Para millones de personas en todo el mundo que se enfrentan a la pandemia del nuevo coronavirus, dormir no brinda ningún alivio.
Los horrores de la Covid-19 y las formas surrealistas y aterradoras en las que ha trastornado la vida cotidiana están infectando los sueños y exponiendo sensaciones de miedo, aislamiento y aflicción que trascienden la cultura, el idioma y las fronteras nacionales.
Todos, desde una profesora universitaria en Pakistán hasta un empleado de correos en Canadá o una sacerdote episcopal en Florida, enfrentan el mismo demonio. Todos se despiertan a mitad de la noche bañados en sudor.
Los expertos señalaron que en la historia de la humanidad rara vez se han experimentado “sueños colectivos” a semejante escala y, desde luego, nunca a la vez que se tiene la capacidad de expresar esas pesadillas a otros en tiempo real.
El costo psicológico es alarmante, sobre todo para los trabajadores de la salud, cuyos sueños muestran similitudes con los de veteranos de guerra y socorristas de los atentados del 11 de septiembre de 2001, explica Deirdre Barrett, profesora de Harvard que estudia que el fenómeno en el mundo y ha recolectado 6.000 sueños de 2.400 personas.
Tanta gente está compartiendo sus sueños en las redes sociales que hay una cuenta de Twitter que los reúne en una biblioteca virtual bajo el título “I Dream of Covid” (Sueño con la Covid).
“Que yo sepa, nadie tiene muestras de sueños de la pandemia de influenza de 1918, que probablemente sería lo más comparable”, comentó Barrett, que ha estudiado los sueños de sobrevivientes del 11-S y los de prisioneros de guerra británicos de la Segunda Guerra Mundial. “Ahora uno tiene el teléfono celular junto a la cama, y puede grabarlo o escribirlo. Nunca ha sido tan fácil registrar nuestros sueños”, añadió.
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Los sueños también sacan a la luz lo que más nos perturba de la pandemia. Y los temas parecen ser universales.
Aquellos en los que aparece un lugar seguro repentinamente abrumado por el virus reflejan la terrible invisibilidad del contagio, según Cathy Caruth, profesora de la Universidad de Cornell que ha estudiado el trauma psicológico durante 30 años. Los sueños provocados por la pandemia recuerdan la experiencia de los sobrevivientes de Hiroshima, que temían estar expuestos a radiaciones invisibles y las pesadillas descritas por veteranos de Vietnam.
“Parecen ser en parte sobre cosas difíciles de entender, lo que significa que cualquiera puede ser una amenaza y que uno mismo puede ser una amenaza para los demás”, comentó Caruth.
La sacerdote episcopal Mary Alice Mathison soñó que 500 personas asistieron a un funeral en su iglesia y se negaron a volver a casa. Otros sueños ponen de manifiesto que nadie sabe cómo terminará la pandemia. En esos, el soñador suele despertar sobresaltado.
En la provincia paquistaní de Punjab, una profesora de literatura soñó que era una de apenas 100 personas en el planeta que no padecían la Covid-19. La población infectada había ganado el control político y perseguía a los no infectados “para que el mundo fuera el mismo para todos”, dijo Roha Rafiq, de 28 años.
Según Barrett, muchos sueñan que está enfermos de la Covid-19 o están cubiertos de cosas que parecen representar el virus: enjambres de insectos o gusanos, brujas o saltamontes con dientes. Algunos sueñan que están en lugares públicos sin mascarilla o sin un distanciamiento social apropiado.
“El personal de salud es el que más se parece a una población traumatizada”, dijo Barrett. “Tienen pesadillas en las que reviven sus experiencias y… todas con el tema de que ‘soy responsable de salvar la vida de esta persona y no lo consigo y la persona está a punto de morir’”, señaló.
Añadió que “cuando sueñan que el enfermo es su hijo o sus padres, dicen que siempre hay un paso siguiente en el sueño cuando comprenden que… ‘yo los contagié’”.