En un movimiento inesperado, el presidente estadounidense Joe Biden retiró este martes a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo, a menos de una semana de dejar la Casa Blanca.
Lo hizo como parte de un cambio en su política hacia la isla lanzado en paralelo con el anuncio del Gobierno cubano de excarcelar a más de 550 personas sancionadas “por delitos diversos”, una decisión negociada con el Vaticano y tomada atendiendo al “espíritu del Jubileo Ordinario de 2025 declarado por Su Santidad”, de acuerdo con el ministerio cubano de Exteriores (Minrex).
Junto a la retirada de la mencionada lista que elabora el Departamento de Estado, Biden también emitió una exención al Título III de la Ley Helms-Burton por un período de seis meses y rescindió un Memorando Presidencial de 2017, titulado “Fortalecimiento de la política de los Estados Unidos hacia Cuba”, que marcó la política del primer gobierno de Donald Trump hacia la isla.
Con la primera de esas medidas, el mandatario demócrata hizo “uso de la prerrogativa presidencial para impedir que se pueda tomar acción en tribunales estadounidenses ante demandas judiciales presentadas al amparo del Título III”, explicó el Minrex en otro comunicado.
Dicho título estaba en vigor desde 2019 por decisión de la Administración Trump, luego de haber sido suspendido ininterrumpidamente por todos los Gobiernos precedentes desde la aprobación de la Helms-Burton en 1996. A tenor de la activación del Título III se han establecido un grupo de demandas por el uso de propiedades expropiadas por el gobierno cubano a partir del 1 de enero de 1959.
Con la tercera medida, Biden eliminó la lista de entidades cubanas restringidas que designaba a un grupo de instituciones —empresas, hoteles, agencias turísticas y otras—, vinculadas con las fuerzas armadas, de seguridad e inteligencia de la isla, con las cuales se prohibía a ciudadanos e instituciones estadounidenses realizar transacciones financieras.
La Habana calificó los anuncios de la Administración Biden como “una decisión en la dirección correcta”, aunque subrayó su “carácter limitado” por la vigencia del embargo/bloqueo y de “buena parte de las decenas de medidas coercitivas que se pusieron en vigor desde 2017 para reforzarlo”.
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En cualquier caso, queda por ver qué sucederá con estas decisiones cuando en solo días Trump asuma nuevamente la presidencia de Estados Unidos, teniendo en cuenta que lo ahora revertido por Biden son medidas tomadas por el republicado durante su primer período en la Casa Blanca.
No obstante, más allá de la durabilidad que pueda o no tener, ¿qué significa en la práctica para Cuba lo anunciado este martes por el Gobierno saliente y, en particular su salida —al menos mientras Trump no decida lo contrario— del listado de países patrocinadores del terrorismo?
La lista y sus repercusiones
La Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo (SSOT, por sus siglas en inglés) es un mecanismo de política exterior de Estados Unidos que sanciona a los países que, según el Departamento de Estado, han brindado apoyo a actos de terrorismo internacional, apunta en un texto sobre el tema la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).
Cuba fue incluida por primera vez en ese listado en 1982 por la Administración Reagan “por presuntos vínculos con el terrorismo internacional y el apoyo a grupos terroristas en América Latina”, según señala la organización estadounidense, y permaneció en ella hasta 2015, cuando fue sacada por el mandatario demócrata Barack Obama durante el llamado “deshielo”.
Sin embargo, volvió al listado el 12 de enero de 2021 por una decisión de Trump poco antes de finalizar su primer mandato. Entonces, se justificó la inclusión por la presencia en la isla de fugitivos estadounidenses y de guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), cuya extradición reclamaba el Gobierno del entonces presidente colombiano Iván Duque.
Tal designación, resume la agencia EFE, “implica la prohibición de venta de armas a ese país, un mayor control a sus exportaciones, restricciones en la ayuda exterior, mayores requisitos para los visados y la congelación práctica de gran parte de su actividad financiera en el exterior”.
WOLA, por su parte, apunta su impacto en “cualquier tipo de ayuda humanitaria, negocios, inversiones y comercio que involucren a Cuba y, por extensión, a los ciudadanos cubanos”.
Acerca de consecuencias prácticas refiere que la medida “crea obstáculos adicionales para la entrega de ayuda humanitaria en un momento en que el país enfrenta una escasez de bienes básicos y suministros médicos”, así como para el intercambio y los viajes académicos.
En el peliagudo tema de los pagos y las transferencias bancarias, necesario para el desenvolvimiento económico de cualquier país, la organización estadounidense explica que por este motivo “los bancos, las instituciones financieras, las empresas y los inversionistas dudan en relacionarse con Cuba, una práctica conocida como cumplimiento excesivo”.
