El presidente Obama está por llegar a Cuba. En unas horas más se le verá en tierra cubana, grácil y quizás ufano. Miles de periodistas y fotógrafos ya están tomando sus puestos. Los funcionarios de La Habana y Washington quisieran, probablemente, cerrar los ojos y despertar cuando la tormenta haya pasado: nadie quiere imprevistos, nadie quiere errores. Pero tampoco nadie quiere perderse la explosión simbólica que trae consigo esta visita que, aún sin comenzar, ya está en curso.
Para llegar hasta aquí, muchas cosas debieron alistarse y no solo las relacionadas con la logística. Tomó algo de tiempo -desde el 17D- organizar la escena política. Hubo que darle solución completa o parcial a asuntos vitales en el reordenamiento de las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Cuba: la apertura de embajadas en ambas capitales, el desfile de varios funcionarios de la administración de Obama durante los últimos meses por La Habana, el recibimiento dado al propio Raúl Castro en Nueva York, y la concatenación de medidas ejecutivas -que suman cuatro paquetes- para flexibilizar step by step los obstáculos generados por el bloqueo contra Cuba. Todo ello intenta también servir la mesa a un Congreso republicano del que depende la derogación plena de esa política.
Desde el domingo 20 y hasta el martes 22 de marzo Obama constatará, en vivo y con menos mediaciones, a Cuba, a su gobierno desplegado in extenso, y a su pueblo, o a la parte de él con la que tendrá contactos más directos. Al alcanzar estas posibilidades, inéditas, se cierra una etapa y se inaugura otra signada por nuevas expectativas, construidas desde ambas partes, más complejas y por ello, de más difícil solución.
El politólogo cubano y profesor universitario en Estados Unidos, Arturo López-Levy, ha estado en La Habana también, de paso, y conversó con OnCuba, para interpretar algunos telones de fondo de uno de los sucesos que más interés moviliza hoy en prácticamente todo el mundo, y que aviva las inquietudes entre los cubanos de la Isla.
“La visita del presidente Obama a Cuba es histórica, pero no termina un proceso de normalización. Es importante distinguir la normalidad como destino, de la normalización como un proceso que se echó a andar sobre bases bastante sólidas el 17 de diciembre de 2014. Hay una ruptura histórica importante porque el presidente Obama viene a Cuba, no como continuidad de la relación de dominación que Estados Unidos tuvo con Cuba en el período previo a 1959.
“En ese sentido, las referencias a la visita del presidente Calvin Coolidge a Cuba en 1928 no son un buen precedente. Aquella visita se hizo en el marco de la sexta Conferencia Panamericana, y el recibimiento que se le dio al presidente Coolidge por el Secretario de Estado Orestes Ferrara invocó los beneficios y las bondades para Cuba del intervencionismo estadounidense en los asuntos internos de América Latina, y particularmente de Cuba. Al punto de hablar de la intervención norteamericana en Cuba como una bendición.
“El contexto de la visita del presidente Obama a Cuba es totalmente distinto. Se produce como culminación de un largo proceso de resistencia nacionalista cubana a los intentos norteamericanos de restablecer el orden político de subordinación que existía antes de 1959.
“Por otra parte, este no es el final de camino, sino el inicio. Habrá muchos temas de negociación que tienen que ver con la política norteamericana hacia Cuba, con la política cubana hacia Estados Unidos y con la relación de ambos a nivel global.
“Creo que es a la vez culminación de una etapa, en el sentido de que el presidente Obama ha definido una “paz de bravos”, donde se reconoce la soberanía cubana, y es ante todo un acicate, porque hay muchos temas en la agenda para resolver antes de considerar una normalidad entre Cuba y Estados Unidos; temas que son muy importantes: la Base naval de Guantánamo, que es muy sensible para la soberanía cubana; la permanencia de gran parte del embargo o bloqueo, como estructura legal que define la relación de Estados Unidos con Cuba…
Sin tocar esos temas, Cuba nunca considerará las relaciones normales, y por tanto siempre habrá una razón para uno, o un pretexto para otro, para que existan medidas de emergencia.
No obstante, eso no niega que ha habido un avance importante al lanzar un proceso de normalización, que es proceso, no destino final.
