En realidad no sabía qué significaba todo aquello. El uniforme, la boina, el farol, que a él le pareció tan grande como el mismo sol. Ella, en cambio, era la misma hermana de siempre, pero ahora bajo una indumentaria muy distinta a las ropas de domingo para ir a la iglesia.
Los días anteriores a esta imagen habían sido de guerra casi total en la casa. Ella empeñada en irse a enseñar a leer y a escribir, no sabía a quién ni sabía dónde, mientras que su madre intentaba demostrar cuánto trabajo pasaría y el padre recitaba una y otra vez los peligros tremendos de aquel mundo distinto y lejano.
Luego él la vio regresar. Era la misma pero más flaca, con muchos collares de semillas raras que le colgaban del cuello donde también continuaba enredada la cadena, con su crucifijo y la Virgen de la Caridad. Venía con una libreta gruesa llena de palabras de agradecimiento y cariño, escritas en letras grandes. Venía con los mismos ojos, con otra luz.
Ni la hermana ni él comprendieron lo que había pasado ese año. No supieron ambos, sino hasta mucho después, el significado trascendental de aquellos meses de separación, ni la verdadera grandeza de aquellas letras, ni el tremendo reto que fue vencer al analfabetismo.
Tampoco supieron entonces cuán innovador había sido, no la idea de enseñar a leer a más de un millón de personas en apenas un año, sino la forma de conseguirlo, con el apoyo masivo de miles de cubanos, jóvenes o no tanto, de clase media o baja. Menos aún se dieron cuenta de que habían sido testigos y protagonistas del hecho cultural más importante de Cuba y de América Latina en muchos años.
El conocimiento es como la luz, ocupa y llena todo los lugares y los hace más grandes. Saber leer se convierte en querer leer y después en querer seguir aprendiendo. Hoy es, además, un derecho. Aquel esfuerzo devino también en ventaja competitiva del país de hoy, muy fácil de decir ahora, muy difícil de imaginar en aquel momento.
A diferencia de la luz, el conocimiento necesita de acciones concretas de los seres humanos y de los gobiernos de los países para llegar a todos. Para nosotros los cubanos, a partir de inicios de los sesenta, el conocimiento se hizo tan natural como la luz. No nos preguntamos nunca de dónde vino, apenas nos damos cuenta de cuánto bienestar nos provee. Muchos, especialmente los que no tuvieron la suerte de asistir a aquella epopeya, lo entienden casi como una herencia “genética”.
Para finales de los años 50 del siglo pasado, sin embargo, la escolaridad promedio en Cuba no rebasaba el tercer grado. En la década de 1980 era ya de nueve grados y hoy en el 2015, sobrepasa los 10 grados.
Los economistas casi siempre tenemos la atrofia profesional de querer cuantificarlo todo. Incluso se han diseñado modelos econométricos que “casi” logran medir el impacto de la educación en el PIB, para poner en su justo sitio este factor de la producción. Pero lo que no logramos, ni los economistas, ni los sociólogos, ni cualquier otro profesional, es medir el impacto que tiene sobre la felicidad de un individuo saber leer. Alfabetizar a tantos centenares de miles de personas no fue una “política” para hacer crecer el PIB, sino un acto para hacer crecer a los individuos.
Lograr que la educación sea “tan natural” como la luz del sol, cuesta. A mediados de los cincuenta del siglo pasado el gasto anual per cápita del gobierno en educación apenas alcanzaba los 11 pesos, mientras que en los ochenta alcanzó los 164 y ahora anda por los más de 700 pesos.
A la idea muy revolucionaria de aquellos tiempos de que no existiera un cubano sin saber leer y escribir, para que fueran mejores personas, para que se sintieran prósperos y no miserables, le siguieron otras muchas que hicieron del conocimiento un recurso económico.
El reto más grande hoy, que ya el acceso al conocimiento es un derecho, está, a mi juicio, en hacer que la ventaja competitiva de tener una población altamente instruida se convierta en realidad. Radica en convertir ese conocimiento en una fuerza productiva efectiva; en lograr que sus poseedores, que son todos los cubanos, puedan sacarle todo el provecho posible, primero para el bien común y luego para beneficio propio.
El conocimiento cuesta, aunque todos accedemos a él en Cuba sin pagar nada de forma directa (lo hacemos, sí, de forma indirecta). Y para justipreciar su valor habría que enfocarlo también en construir valores acordes a la idea de prosperidad reinante.
