El actual panorama socioeconómico y ambiental del planeta exige la búsqueda de formas de generar energía. Un barril de petróleo, además de ser un recurso agotable, sobrepasa actualmente los 100 dólares en el mercado internacional. Cuba, al no poseer grandes ríos de los que pueda valerse para la obtención de electricidad y tampoco disponer (por el momento) de una reserva suficiente de hidrocarburos, está obligada al empleo de alternativas que andan de moda, incluso en naciones desarrolladas. El uso de las fuentes renovables de energía traza el camino hacia nuevas perspectivas de ahorro y salud ambiental.
Hoy la palabra biogás no resulta extraña al oído de muchos. Aunque el uso de este portador energético no es novedoso, el empleo de los combustibles fósiles lo había conducido al olvido y la subestimación. No obstante, el Estado cubano pretende aprovechar los beneficios que brindan los residuos orgánicos. A partir de la probada y aceptada experiencia, esta estrategia se posiciona cada día con más fuerza, incitando a los especialistas a continuar demostrando su factibilidad en diversas esferas.
El lineamiento número 247 de la política económica y social llama a potenciar el aprovechamiento de las distintas fuentes renovables de energía con la utilización del biogás, la biomasa, la energía eólica, hidráulica y otras; priorizando aquellas que tengan mayor efecto económico a corto plazo. Las nuevas proyecciones también indican anteponer, en las relaciones con las organizaciones de colaboración internacional, el apoyo material y tecnológico en el desarrollo de objetivos para el aprovechamiento de las diversas fuentes de energía renovable.
El biogás está compuesto por cerca de un 60% de metano (CH4) y 40% de bióxido de carbono (CO2). Es más liviano que el aire, posee una temperatura de inflamación de 700 oC y su llama alcanza alrededor de los 870oC. Puede ser utilizado como cualquier otro combustible, ya sea en la cocción de alimentos, o en el alumbrado mediante lámparas adaptadas. Igualmente se utiliza en motores de combustión interna trasformados para ello. Se obtiene a partir de la fermentación de materiales orgánicos: excretas de cualquier tipo, la cachaza, los desechos de destilerías, los residuales agropecuarios, los desechos orgánicos de las fábricas de alimentos, etc.
Según José Antonio Guardado, experto en el tema, Cuba fue uno de los primeros países de América Latina donde se introdujo la tecnología del biogás. Durante 1940 se construyeron dos digestores para obtenerlo a partir de los residuales industriales de la cervecería de El Cotorro. Sin embargo, es en las décadas del 80 y el 90 cuando se retoma y amplía, involucrando un número considerable de territorios. Durante ese período surgió el Movimiento Nacional de Biogás y en el presente existen alrededor de 600 pequeñas plantas, las cuales se emplean fundamentalmente en la cocción de alimentos en los hogares. Una de las aspiraciones radica en la construcción de otras en destilerías y en los rellenos sanitarios de asentamientos de más de 50 000 habitantes.
Conjuntamente existe una planta de biogás en la capital, donde se generan 60 kwh para el autoconsumo de electricidad. También Camagüey dispone de una que garantiza el suministro de gas a un poblado cercano. Entre granjas estatales y el sector campesino suman aproximadamente 700 digestores que procesan sobre todo heces de ganado, principalmente porcino.
Datos del Grupo Nacional de Biogás indican que el potencial de la Isla supera los cuatrocientos millones de metros cúbicos anuales. Si su aprovechamiento fuera el debido, se lograría una generación eléctrica de 85 MW y producirían más de 700 GWh al año. Con ello se reducirían las emisiones de dióxido de carbono en más de tres millones de toneladas y se ahorrarían unas 190 mil de petróleo. Además, se obtendrían aproximadamente dos millones de toneladas de abono orgánico durante cada calendario.
Actualmente una de las variantes más empleadas y eficientes en la obtención de biogás en Cuba es mediante la recuperación de las excretas del cerdo. El Centro de Promoción y Desarrollo del Biogás, perteneciente al Centro de Investigaciones Porcinas del Ministerio de la Agricultura, es un grupo que elabora y gestiona proyectos de construcción de biodigestores con instituciones extranjeras y nacionales. Recientemente iniciaron negociaciones para la sedimentación de la primera Planta Industrial de Biogás con residuos porcinos, de tecnología alemana.
Cerca de 300 campesinos se han beneficiado en todo el país a través de la capacitación y el apoyo material que brinda el centro, que a su vez establece relaciones con organizaciones de dentro y fuera de Cuba para la viabilidad de sus proyectos. La meta trazada es la construcción anual de 200 digestores, en los sectores estatal y particular.
Lograr una cultura de consumo de biogás depende de disímiles factores. Inciden esencialmente las características de cada contexto. Las condiciones cubanas son un tanto complejas debido al desconocimiento de las potencialidades del biogás por parte de quienes pudieran producirlo, y las problemáticas relacionadas con la disponibilidad de materiales de la construcción.
“Hacer un digestor no es tarea fácil. Nuestro centro ofrece el asesoramiento necesario al campesino o granja estatal que se inicie en la tarea, pero no contamos con personal para ejecutar la obra, por lo que muchos contratan mano de obra cuentapropista como una variante. De igual forma, mediante nuestros proyectos les garantizamos los materiales necesarios. La construcción lleva recursos; sin embargo, las utilidades y provechos que brinda luego superan el costo de la inversión”, expresó Roberto Sosa, Director del Centro de Promoción y Desarrollo del Biogás.
A propósito agregó: “En el sector agropecuario cada vez más las producciones son integradas y se conciben en alguna medida para comercializar total o parcialmente el excedente; entre ellas, las energías renovables y el fertilizante orgánico que se obtienen a partir de los sistemas de tratamiento de residuos como el biogás. El aprovechamiento y la diversificación de su uso puede mejorar los indicadores económicos de una granja al convertirse en una fuente segura de ingresos financieros a partir de la venta de energía eléctrica (kwh) a la red”.
A pesar de que aún el desarrollo en tal sentido es incipiente, van in crescendo las iniciativas para promover esta alternativa, que ha demostrado ser factible y provechosa. Junto a Colombia, México y Guyana, Cuba gana su posición entre los países que poseen cientos de plantas de biogás.
Foto de portada: tomada de Juventud Rebelde