Todos le reconocen a esta visita de Obama a Cuba un valor simbólico muy abarcador. Pero, ¿hasta qué punto tiene también valores prácticos? El Presidente viene acompañado de varios miembros de su gabinete, legisladores, empresarios…
Hay elementos intangibles, simbólicos. Pero en cuanto a lo tangible, ha habido cuatro series de medidas, que desde la rama ejecutiva han desmontado bases importantes de la política de embargo, bloqueo, acoso y aislamiento. La más importante es cuando se sacó a Cuba de la lista de países terroristas, porque la imagen de Cuba cambió de ser un país visto como amenaza a ser una nación en transición. Estados Unidos estaría haciendo cosas contra sus propios valores e intereses, al mantener la misma política de las últimas cinco décadas.
Algunas de esas medidas, como la permisión del uso del dólar en las transacciones cubanas es un elemento muy tangible, y depende de medidas en consecuencia para su implementación. Por ejemplo, habría que romper con la premisa de denegación de actividades económicas con Cuba, pues las medias en torno a eso, como sanciones a bancos alemanes, franceses, incluso después del 17 de diciembre, ilustra que pueden haber cambios tangibles. Pero hay que ver cómo la Administración maneja eso políticamente. Como buen comienzo, es digno de reconocer. No se puede ignorar que las bases para las medias ulteriores que puedan tomarse, está en lo que el presidente Obama ha ido anunciando.
¿Cómo esta visita puede propiciar un cambio de postura al interior del Congreso, respecto a las leyes del bloqueo, en este proceso de normalización que está reinaugurando Obama en La Habana?
Hay medidas que profundizan un círculo virtuoso, como el otorgamiento de licencias para los viajeros norteamericanos a Cuba, aún dentro del marco de la prohibición de viajes que sigue vigente. Hasta hace poco, el otorgamiento de licencias generales implicaba un movimiento hacia Cuba como parte de grupos. Ahora ya los viajeros individuales pueden juzgar por sí mismos, si el viaje que hacen es de propósito, venir a Cuba bajo esa licencia general, y que sean ellos los responsables. Eso debe producir un abaratamiento de los viajes, un incremento de los viajeros a Cuba, una mayor tensión con aquellos sectores que tratan de definir lo que es un viaje de propósito a Cuba para castigar a quienes lo hacen, y negar una relación más interactiva con la sociedad cubana.
Entonces, sigue vigente la prohibición de los viajes pero se han dado medidas concretas desde el ejecutivo para sabotear la permanencia del status quo.
https://www.youtube.com/watch?v=5ulr2vXLuok
El presidente Obama en una entrevista reciente con CNN decía que estaba seguro de que el próximo gobierno, fuera republicano o demócrata, conseguiría la derogación del bloqueo en el Congreso. Con ello, se autoliberó de esa tarea, y le pasó el batón al próximo corredor… Podríamos decir que ajustó sus expectativas/promesas…
Yo creo que en la declaración del presidente Obama a Juan Carlos López de CNN en esta entrevista tiene mucho de diagnóstico realista, pero también de aspiración. Como diagnóstico, sabe que es muy difícil que un Congreso republicano que le ha negado prácticamente todo vaya a apoyar al Presidente, en el contexto de un año electoral.
El Presidente también es realista cuando hace esta declaración en la víspera del Gran Martes, cuando el caballo de batalla de la posición pro-embargo, Marco Rubio, es derrotado estrepitosamente en su propio estado de La Florida.
Yo no apostaría la finca a la proposición del Presidente de que quien quiera que llegue a la Casa Blanca va a tener que seguir desmontando el bloqueo. Creo que un Presidente republicano puede echar atrás muchas de las cosas que han ocurrido, pero en la misma medida que esta dinámica adquiere un efecto de cascada, va a ser más difícil.
Las comunidades asociadas y comprometidas, recibiendo beneficios de los cambios que han tenido lugar, aumentarán. Los sectores de negocios, las Cámaras de comercio nacionales y estatales, las comunidades religiosas que han venido y ahora pueden encontrarse con sus hermanos de fe con mayor libertad, difícilmente acepten una reversión de esa política, si estos cambios toman vuelo. Depende mucho de lo que pase después de la visita.
