Casi al cierre de este año las autoridades reconocen que este 2013 habrá un ligero incremento de los casos de infección con el VIH en Cuba, que ocupa el lugar 18 mundial de más bajo nivel de trasmisión, y solo 0,19 % de prevalencia de casos portadores del virus.
A MEDIADOS de los 80 del pasado siglo, se detectó en Cuba el primer caso de un enfermo por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Poco antes, un grupo de científicos norteamericanos había dado a conocer la nueva patología infecciosa, extendida de forma muy rápida por todos los continentes.
Desde entonces, y a escala mundial, creció la cifra de afectados, sobre todo entre los adolescentes. Entre el 2005 y el 2012, por ejemplo, se duplicó la cifra de infectados de entre 10 y 19 años. La cantidad de muertes pasó de 38 000 en el 2001 a 107 000 un decenio después.
Las vías de contagio fueron, en primer término, por relaciones sexuales no protegidas, sobre todo entre hombres, y los drogadictos que contrajeron el virus a través de jeringuillas contaminadas. Entre los colectivos de mayor riesgo están, además, las víctimas de explotación sexual.
El 99% de los seropositivos se infestaron por sexo no protegido. “Diagnosticamos todavía personas que no tenían toda la información o tenían conocimientos parciales o hasta erróneos acerca de las formas de protegerse, o incluso teniendo información suficiente no se sintieron en riesgo de adquirir VIH”, declaró María Lantero, jefa del Departamento de Infecciones de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud Pública.
No obstante, los spot televisivos, los carteles en consultorios médicos y farmacias, resultan insuficientes o no lograr llevar bien el mensaje a la sociedad.
–Yo no me fijo en esas cosas—expone Rony con desenfado propio de quien no cree que corre un riesgo enorme. Su testimonio ilustra bondades y borrones del programa nacional para atender a los portadores del virus
–A mí me citaron al Pedro Kourí (Instituto de Medicina Tropical, IPK), porque un muchacho me puso en su lista. —Se refiere a que cuando se detecta un infectado hacen una especie de bosque sexual y todo@s cuantos tuvieron vínculo íntimo con el seropositivo son sometidos a pesquisa clínica.
Cuando se descubrió el primer enfermo en 1985, a todos aquellos que habían estado en países donde existía VIH les hicieron pruebas para saber si eran portadores y en caso afirmativo les internaban en un sanatorio especialmente adaptado al caso. La medida fue criticada en el exterior por considerarla una limitante del libre albedrío, pero las autoridades sanitarias cubanas tomaron cautela similar a las concebidas para cualquier tipo de mal infecto-contagioso, y poner freno a la propagación de una enfermedad entonces poco conocida.
Muchos fueron rechazados en centros de trabajo y hasta dentro de sus familias. Por eso y aunque se cuestionara el aislamiento, estaban protegidos y con un alto nivel de atenciones, incluso al arribo de la fuerte crisis económica. Desde hace años esa política fue flexibilizada, de manera que solo son internados cuando el portador es víctima de alguna patología oportunista o de la evolución de la enfermedad misma.
Los pacientes fueron sometidos al tratamiento conocido entonces y, al mismo tiempo, comienza la investigación, para encontrar cura (con vacunas, aun en fase investigativa) o mejoría. En el trayecto, los médicos fueron especializándose hasta cambiar el enfoque hacia estos enfermos. Esefogueo se plasmó en el Programa Nacional de Prevención y Control del VIH/sida.
Fue preciso, también, decretar nuevas disposiciones para impedir discriminación y rechazo laboral, pues la seropositividad por sí sola no impide la práctica de casi todas las profesiones y oficios. Compete solo a los especialistas, no a las administraciones, -expone la ley- decidir si la condición de la persona le impide desempeñarse en determinada actividad.
En Cuba se han diagnosticado unas 17 000 personas con VIH desde el primer caso, de las cuales más de 14 000 aún viven. Según cifras de 2012 el 85 por ciento tenía entre 15 y 49 años de edad. A ellos se les suministran gratuitamente antirretrovirales (el 75% de los cuales son de producción nacional) y reciben una dieta especial para reforzar el nivel de su alimentación.
–Me dan dos bolsas de leche cada mes (2 Kg), 30 huevos, 4 libras de pescado, viandas y carne enlatada—me informa Rony, quien una vez detectado como seropositivo recibió, junto a otros, un cursillo con instrucciones sobre la disciplina que permite calidad de vida y busca evitar la expansión del virus. Se le somete a exámenes periódicos como a los restantes infectados.
El doctor Jorge Pérez Ávila, director del IPK y experto en el tema, aportó hace poco datos básicos, asegurando que fue exitosa la estrategia seguida por Cuba en las diversas etapas y lo demuestra el que la epidemia está bajo control en la Isla, donde la proporción de enfermos con respecto al total de la población sexualmente activa, se ubica entre las menores del mundo (0,05%).
“El grupo que más nos está llamando la atención es el grupo entre 24 y 39 años, aunque hay un ligero aumento como en otros países del mundo también de la infección en aquellas personas mayores de 50 años”.
Los hombres que tienen sexo con hombres son los más afectados en Cuba. En mayo pasado Héctor Díaz, del Laboratorio de Investigaciones del SIDA aseguró que ha decrecido la cantidad de individuos que el sistema diagnostica tardíamente.
Pese a ello, las autoridades médicas han avertido que hay dos amenazas latentes: la sobrevida que alcanzan los infectados gracias a los cuidados que reciben, hace aumentar la contingencia de expandir el padecimiento. De otra parte, los reportes internacionales relacionados con un aumento de la resistencia a los retrovirales, hace suponer que los datos positivos pueden cesar.
Los expertos recomiendan un aumento y mayor calidad de la propaganda sobre cuanto aporte clara percepción de los riesgos, rompiendo mitos sobre el empleo de las barreras de protección existentes.
Por: Elsa Claro en Progreso Semanal