El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), responsable por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), es una mutación del Virus de Inmunodeficiencia Símica. Este último proviene de un tipo de chimpancé típico de África Central. Probablemente pasó a los seres humanos tras un contacto (vía consumo de la carne del animal, por ejemplo) con la sangre infectada. Era una fecha tan lejana como finales del siglo XIX.
Luego el VIH se propagó por África y otros continentes. El 5 de junio de 1981, el Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Atlanta, Estados Unidos, en su boletín epidemiológico semanal informaba que: “En el período que va desde octubre de 1980, hasta mayo de 1981, cinco hombres jóvenes, todos homosexuales activos, han sido tratados de neumonía por ‘Pneumocystis carinii’ confirmada por biopsia en 3 hospitales diferentes de Los Ángeles, California. Dos de los pacientes han muerto…”.
Aunque nadie lo podía prever entonces, eran los primeros seres humanos conocidos en padecer el SIDA. Ese documento adquiriría valor histórico.
Breve cronología de la epidemia
Un año después de reportarse los primeros casos se definió el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) y se precisaron los modos de trasmisión: sanguínea, coito sexual y materno infantil.
En 1983 se identifica el agente causal y dos años más tarde la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EE. UU. autoriza la primera prueba de anticuerpos contra el VIH. Para entonces se habían identificado casos en todos los continentes.
Seis años después del famoso reporte de junio de 1981 se autoriza el uso del primer fármaco contra la enfermedad: la azidotimidina (AZT). Y en 1991 se prueba el segundo medicamento antirretroviral: didanosida (DDI).
Esto abrió las puertas para que, dos años más tarde, se valorara la aplicación de tratamientos combinados. Con esto se alargaba enormemente la esperanza de vida de los enfermos.
¿Qué es el SIDA y como actúa el VIH en nuestro cuerpo?
Aunque es conocido, no es ocioso recordar algunos conceptos generales sobre el virus y cómo actúa en nuestro cuerpo. Lo primero es que el SIDA es la fase más avanzada de la infección por el VIH.
En ausencia de tratamiento y dependiendo de la persona, puede tardar años en manifestarse. Sin embargo, una vez que comienzan los síntomas, las personas con SIDA pueden ser más propensos a contraer ciertos tipos de cáncer e infecciones o presentar otras manifestaciones clínicas graves por su vulnerabilidad inmunológica.
¿Cómo y por qué ocurre esto? Porque el virus destruye los linfócitos CD4. Este tipo de glóbulos blancos desempeña una función importante en la protección del cuerpo contra las infecciones.
Adicionalmente, el VIH emplea los mecanismos de estas células para reproducirse y propagarse por todo el cuerpo. El proceso, que se realiza en siete pasos o etapas, se llama “el ciclo de vida del VIH”.
Esto último es muy importante, porque los medicamentos contra el VIH bloquean la acción del virus en diferentes momentos de su ciclo de vida. De manera genérica, estos fármacos se conocen como antirretrovirales y el tratamiento que los incluye, como tratamiento antirretroviral (TAR).
Las personas en TAR reciben una combinación de fármacos. Los distintos esquemas incluyen al menos dos clases diferentes de medicamentos. De esa forma, se garantiza una mayor eficacia y se evita que el virus se adapte, protegiendo al sistema inmunitario y evitando que se desarrolle el SIDA en el organismo del paciente.
¿Cuál es la situación actual de epidemia de SIDA?
Según la ONU, hasta diciembre de 2021, aproximadamente, 84,2 millones de personas habían contraído la infección por el VIH. De esos, 40,1 millones han muerto de enfermedades secundarias asociadas al SIDA.
Hoy día hay unas 38,4 millones de personas infectadas. Y durante 2021 se contabilizaron cerca de 1,5 millones de nuevos casos, mientras el número de fallecidos fue de alrededor de 650 mil personas. La epidemia sigue siendo un importante problema de salud a nivel mundial.
De las personas que conviven con el virus en el mundo, 1,7 millones, aproximadamente, son niños de hasta 14 años. El 54 % son personas del sexo femenino (mujeres y niñas), lo que contrasta con lo sucedido en los primeros años de la epidemia, cuando la mayoría de los infectados reportados eran hombres.
Después del pico alcanzado en 1996, las nuevas infecciones por el VIH se han reducido en un 54 %. Mientras, desde 2010 el numero de nuevos niños infectados por el VIH descendió un 52 %.
En cuanto a las muertes, el mayor número de fallecidos reportados por la enfermedad ocurrió en 2004, con 2 millones. La cifra de óbitos anuales se ha reducido en un 68 %.
Por último, las nuevas infecciones se concentran en los llamados grupos de población clave. Estos son: trabajadores(as) sexuales y sus clientes, hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH), personas que se inyectan drogas, personas transgénero y sus parejas sexuales.
Esos grupos representaron el 70 % de las nuevas infecciones por VIH a nivel mundial. Eso implica el 94 % de las nuevas infecciones por VIH fuera de África subsahariana y el 51 % de las nuevas infecciones por VIH en África subsahariana.
