Las personas que padecieron COVID-19 tienen al menos seis meses de inmunidad y pueden esperar para vacunarse y dar oportunidad a que otras personas en riesgo sean inmunizadas, a menos que en el lugar donde viven circule alguna de las variantes del coronavirus original, en cuyo caso no deben esperar.
Así lo recomendó hoy un grupo de expertos en inmunización que asesora a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que ofreció detalles sobre cómo debe usarse la vacuna de Janssen, la más reciente que ha recibido una autorización de uso de emergencia por parte de la Organización.
“Recomendamos como un acto de solidaridad ante la situación de escasez de vacunas esperar seis meses (para vacunarse) si una persona ha estado infectada, pero en los países donde circulan las variantes de preocupación se recomienda no esperar”, sostuvo el presidente del equipo de científicos, Alejandro Cravioto.
Las “variantes de preocupación” es como se denominan a aquellas cepas surgidas de mutaciones del SARS-CoV-2, causante de la actual pandemia de COVID-19, y que han mostrado transmitirse con mayor facilidad o, según estudios publicados en los últimos días, ser capaces de causar enfermedades más severas y hasta la muerte.
Cravioto explicó que en esos lugares quienes han tenido el COVID-19 no deben esperar más de una o dos semanas para ser vacunados si tienen la posibilidad.
Esta posición se basa en situaciones que se han observado, como la de la región de Manaos, en Brasil, donde la circulación de una variante ha causado un número considerable de reinfecciones, recordó.
El grupo de expertos indicó que en esos contextos “no hay que esperar” porque la vacuna puede estimular la inmunidad y ofrecer cierta protección frente a cualquiera de las variantes más inquietantes, que son las que fueron identificadas primero en Brasil, en el Reino Unido y en Sudáfrica.
“De otra manera las personas están expuestas de nuevo a las variantes y estarán menos protegidas ante una segunda infección”, dijo Cravioto.