El coronavirus ha transformado los hogares para ancianos en Florida en fortalezas estrechamente vigiladas. Desde marzo están prohibidas las visitas de familiares, se aísla a los residentes en alas especiales y el personal debe someterse a tests cada dos semanas, pero la explosión del contagio en el estado demuestra que estas medidas resultan insuficientes.
Las cifras ponen de manifiesto cómo la terrible realidad afecta a la población más vulnerable del estado. Durante las últimas tres semanas, los casos de coronavirus en las residencias para ancianos en Florida han aumentado de 2.000 a 4.800, con 2.550 muertes entre residentes y personal, el 45% del total de muertes de COVID-19 en el estado.
“Donde se ven focos de la COVID-19, nuestro nivel de ansiedad en nuestras instalaciones aumenta automáticamente. Aplicamos vigilancia extrema”, dijo Luke Neumann, vicepresidente de Palm Garden, con 14 instalaciones en el estado.
“Así es cómo se juzga en parte a las sociedades: por los cuidados que brindan a los débiles y los ancianos”, dijo Neumann.
Florida registró 173 decesos de coronavirus el jueves, un récord diario, para un total de más de 5.500. Las muertes en los asilos para ancianos también aumentan, un promedio de 40 por día la semana pasada, comparado con menos de 20 por día a mediados de junio.
Alrededor de 180 de cada 10.000 residentes en cuidados a largo plazo han muerto en Florida, tasa muy inferior a la de algunos estados del noreste durante el pico de la pandemia en marzo y abril. Nueva York registró entonces 400 por cada 10.000 y Nueva Jersey más de 1.100.
Florida ha creado instalaciones especiales para ancianos que han recibido el alta del hospital pero siguen dando positivo para el virus. Las casi 1.400 camas en una veintena de instalaciones probablemente son insuficientes, según voceros del sector.
Los asilos con recursos escasos pueden sentir la presión para crear secciones de aislamientos, aunque no cuenten con los equipos necesarios, dijo el doctor Paul Katz, titular de la cátedra de geriatría en la Universidad Estatal de Florida.
“Cuantos más casos positivos hay en los asilos, mayor es el riesgo de propagación en la población increíblemente susceptible de los residentes”, dijo Katz.
Las instalaciones ya muestran falta de recursos para las necesidades adicionales de limpieza, equipo protector y testeo.
Jay Solomon, director del hogar “Aviva”, en Sarasota, dijo que los 500.000 dólares otorgados por el Gobierno Federal se acabarán en una semana.
El Gobierno Federal envió 14 millones de mascarillas y 13 millones de batas a los asilos, pero algunos proveedores de Florida dijeron que eran inutilizables. Otros ni siquiera las recibieron.
Associated Press/OnCuba