Ello también “limita a los particulares la apertura de cuentas bancarias en el exterior, el uso de instrumentos de cobros y pagos internacionales, el acceso a empresas fintech y banca digital, y la contratación de servidores y servicios en línea”, al tiempo que, por temor de ser acusados de incitar al terrorismo y de las multas que eso conlleva, “la mayoría de los bancos se niegan a procesar los pagos cubanos y han congelado los fondos para las actividades religiosas y humanitarias”.
Además, en una medida que afecta directamente al turismo e, incluso, a un gran número cubanos residentes en el exterior, la presencia de Cuba en ese listado requiere que los viajeros de países incluidos en el programa de exención de visa conocido como ESTA —entre los que se encuentran las naciones de la Unión Europea, Japón y Corea del Sur— deban solicitar presencialmente una visa en el país de origen para poder ingresar al territorio estadounidense.
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Afectaciones de la lista para los cubanos y beneficios de su eliminación
En un informe publicado en 2023, WOLA señaló varias formas comunes en que los cubanos estaban siendo afectados por la presencia de la isla en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Entre estas enumeró la cancelación o negación de la exención de visa ESTA a cubanos con ciudadanía española y la negación o congelación de cuentas bancarias a cubanos residentes en Europa “porque su nacionalidad los convierte en clientes de ‘alto riesgo’”.
De igual forma, refiere la congelación de fondos y bloqueo de cuentas a personas que han intentado realizar una transferencia de dinero mediante PayPal o Wise a sus familiares en Cuba, el bloqueo de envíos humanitarios a grupos religiosos y la prohibición por algunas universidades de Estados Unidos de apoyar investigaciones u otros trabajos de personas que residen en la isla.
En cambio, de salir Cuba del listado —como anunció la Administración Biden este martes— los beneficios para la isla y sus nacionales incluiría, en opinión de WOLA, que “las organizaciones humanitarias y religiosas podrían brindar ayuda para abordar los graves desafíos que enfrenta el pueblo cubano, incluida la escasez de alimentos y medicamentos vitales”.
Además, “la reducción de los límites a las transacciones financieras beneficiaría al sector privado y le permitiría expandirse”, en tanto podría traducirse también en un presumible aumento del turismo, gracias al retorno de las visas ESTA para un amplio grupo de potenciales turistas.
WOLA, que investiga y promueve los derechos humanos en América, considera que igualmente la salida del listado podría permitir “programas de protección ampliados para artistas, académicos, activistas y periodistas”, incluyendo opositores al Gobierno cubano que “son objeto de persecución o están en prisión”.
Finalmente, sostiene que una medida como la ahora anunciada por Biden podría mejorar el ambiente y el diálogo bilateral, y propiciar que este se ampliase “más allá de la migración y la aplicación de la ley para incluir discusiones sobre derechos humanos”, algo que considera “necesario” para el abordaje de temas como la liberación de los presos políticos en la isla.
Casualmente —¿o no?—, las medidas de la Administración Biden coincidieron con el anuncio por parte de las autoridades cubanas de la excarcelación de un grupo de presos, si bien el presidente Díaz-Canel aseguró que se trata de una decisión “unilateral y soberana” de su Gobierno.
Los límites, según el Minrex
A pesar del impacto positivo que podría tener la eliminación de Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo y las demás medidas anunciadas por la Administración Biden, en su reacción a las mismas el Minrex, si bien las reconoció como “la dirección correcta”, se refirió a los límites de las mismas y las afectaciones que se mantienen vigentes, entre ellas el bloqueo/embargo.
A manera de ejemplo, la Cancillería cubana señaló “la persecución ilegal y agresiva contra los suministros de combustible que Cuba tiene legítimo derecho a importar”, y de “los acuerdos legítimos de cooperación médica internacional de Cuba con otros países”.
De igual forma, sostuvo que “las transacciones financieras internacionales de Cuba o las de cualquier nacional que estén relacionadas con Cuba permanecen bajo prohibición y represalias”, mientras que “los buques mercantes que atraquen en Cuba también siguen amenazados”.
Según el Minrex, “todo ciudadano estadounidense, empresa y entidad subsidiaria de una corporación de ese país, tiene prohibido comerciar con Cuba o entidades cubanas, salvo excepciones muy restringidas y reguladas”, al tiempo que “Cuba sigue siendo un destino que el gobierno estadounidense prohíbe a sus ciudadanos”.
Por todo lo anterior, la Cancillería cubana aseveró que “la guerra económica permanece” y que las recientes decisiones de Administración Biden corrigen solo “de modo muy restringido” la política tradicional de Washington hacia la isla.
Además, reconoció que el próximo Gobierno de Estados Unidos, podría “revertir en el futuro” las medidas adoptadas por Biden, “como ha ocurrido en otras ocasiones”, lo que consideró “una muestra de la falta de legitimidad, ética, consistencia y razón en su conducta contra Cuba”.