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En febrero de este año el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) anunció que, por primera vez, al menos el 95% de las niñas cubanas de 9 años recibirían la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), una medida preventiva clave contra el cáncer de cuello uterino, una de las principales causas de muerte por cáncer en mujeres.
A propósito de la vacunación contra este patógeno, la especialista y subdirectora del Instituto Finlay de Vacunas Dagmar García explicó este lunes en Facebook que casi todas las personas sexualmente activas se contagiarán con algún tipo de VPH durante su vida, y que si la infección persiste durante años, puede generar cambios celulares que con el tiempo se convierten en cáncer.
La vacunación contra el VPH comenzó a realizarse a nivel mundial en 2006 y llega a Cuba casi 20 años después. En la isla, en 2020 21 de cada 100 mil mujeres fueron diagnosticadas con cáncer de cuello de útero, una cifra que disminuirá significativamente tras la entrada del inmunizante al calendario de vacunación nacional. El cáncer cérvicouterino aparece como la quinta causa de muerte en la mujer y la segunda, específicamente, en el grupo de entre 15 y 44 años de edad.
Vacuna contra el Virus del Papiloma Humano, una deuda de la salud pública cubana
La vacuna CECOLIN bivalente, que se aplicará en Cuba, es de origen chino, la produce la empresa Innovax y protege específicamente contra los serotipos 16 y 18, responsables de aproximadamente siete de cada diez casos de cáncer cervicouterino en el mundo.
García alertó que la vacunación es como un “entrenamiento” para el sistema inmunológico: le enseña a reconocer y combatir los tipos más peligrosos del virus antes de la exposición natural durante la fase sexualmente activa.
Sobre la edad recomendada para administrar el inmunizante, comentó: “La vacuna es más efectiva cuando se aplica antes de la exposición al virus. Por eso se recomienda principalmente para niñas y adolescentes antes del inicio de la vida sexual”.
Además, la farmacéutica enfatizó que CECOLIN es segura, efectiva y cuenta con la precalificación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Aplicarla desde la infancia significa adelantarse 15 a 20 años a la aparición de la enfermedad y garantizar que niñas y adolescentes estén protegidas contra uno de los riesgos más importantes para su salud futura.
“Vacunar es la solución”, concluyó García, quien además subrayó que esta decisión de salud pública contribuye a reducir la mortalidad femenina por cáncer cervicouterino y fortalece la prevención en Cuba.