En estos grupos el riesgo de contraer el virus aumenta considerablemente en comparación con otros. En el caso del trabajo sexual, el riesgo de infección es 38 veces mayor; 29 veces entre quienes se inyectan drogas; 28 veces más entre los HSH y 22 veces para las mujeres transgénero.
95-95-95
En diciembre de 2020 UNAIDS (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA, por sus siglas en inglés) se trazó una ambiciosa meta para 2025 llamada Programa 95-95-95. Consiste en que para el año 2025 el 95 % de las personas que viven con el virus conozcan su condición.
Asimismo, que el 95 % de los diagnosticados reciba tratamiento con antirretrovirales de manera sostenida. Y, finalmente, que el 95 % de las personas con TAR tenga “supresión viral sostenida” (la presencia valores del virus en la sangre que lo hagan indetectable. No significa que no esté ahí, sino sencillamente, que no se puede detectar).
¿En qué punto estamos en la actualidad? En diciembre de 2021 el 85 % de las personas que vivían con VIH conocía su estado serológico, el 75 % tenía acceso al tratamiento y el 68 % tenía una carga viral indetectable.
Queda mucho por hacer.
Situación en Cuba
Según el Anuario Estadístico de Salud del 2022, en los años 2020 y 2021 el SIDA fue una de las primeras 35 causas de muertes en Cuba. En esos años murieron por esa causa 307 y 320 hombres respectivamente. Fue la causa numero 22 de mortalidad entre las personas del sexo masculino en el país1.
Entre las mujeres el número de muertes fue menor, con 62 y 78 fallecimientos respectivamente, siendo la causa de muerte número de 28 en orden de importancia. De manera general, en esos dos años fallecieron de enfermedades relacionadas con el SIDA 369 y 398 personas, respectivamente.
Por otro lado, el reporte de nuevos casos ha disminuido. En 2010 se diagnosticaron 764 casos de personas infectadas por el virus. La cifra cayó a 243 en 2020, siempre con un predominio marcado de las personas del sexo masculino.
Pandemia, crisis y luchas contra el SIDA
En los últimos tres años, el choque de la pandemia de la COVID-19, sumado a las crisis económicas y humanitarias globales, han amenazado la respuesta mundial al VIH. La COVID-19 causó un caos global en los servicios de salud. El 60 % de los países más pobres del mundo está en deuda externa o corre un alto riesgo de contraerla. Además, se estima que entre 75 y 95 millones de personas han sido empujadas a la pobreza.
Como resultado, la respuesta sanitaria al SIDA está bajo presión y las comunidades que ya estaban en mayor riesgo se encuentran ahora aún más vulnerables. Los últimos datos recopilados por ONUSIDA muestran que, si bien las nuevas infecciones por el VIH disminuyeron a nivel mundial el año pasado, la caída fue de sólo el 3,6 % en comparación con 2020, la reducción anual más pequeña desde 2016.
¿Tendrá cura el SIDA?
Hoy se cuenta con tratamientos más seguros, efectivos y cómodos. No solo son capaces de mantener vivas a las personas, sino que evitan que se trasmita la enfermedad y disminuyen los efectos sociales del estigma de ser “seropositivo”.
Adicionalmente, el año pasado se aprobó el primer tratamiento de acción prologanda. De este modo, los pacientes podrían mantener el virus bajo control con solo una inyección cada dos meses.
Sin embargo, si lo anterior es alentador, la verdadera revolución está en la prevención de la enfermedad. El uso del fármaco PrEP (Profilaxis Prexposición) reduce en un 90 % el riesgo de enfermar a través de relaciones sexuales y en un 70 % luego de un pinchazo con una aguja. Desde 2019 en Cuba se ha llevado a cabo una experiencia piloto con este medicamento que se ha extendido a varias regiones del país.
Además, se dan pasos importantes en la investigación de vacunas con ARN mensajero, que se utilizó con éxito contra la COVID-19, para la prevención del VIH.
Por último, hace poco la revista Nature reportaba el tercer caso de una persona curada del VIH. Se trata de un paciente que tras ser diagnosticado como positivo al virus sufrió un tipo de leucemia (cáncer en la sangre). Luego de varios esquemas de tratamiento, se decidió realizar un trasplante de médula ósea.
Se buscó un donante que, además de ser compatible, presentara la mutación CCR5Δ32. Aproximadamente el 1 % de las personas posee esta condición en la que una proteína imprescindible para la entrada del virus a las células no se expresa. El individuo, conocido como el “Paciente de Düsseldorf” lleva cuatro años sin TAR y sin rastros del virus.
Se ha avanzado mucho en el conocimiento y combate de la enfermedad en los últimos cuarenta años. De hecho, estamos en un punto que parecía impensable. Pero queda mucho por hacer, en especial, volver más equitativo el acceso al diagnóstico y el tratamiento entre los más vulnerables del mapa geopolítico.
1 En el anuario la causa de muerte aparece referida apenas como SIDA. Esto es muy conveniente a los efectos estadísticos, pero en realidad engloba categorías estadísticas que incluyen veinte infecciones, algunos cánceres, enfermedades específicas relacionadas con el virus y el síndrome y sus complicaciones en el organismo. De modo que la categoría más correcta sería: “enfermedades infecciosas o no, relacionadas con el VIH y el SIDA”.