Poco antes de partir hacia Cuba desde la terminal de Fort Lauderdale, Antonio Méndez pegó en su maleta una pegatina en forma de corazón con la bandera del arcoíris, versión del logo de CubaOne, la organización sin fines de lucro que lo invitó al segundo viaje LGBTIQ hacia la isla.
“Ellos nos pueden enseñar muchas cosas a nosotros, y nosotros a ellos. Podemos regresar con muchas experiencias para compartir desde este lado y mostrar que en Cuba hay una comunidad muy fuerte”, dijo Antonio.
Hace dos años, en mayo de 2017, Antonio Méndez, mejor conocido como Queef Latina y una de las drag queens más famosas de Miami, viajó a Cuba en el primer grupo enfocado en la comunidad LGBTIQ de CubaOne, para interactuar y establecer vínculos con emprendedores, artistas y activistas, así como conocer más sobre los cubanos de la comunidad gay y queer.
En aquel entonces Queef Latina publicó en OnCuba: “crecí con muchos conceptos erróneos sobre Cuba, su gobierno y su gente” y luego añadió que “no solo aprendimos sobre la rica historia del país, sino que salimos de él con una percepción completamente transformada sobre Cuba, su política y la población local, así como con amistades que durarán toda la vida”.
Antonio regresó a Cuba, esta vez como tour leader del segundo viaje Pride que organiza CubaOne para cubano-americanos millenials que deseen conectarse con sus raíces en la isla y explorar la realidad de sus pares cubanos.
Conversar con ellos es descubrir en un spanglish con acento cubano las historias de “My abuela” o cuánto les gusta el “Cuban cafecito”, mientras hablan de “sanar heridas” y rendir respeto a las generaciones que los antecedieron, a través del diálogo y la interacción con otros líderes millenials en Cuba.
“Este viaje es muy importante para mí, para nosotros. Nos enseña que todos somos humanos y aunque la política (entre los dos países) siempre está en medio de todo, yo quiero conectar con los seres humanos y ver cómo nos podemos ayudar entre todos”, dijo Méndez poco antes de salir hacia Cuba.
Al menos cinco de los ocho participantes del viaje se reunirán con sus familias en Cuba, tíos, primos, tíos-abuelos, personas que de alguna manera los reconectan con un pasado que también les pertenece, con su herencia cubana.
Lissan Ramos, emprendedora cubano-americana, descubrió que parte de su familia vivía a apenas unas cuadras del hostal que sirvió de hogar para el grupo en La Habana.
https://www.instagram.com/p/BxTn9vIhj_8/
En el recorrido no solo tuvieron oportunidad de reunirse con emprendedoras LGBTIG como las fundadoras de Clandestinas, sino conversar con prestigiosos profesores universitarios y activistas como Ramón Silverio, creador del proyecto cultural Mejunje en Santa Clara.
https://www.instagram.com/p/BxZ_fMdBFuG/
Testigos del orgullo gay cubano
El viaje tenía dentro de su cronograma participar en la conga que desde hace más de una década se realiza en Cuba bajo el amparo del Cenesex. Sin embargo, en esta ocasión se vio interrumpida y envuelta en polémicas que empañaron el “Día contra la Homofobia y la Transfobia”.
“Todavía falta mucho por progresar en Cuba y el mundo”, escribió la organización desde su cuenta oficial en Instagram.
https://www.instagram.com/p/BxV3M5dhw9R/
Uno de los integrantes del viaje, Ivel Posada Martínez, tomó el incidente con optimismo y recordó que “el cubano siempre está en conga, sea oficial o no”.
“Hay muchas maneras de mostrar el orgullo, no solamente en una conga. Ese tipo de orgullo que uno manifiesta día a día para mí es mucho más importante que una manifestación grande”, comentó Posada.
“El tipo de orgullo que nace del apoyo y el amor de la familia es el que me gustaría ver en Cuba”, agregó.
Posada salió de Cuba con cuatro años y desde entonces nunca se ha desvinculado de su cultura, dice, a pesar de ya no vivir en Miami.
Posada, quien estudió en Harvard y luego alcanzó un Máster en China donde investigó construcciones curatoriales de género en los espacios museales, comenta que se mantiene al tanto del acontecer diario en Cuba.
A pesar de que ha ido a Cuba antes, nunca ha estado en La Habana el tiempo suficiente para explorar la ciudad y su gente. Aplicó al programa de CubaOne, dice, porque le interesa viajar con ese “lente LGBTIQ, que de otra manera sería muy difícil obtener desde ese ángulo”.
“Sé lo que es ser LGBTIQ y sé lo que es ser cubano en los Estados Unidos, pero no sé cómo es serlo en Cuba, eso es lo que quiero descubrir, no solo lo que podemos leer desde los medios aquí, sino entender nosotros mismos la diversidad que existe en esa comunidad”, dijo Posada.
Lo interesante para Posada está también en entender “las dinámicas de cómo las personas LGBTIQ interactúan con las instituciones del Estado, del gobierno, cómo navegan esos espacios”, agregó.
“Me encanta de este viaje que no solo vamos a La Habana, sino a otras provincias como Santa Clara, y así entender cómo podemos ayudar desde aquí a las comunidades en otras provincias”, explicó Posada.
Posada comentó que para él una de las cosas buenas de Cuba es que la sociedad quiere que todas las personas tengan las mismas oportunidades, sin diferencias entre personas blancas o negras, pero le encantaría conocer más de las dinámicas de raza en la isla.
“¿Qué causa que un emprendedor tenga éxito o no? ¿Tiene algo que ver la raza? Son puntos que me gustaría conocer”, dijo.
Elena Valencia, bailarina, actriz, coordinadora de eventos y “de todo un poco” nació y creció en Nueva York, sin estar rodeada de cubano-americanos y sin tener un “recordatorio” de esa parte de su herencia mientras crecía.
Para ella, participar en este viaje es “abrir los ojos” ante una nueva realidad que se presenta ante ella, con el foco de la comunidad LGBTIQ. Anteriormente había participado en los esfuerzos por ayudar luego del ciclón Irma, pero esta es una oportunidad diferente para ella, cuenta.
“Siempre he tenido como una pieza que falta en mi vida, por eso necesito volver y realmente conectar con las personas, establecer relaciones de amistad con otros cubanos como yo, a pesar del clima político entre nuestros países”, dijo Elena.
Para ella su relación con Cuba no termina en este viaje. Dentro de sus planes está estudiar quizás en la Universidad de La Habana y más aún, regresar con un viaje enfocado en el baile, con otros cubanoamericanos que comparten esa pasión.
“Sería una oportunidad para conectar con bailarines de Cuba también y establecer conexiones que nos permitan apoyarnos mutuamente”, dijo Elena.
“Por supuesto que hay opiniones políticas distintas y eso es bueno, pero lo importante es conectar nosotros, como cubanos, como seres humanos”, concluyó
Porque según los organizadores, de eso se tratan los viajes del “retorno a la semilla” de CubaOne desde el inicio en 2016: una manera de conectar, dialogar desde el respeto, pero también de give back, como dicen en inglés.
Devolver. Conectar. Acompañar.