La visita es un acicate, una marca en el camino, pero ahí no termina todo. Ni Cuba puede sentarse sobre las palmas. Tiene que tratar de aprovechar todas las aperturas que están ocurriendo. Eso abriría aún más los apetitos empresariales, de contactos con las comunidades religiosas, cultural, educacional….; más de 200 universidades estadounidenses ya han expresado interés, pero hay más de 5000 universidades en Estados Unidos con las que hay posibilidades de contacto. Habría que ver en qué medida Cuba se mueve con la debida celeridad para aprovechar estos cambios en lo que queda de la Administración, y el presidente Obama cementa su legado “caminando lo que ha dicho” (talk the talk … walk the walk).
https://www.youtube.com/watch?v=PfwJD-Abb94
Estás en La Habana, en vísperas de la llegada de Obama, asomado a una especie de balcón de la historia de tu país. ¿Qué Habana estás viendo? ¿Hay algo que te diga que está pasando algo extraordinario?
Es sobre un país en transformación, que está cambiando, pero que tiene también muchos elementos de continuidad. Como todos los cambios que son auténticos, no impuestos desde fuera, tienen un parto de dolor. Hay una serie de nuevos negocios en La Habana que son palpables, la conversación sobre las relaciones Cuba y Estados Unidos es más sofisticada, mucho más de matices, en la población en general, y la intelectualidad. Hay como todo, sectores recalcitrantes, que tienen también su espacio, su blog, y logran expresar su manera de ser, con su propia dinámica.
Es parte del nacimiento de una nueva era, en la cual hay valores importantes heredados de los cien años de lucha independentista, que se cultivaron en la República antes de 1959, y que el pueblo cubano sigue manteniendo. Valores importantísimos, cultivados en el periodo pos 1959, que seguirán teniendo una vigencia. Esto es significativo también para una cuestión en la cual el presidente Obama ha sido atacado: los derechos humanos.
Quien quiera mirar ese tema con una visión estrecha, se pone a sí mismo en un callejón sin salida. Cuba ha tenido avances importantes en las áreas de los derechos económicos, sociales y culturales después de 1959, y la propia población está renuente a darlos por abandonados en el contexto de un movimiento económico hacia una mayor presencia del mercado en la sociedad cubana.
Hay otros temas de derechos civiles, políticos, que tienen que ver con los derechos de reunión, donde hay un área más gris, diferentes maneras de pensar. Hay una línea oficial que insiste en mantener un modelo unipartidista. Yo creo que quienes esperan que la visita de Obama llegue a cambiar eso, están poniéndose una barra alta que ni el propio presidente Obama ha planteado.
Ahora, lo interesante que sí está pasando es que el aumento de los derechos de viaje que han tenido los cubanos, a la propiedad privada, de las libertades religiosas, el mayor flujo que está teniendo lugar entre Cuba y el mundo, está creando un terreno fértil, más abierto, para que los cubanos en sí mismos, sin tutelas de ningún tipo, ni externas ni internas, puedan discutir el ordenamiento más conveniente y óptimo, según la opinión de cada cubano. Porque cuando hay tres cubanos hay cuatro opiniones y eso es parte de la naturalidad que va a ver el presidente Obama, que ya han visto sus Secretarios, y que va a ver el norteamericano que visite Cuba.
https://www.youtube.com/watch?v=dBCPX-2sgqg
En la entrevista que ahorita comentábamos, el presidente Obama también se defendía de quienes lo acusaban de hacer concesiones a Cuba… “No se trata de concesiones”, dijo. De otra parte, también algunos insisten en que Cuba debe “devolver” los gestos de Estados Unidos.
Creo que hay que distinguir entre lo que es el pedido de concesiones a Cuba, a cambio de desmontar la política de embargo bloqueo, de lo que son actos que Cuba puede hacer para su propia conveniencia, y en la promoción de su interés nacional y valores. Cuando hablo de interés nacional me refiero a la seguridad cubana, el desarrollo económico, la promoción de los valores de una República con equidad.