Es difícil, porque el conocimiento es un ser vivo, que necesita “ser alimentado”. Mientras más conocimiento hay, más y mejor es el alimento que necesita.
A inicios de los años 60 del siglo XX necesitábamos muchos maestros de primaria (formados a galope en las escuelas Makarenko). Luego necesitamos muchos de secundaria y preuniversitario, y más tarde muchos profesores universitarios, a medida que aquellos niños llegaron a las universidades, multiplicadas por más de veinte en muy pocos años. La crisis de los 90 nos ha golpeado muy duro.
Hoy los países que tienen altos niveles de graduados universitarios y científicos por habitante, gastan una proporción significativa de su presupuesto en Investigación y Desarrollo. En algunos casos alcanza entre el 2,5 y el 3,5 por ciento de su presupuesto, mientras Cuba con una escolaridad parecida (medida en años promedio) solo puede invertir alrededor del 0,5 por ciento de su presupuesto.
Nos tomó dos décadas pasar de una escolaridad de poco más de dos grados a otra de nueve grados, pero el esfuerzo para subir dos grados más de escolaridad nos ha tomado casi otras dos décadas. Es así el esfuerzo.
La dotación de conocimiento que tenemos hoy, nuestra tan mencionada ventaja competitiva, es también uno de los mayores retos que tiene el modelo cubano, pues si alimentar el conocimiento cuesta –y mucho–, más cuesta conservarlo y reproducirlo.
Aquella meta grande –quizás inalcanzable para algunos– de alfabetizar a centenares de miles de cubanos en un tiempo récord, se transformó en esta otra meta –también grande, también inalcanzable para los escépticos– que es hacer que ese conocimiento se transforme en una fuerza productiva decisiva para la economía de nuestro país.
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Subió los escalones del hospital donde siempre había trabajado. Delante del cuadro vio al niño llorando porque no lo dejaban poner su nombre en el libro. Tendría la misma edad de los nietos de su hermana, no más de 5 años. Le explicaron una y otra vez que era para los mayores, pero el niño, que aún estaba muy lejos de entender la trascendencia del momento, quería poner su nombre y demostrar que el también, como su mamá, sabía leer y escribir.
Bueno. Muy bueno.
Genial profesor… ud siempre le da en el clavo.
Salu2
Exelente
Para mi, liberal y no apegado al conservadurismo, resulta extrano como una persona instruida es capaz de tener tan pobre espiritu critico y cientifico al enfocar uno de los principales hitos en el descalabro nacional, uno de los pilares del populismo fidelista. La campana de Alfabetizacion es uno de los Fraudes Fundacionales en los que se asienta la lamada “Revolucion Socialista ” Como una persona con sentido comun puede afirmar que se resuelve la alfabetizacion en un pais en una campana de siete meses llevada a cabo con ninos ?? Cuales fueron los resultados concretos ??Que hicieron los “iletrados milagrosamente ” vueltos letrados ?? como les cambio la vida ?? Como los medicos a granel, como los ingenieros a granel, periodistas ,economistas…..como toda la gran farsa que lo unico que ha producido son profesionales de pacotilla y miseria, todo sazonado con un espiritu culturoso que nos hace seres disfuncionales llegados al Mundo Real ?? Un pais economicamente arruinado y millones de seres desinformados que no tienen los minimos derechos/ Para que saber leer,Dr .???? Separacion familiar,dr…el antecedente a las “becas en la Habana ” y la ‘ Escuela al Campo ” esos son los logros ?? Ese es el Legado ?? Ese es el pais que nos lego la Revolucion ?? Eso no fue un fenomeno cultural,fue social, la destruccion de la ” vieja familia ” para sustituirla por el “Estado Papa” solo eso!! No estaban mal encaminados los cura y la suppression de la patria Potestad, verdad Dr. ??
Que clase de burr….o es usted Darío, jamás he escrito a este foro pero lo leo bastante, y usted, usted es de los muhcos o pocos, como le guste más, que todo lo que habla es cáscara, además de muy absolutista. Quisiera conocerlo y verlo, concocer de lo que es capaz usted, que de verdad, no creo que de usted se pueda esperar mucho, al menos cosas positivas, … y disculpe la molestia Don Perfecto.
