Este martes, en sus últimos días de gobierno, la administración de Biden sacará a Cuba de su lista de países que patrocinan el terrorismo, según dijeron a Associated Press (AP) funcionarios relacionados con el tema a condición de anonimato.
Cuba fue incluida en esta lista el 12 de enero de 2021 durante los últimos días del primer mandato de Donald Trump.
La administración de Biden se abstuvo de revertir esta medida hasta ahora, a pesar de que grupos y actores políticos y del mundo empresarial, dentro y fuera de Estados Unidos, pidieron excluir a Cuba de la lista en distintos momentos durante los cuatro años del mandato que ahora termina.
Cerca de medio centenar de congresistas instan a Biden a sacar a Cuba de la lista terrorista
Según AP, funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca se negaron a comentar sobre el asunto.
Cuando se inaugure la administración del republicano Donald Trump dentro de pocos días y Marco Rubio se convierta en secretario de Estado, es posible que vuelva a incluirse a la isla en la lista.
Varias fuentes consultadas por OnCuba creen que esto podría ocurrir muy rápidamente, y estiman que la nueva administración podría intentar codificar esta decisión en el Congreso para hacerla permanente y mucho más difícil de revocar.
Cuba fue incluida por primera vez en la lista en 1982, durante la administración del presidente Ronald Reagan y los motivos esgrimidos entonces fueron el apoyo a movimientos armados en América Latina y África.
La administración de Barack Obama retiró a Cuba en 2015, durante el breve deshielo en las relaciones entre los dos países. Esa medida facilitó los pasos que se dieron en la mejoría de las relaciones bilaterales.
Actualmente, la inclusión en la lista SSOT (por sus siglas en inglés) que el gobierno de Cuba ha denunciado como espuria es un obstáculo fundamental no solo para las relaciones con Estados Unidos, sino también con empresas y ciudadanos de terceros países.
La designación implica la prohibición de venta de armas con ese país, un mayor control a sus exportaciones, restricciones en la ayuda exterior, mayores requisitos para los visados y diversas sanciones económicas.
Estar en la lista supone una amenaza para terceros si incurren en relaciones con un presunto Estado patrocinador del terrorismo, inhibe la inserción de Cuba en la economía global y condiciona gran parte de la crisis actual cubana.
En un informe de marzo de 2023, la organización The Washington Office on Latin America (WOLA) afirmaba que “la inclusión de Cuba en la lista va mucho más allá de aislar al ejército cubano y tachar al país de adversario. Las consecuencias más atroces se derivan del mayor riesgo asociado a cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocio, inversión y comercio que implique a Cuba y, por extensión, a los ciudadanos cubanos”.
Cambio de ruta a última hora
A mediados de diciembre último, el gobierno de Biden había decidido mantener otro año más a Cuba en la lista, tal como consta en el informe de 2023 sobre terrorismo en el mundo publicado por el Departamento de Estado.
El secretario de Estado Antony Blinken había confirmado durante una audiencia en el Congreso que no habría ningún cambio en la política hacia la isla antes de que el presidente Biden dejase la Casa Blanca el próximo 20 de enero.
Si eso sucede y Trump vuelve a incluir a Cuba en la lista, entonces la Habana lo que tiene que hacer es romper las relaciones diplomáticas con USA