La cancillería cubana negó haber interferido o intentado hacerlo en las pasadas elecciones de los Estados Unidos, luego de que este martes las agencias de inteligencia estadounidenses publicaran un informe sobre las supuestas interferencias foráneas en el proceso electoral.
“Es falso que Cuba haya interferido o intentado interferir en las elecciones de EE.UU.”, escribió en su cuenta de Twitter Carlos Fernández de Cossío, Director General para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla (MINREX).
El alto diplomático subraya que el propio gobierno estadounidense confirmó el hecho “frente a calumnias difundidas en ese país con propósitos de propaganda y difamación”, y señaló que “la mentira forma parte de la guerra sucia contra Cuba”.
Es falso que #Cuba hay interferido o intentado interferir en las elecciones de #EEUU. Así lo confirma el propio gobierno estadounidense, frente a calumnias difundidas en ese país con propósitos de propaganda y difamación. La mentira forma parte de la guerra sucia contra Cuba.
— Carlos F. de Cossio (@CarlosFdeCossio) March 17, 2021
Las declaraciones de Fernández de Cossío se producen luego de que las agencias de inteligencia de EE.UU (incluida la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional), en un informe de 15 páginas, indicaran que Hizbulá, Cuba y Venezuela “tomaron algunos pasos para influir en los comicios”, pero fueron “menores en escala” que los intentos de Rusia e Irán.
En el caso de Cuba, las agencias de inteligencia aseguran que La Habana intentó promover “narrativas” contra Trump y los republicanos, y a favor de los demócratas en la comunidad latinoamericana en EE.UU. De igual forma, señalaron que “la inteligencia cubana probablemente llevó a cabo algunas actividades de bajo nivel para apoyar este esfuerzo”.
Mientras, sobre Venezuela consideraron que el presidente Nicolás Maduro tenía la “intención, pero probablemente no la capacidad para influir en la opinión pública” contra Trump, y reconocieron no tener información que sugiera que el gobierno venezolano actual o anteriores estuvieran involucrados en “intentar comprometer la infraestructura electoral” estadounidense.
La idea de que Cuba y Venezuela habían influido en las elecciones de EE.UU. había sido lanzada públicamente en noviembre pasado por Sidney Powell, una abogada de la campaña de Trump, quien dijo entonces en una conferencia de prensa que “dinero comunista” había sido utilizado con este propósito, e involucró también a China en la supuesta interferencia.
La abogada, que poco después sería separada del equipo legal del entonces presidente, también afirmó en ese momento que el software Dominion Voting Systems, empleado durante los comicios, “fue creado en la nación sudamericana para arrojar dudas sobre la legitimidad de los resultados obtenidos”, lo que fue negado por la Agencia de Seguridad de Infraestructura y Ciberseguridad de Estados Unidos.
Tras las declaraciones de Powell, el canciller cubano Bruno Rodríguez consideró las palabras de la abogada una “calumnia pura” y dijo que los representantes de Trump mentían “sin piedad al difundir información falsa sobre la supuesta injerencia cubana en las elecciones estadounidenses”.
Además, enfatizó que, al contrario del Departamento de Estado estadounidense, “Cuba no interfiere en el proceso electoral de otros países”.
Un informe complementario de los Departamentos de Justicia y Seguridad Nacional, publicado ahora, “también rechazó las acusaciones falsas por los aliados de Trump en las semanas posteriores a la votación de que Venezuela u otros países habían defraudado las elecciones”, de acuerdo con The New York Times.
El informe de inteligencia
El informe de las agencias de inteligencia de EE.UU., al que la publicación neoyorkina considera “la evaluación de inteligencia más completa” sobre el tema, concluyó que el presidente ruso, Vladímir Putin, interfirió a favor del expresidente Donald Trump, mientras que el líder supremo iraní, Alí Jameneí intentó perjudicar al mandatario republicano.
En concreto, las agencias de inteligencia afirman que Putin “autorizó” una “amplia gama” de operaciones para minar la confianza pública en el proceso electoral y exacerbar las divisiones en EE.UU. con el fin de ayudar a Trump y dañar tanto a Biden como al Partido Demócrata.
En otro informe similar publicado hace cuatro años, las agencias de inteligencia de EE.UU. aseguraron que Putin influyó en las elecciones de noviembre de 2016, porque sentía una “clara” preferencia por Trump, quien resultó elegido frente a la demócrata Hillary Clinton. Esta vez, sin embargo, Putin no ordenó ciberataques y su “principal herramienta” fue el uso de grupos vinculados a Rusia para crear una serie de narrativas, incluidas alegaciones falsas o no corroboradas sobre Biden.
En el caso de Irán, el informe destaca que hubo una “campaña de influencia encubierta por múltiples frentes” por parte de la República Islámica para socavar el apoyo a Trump. Señala, además, que Jameneí “autorizó” una campaña de las fuerzas armadas iraníes y sus servicios de inteligencia que incluía cibertataques.
En cuanto a China, el documento concluye que el gobierno de ese país “no desplegó esfuerzos de interferencia” , porque creía que el riesgo de interferir y ser descubierto era mayor que cualquier beneficio.
“China buscó estabilidad en su relación con Estados Unidos y consideró que ninguno de los resultados de las elecciones iban a ser lo suficiente ventajosos para China como para arriesgarse a sufrir un retroceso si lo atrapaban”, afirma el texto.
Durante la campaña electoral, sin aportar pruebas, Trump repitió que China estaba intentando favorecer a Biden porque él había desplegado una dura política comercial con el gigante asiático.
EFE / OnCuba
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