Vladimir, ataca al mensaje y no al mensajero. Eso se llama aprender a discutir en la diversidad.
yo hubiera excluido a jose dario sanchez de la Campaña de Alfabetización… el mundo estaría mejor si él no supiera leer y escribir, y como a él no le importa…
Aceite : usted se sorprenderia la cantidad de gente que sabia leer y escribir en CUba y de ir al medico !! Que ustedes ,los hombres nuevos e instruidos por la revolucion, se traguen las “guayabas revolucionarias” lo entiendo…pero que un Profesor, Academico, escriba estas cosas, vaya !! Ni el Dr. Cuevas !!!
Nos enseñaron a leer y despúes nos obligaron a leer los que les convenía para condicionar nuestras mentes. Nos enseñaron a escribir, pero despúes no se podía escribir lo que queríamos o sentíamos, sino lo que les convenía. Eso no es alfabetizar, sino manipular la voluntad de las personas. Hace falta una campaña para alfabetizar politicamente al pueblo cubano en el conocimiento de sus derechos. Hace falta alfabetizar a los gobernantes y agentes de los organos de represión en la aceptación de la diversidad de pensamiento.
Ejemplos sobran muchos, pero uno que viene muy al caso es el de Omar Everleny Pérez, investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) y compañero de trabajo de Juan Triana Cordoví, quíen por expresar su punto de vista lo expulsaron de su centro de trabajo y lo pusieron en la lista de los proscriptos, digame profesor si ¿Everleny dijo algo que fuera mentira?. No coquetee con los medios alternativos haciéndose el polémico que sobre todo el tenga un criterio crítico cuelga la espada de Democles, esa es la realidad de la libertad cubana.
Hasta los economistas de Oncuba “escriben bonito”. Creo que en el espiritu del articulo la idea principal es que ya el pueblo cubano hay llegado a una edad adulta. Que ya no somo niños ni analfabetos, por lo que nos merecemos la independencia de una persona adulta. En una Rusia donde el 90% de la poblacion era analfabeta, tenia cierta lógica que un partido de personas ilustradas fueran “la vanguardia de los trabajadores”, pero una vez superada esta situacion, ya no es necesario. El daño antrópologico mas grande que se ha cometido en nuestra nación es precisamente ese; Haber convertido a hombres y mujeres adultos en niños y niñas dependientes de un padre estatal autoritario y como consecuencia, una mentalidad infantil en gran parte de la población.
Argos si, Triana suele dar mucho en el clavo, el problema es que el clavo ni se mueve por mucho que le de.
a este articulo le doy 0 credito… me parece como otros del Dr. Triana… que los tenia engavetados… hechos en su momento para un publico que no tenia internet… que no podia responder desde “afuera”… que no tenia acceso a estadisticas… y ahora cuando los saca resulta que parece un fosil precambrico… pregunto… puede hacer uno nuevo con las comparaciones de los indicadores que menciona por decadas con los demas paises de america latina y del mundo… mas interesante aun… pudiera hacer un analisis de los gastos en educacion desde la epoca de la colonia… incluyendo un analisis cualitativo de como fue la misma desde que fray Bartolome de las Casas evangelizaba indiesitos… comparativo el analisis claro… seria interesante… siempre he pensado que si algo ha habido en Cuba es un nivel educacional superior a muchisimos paises del mundo… y que lo que hizo la Revolucion fue… primero servirse de esa tradicion e infraestructura… y luego… destruirla… hasta nuestros dias…
El tal Jose Dario es ignorante y reaccionario hasta la médula. Y el señor Tony o Jotabic no se quedan atrás. Resulta evidente que hay posiciones políticas irreconciables.
Tony : en serio, como haces para que te publiquen los comentarios en La Joven….??
Hola Jose Dario. No entiendo bien que quieres decir con “en La Joven …….??”
Leo, el problema no es tanto que existan posiciones políticas irreconciliables, sino que existan personas que no quieran ninguna Reconciliación Política.
Darío: parafraseándolo, usted se sorprendería (de) la cantidad de gente que NO sabía leer y escribir en Cuba y (no podía) ir al médico !!
Cuándo vistes a niños morir en Cuba de parásitos? Nunca, verdad? Antes, Darío, sí habían… dónde vivían tus abuelos, en la Habana?
Finalmente, y esto refleja las nuevas éticas, o sus ausencias, del nuevo Seudoperiodismo Independiente, NO RESULTA ETICO aprovecharse de los beneficios de administrar un sitio para inflingir sus principios de privacidad y anonimidad de los comentarios. No es la primera vez que veo muestras de falta de ética en los medios no estatales.