Recordemos que el nombre de este país es República, que parte de una serie de principios, que a veces han sido sometidos a determinadas distorsiones por las condiciones de emergencia que ha vivido el país. A un país en guerra no se le puede pedir una democracia de paz.
Hay elementos que, en la medida en que ese ambiente de guerra se desmantele, es posible que Cuba, por su propia conveniencia, pueda mover.
Por ejemplo, en el tema de la Base Naval de Guantánamo, que es una demanda cubana, no hay nada que pedirle a Cuba a cambio. Cuba no tiene una base en territorio norteamericano.
Para muchos cubanos es tan importante entrar a la Base como entrar a la Historia. Y eso sería un caso en el cual no hay ninguna concesión que pedir a cambio. Cuba no puede hacer ninguna concesión a cambio de ser sacada de la lista de países terroristas, porque primero que todo Cuba nunca debió estar en esa lista.
Ahora, el propósito de ser un país más desarrollado económicamente es un interés nacional cubano; y hay oportunidades creadas a partir de las dinámicas que está abriendo el presidente Obama; digamos, por ejemplo, de comercio de equipamiento agrícola con empresas norteamericanas, donde Cuba puede mover fichas, y crear un espacio.
Ya Cuba tiene un modelo que incluye al sector no estatal. Es evidente que en Cuba hay quienes quieren que el sector no estatal sea una especie de apéndice, quieren restringirlo. Sueñan con que se mantengan como segmentos aislados.
Entonces Cuba debería también ver la posibilidad de que donde ha abierto el Presidente espacios para relaciones entre un sector emergente cubano no estatal y la economía norteamericana, que haya posibilidades de avanzar. Siempre denunciando, desde el interés nacional, que hay una política discriminatoria hacia el sector estatal.
También la mejoría de los derechos humanos en Cuba es un objetivo nacional cubano. Yo no creo que ningún patriota cubano quiere que los derechos humanos en Cuba se deterioren. Entonces, pienso que lo que hay es que poner ese debate sobre bases y fundamentos reales. Hay diferencias de valores entre Cuba y Estados Unidos, pero también hay comunidad de intereses. Y hay valores en los cuales los pueblos norteamericano y cubano pueden hallar encuentros.
En el contexto cubano, creo que hay posibilidades de mirar esos temas de una manera diferente, siempre alerta, porque hay una historia que no se puede negar. Hay algo positivo en la declaración del Presidente cuando él habla de aplicar el botón de Reset, y empezar una historia distinta. La anterior es una historia llena de desencuentros, de desastres, como fue la visita de Coolidge a La Habana. Pero a la vez es importante entender, por las dos partes, que vivimos una relación asimétrica, y eso no se cura, no se encuentra una manera de mantener los problemas dentro de un rango manejable, si no se toma en cuenta la historia.
Lo complejo es tomar en cuenta la historia, seguir siendo desde Cuba un país afincado a su cultura, a su historia, pero no ser un rehén de ella. No convertir lo que fue la historia en un futuro permanente. Son cambios tangibles de política que permitan una mayor interacción entre la sociedad cubana, el Estado cubano y sus contrapartes norteamericanas. Yo llamaría a una especie de nueva actitud.
Muy Buena entrevista. Deberia aparecer mas el profesor en los medios cubanos comolo hace en La Tarde se mueve con Edmundo y Eddy Levi.
Muy bien, Arturo. Como dice la letra de un sabroso guaguancó: “con mesura y cadencia”. Agreguemos entonces que, también, con profundidad, conocimiento, realismo y sensibilidad.
“Lo complejo es tomar en cuenta la historia, seguir siendo desde Cuba un país afincado a su cultura, a su historia, pero no ser un rehén de ella. No convertir lo que fue la historia en un futuro permanente.” Ya no queda duda, Iroel infarta!
No hay nada tan aleccionador como oír los razonamientos de un politólogo cubano. En una frase se justifican casi seis siglos de falta de democracia y permanencia en el poder de dos hermanos y si es posible, para buen entendedor, la miseria en que vive la población. Mucho nos ilustra el profesor sobre sus ideas democraticas cuando dice:
“A un país en guerra no se le puede pedir una democracia de paz”