El viernes pasado la Universidad Internacional de Florida (FIU) vivió un momento tenso cuando la presentación de un libro académico fue transformada en un acto político.
El libro apenas fue discutido, pero los presentes terminaron enterándose de que existe una nueva razón para defender la Ley de Ajuste Cubano: el apoyo a la invasión rusa a Ucrania por parte del gobierno de La Habana.
Así lo dijo el activista anticastrista Orlando Gutiérrez Boronat en medio de una exposición sobre el sufrimiento cubano, dirigida a desmontar un estudio que no lidiaba con el exilio como tal, sino con la política inmigratoria de Estados Unidos hacia los cubanos.
El texto de Susan Eckstein, profesora de la Universidad de Boston, titulado Cuban Privilege. The Making of Immigrant Inequality in America, aborda analíticamente el proceso de favorecimiento de los cubanos al asentarse en Estados Unidos durante los últimos 60 años, apoyándose en una secuencia de leyes, decretos leyes y decisiones ejecutivas.
Este proceso legal, dijo la profesora, constituye “un mecanismo de la Guerra Fría que a lo largo de décadas se transforma en un arma político-electoral, tanto para demócratas como republicanos”.
Eckstein expuso las conclusiones de su investigación partiendo de La Ley de Ajuste Cubano (1966), que primero otorga permiso de trabajo y después residencia permanente a los cubanos inspeccionados al año y un día de haber entrado al país, una ley que se mantiene vigente más de medio siglo después.
Presidentes como James Carter, Ronald Reagan, George Bush, padre e hijo, Bill Clinton y otros crearon mecanismos que muchos consideran favorecen a los cubanos.
Pero Eckstein no expuso una herejía inédita, sino un tema/problema abordado por muchos artículos de prensa en distintos medios nacionales. Ni tampoco nada que no hayan manejado otros inmigrantes latinoamericanos.
Gutiérrez Boronat sostuvo que los cubanos defienden en Estados Unidos esa facilidad migratoria porque tienen una característica: “nuestra propia persecución”. Y eso fue lo que expuso cuando le tocó refutar el contenido del libro ante una audiencia mayormente favorable a sus puntos de vista, donde había una evidente presencia de activistas políticos comunitarios.
Durante 35 minutos, 10 más que la profesora, Gutiérrez Boronat expuso lo que los cubanoamericanos se saben de memoria: las persecuciones y sufrimientos de los opositores al régimen. Eckstein por su parte se quejó: “estamos aquí para discutir mi libro, pero no hemos hablado del libro”.
“Pensé que estaba haciendo un libro para tratar de entender la evolución de la política inmigratoria hacia los cubanos”, dijo.
Muy poca gente en el sur de Florida lo ha leído porque se agotó rápidamente, ni siquiera se vendió en el acto. Sin embargo, muchos lo condenaron a partir de una lectura fantasma con el argumento de que no coloca en contexto la Ley de Ajuste en el marco de ese “sufrimiento cubano”.
“No tenía la intención de que el libro fuera político”, dijo la autora respondiendo a la pregunta de un estudiante. “Creo que algunos de los comentarios son ofensivos y no están relacionados con la discusión. Se supone que esto es una charla sobre un libro”.
Afuera, un grupo de poco más de media docena de exiliados no escatimaron calificativos, uno de ellos llamar a la autora “una agente castrista”.
Algunos se preguntan por qué FIU permitió que se distorsionara un debate que debió haberse atenido, en buena ley, a las reglas del juego de la academia. “Confiamos en que la presentación y el debate sobre el libro, al igual que con todos nuestros autores invitados, será un foro donde puedan florecer conversaciones constructivas, puntos de vista diferentes y el compromiso con múltiples perspectivas“, dio a conocer antes la institución en un comunicado.
Por otro lado, como dijo un profesor, en el claustro de la Universidad “hay profesores que vinieron escapando de dictaduras latinoamericanas, donde se masacró y persiguió como nunca se hizo en Cuba, y llegaron con sacrificios y sin facilidades migratorias”.
En el fondo lo que pasó en la velada fue que los cubanos contestaron el concepto de que son privilegiados justificando su privilegio, dijo la cadena radial de Miami WLRN.