excelente retrato de tu padre, pero quizás como eras niño no te enteraste cómo su honestidad y decir lo que pensaba, le costó castigos ideológicos y represiones laborales. Esa es una etapa que está por escribir de lo que le pasó a Julio Fernández Bulté. Yo que viví en el mismo edificio de él, en Santos Suarez supe de esa etapa. Tu mama te puede contar.
Realmente es un gusto tener a hombres de la talla del profe Bulte en nuestra facultad de derecho, no lo pude conocer nunca pero si he estudiado su obra y denota un hombre de sacrificio y abnegación por la labor de enseñar el derecho en Cuba, ademas de ser un eterno amante de los estudiantes con quienes siempre daba lo mejor de si. Gracias por escribir este articulo de tu padre.
Julio (hijo), fui alumno de tú padre y del mismo año de Odette. Hermoso lo que escribes de ese inolvidable maestro y humanista. Por ser como era se gonó el cariño eterno de muchos que lo extrañamos en estos tiempos complejos. Pienso que el gran profesor y hombre que fue Bulté merece y lo necesitan las nuevas generaciones un libro de su vida y legado. Personas como él, en total extinción, deben conocerse más, como constancia de que existieron y sirvan de semilla. Muchos cariños para Odette y un fuerte saludo para ti.
Hermoso artículo. Yo fui una alumna que tuve el privilegio de convivir en la facultad de Derecho cuando Bulte y Bultico daban clases. Profesor Bultico, y disculpe que lo llame asi, pero es de mucho cariño, su padre era un profesor genial, y el mejor legado que me dejó personalmente fue a usted, porque las mejores conferencias de mi carrera y las mejores enseñanzas fue de estos dos grandes hombres. Cuentan ambos con mi admiración y me alegra mucho haber leído su artículo, porque a pesar de estar lejos de mi país, me transporto a mi adorada Cuba y a mi entrañable Facultad de Derecho.
Bello comentario y lindo honor del hijo a su padre,a su Dempsey.Todos los que lo conocimos y alumnos fuimos de él testimonio cierto podemos decir que encierran cada palabra de su hijo en homenaje a su héroe su ídolo a quien buen legado dejó en excelente educación y sentimientos