El Ministerio de Turismo de Cuba (Mintur) actualizó el protocolo sanitario para reducir las probabilidades de contagios con la COVID-19 y continuar las operaciones de ese sector en los principales destinos de la Isla, informaron este sábado medios estatales.
Los viajeros internacionales deben poseer un resultado negativo de una prueba PCR, realizada 72 horas antes de la llegada al territorio cubano, de acuerdo con la agencia Prensa Latina, que cita las medidas divulgadas el sitio digital del Mintur.
https://twitter.com/minturcuba/status/1350180071009619975?s=21
Al arribar a la Isla, los turistas se realizarán una prueba diagnóstica como ha venido ocurriendo hasta el momento. Los viajeros que resulten positivos se trasladarán a un hospital, si tienen síntomas de la enfermedad, mientras que a los asintomáticos y sospechosos irán a un hotel con condiciones hospitalarias.
Asimismo, se mantiene la exigencia de una póliza de seguro que cubra la COVID-19, y que los visitantes internacionales podrán comprar en los aeropuertos por 30 dólares o su equivalente en otra moneda libremente convertible, indica la fuente.
Cuba también ofrecerá la posibilidad de realizar pruebas PCR a quienes lo necesiten para viajar a destinos que lo exijan, por un precio de 30 dólares.
Las nuevas normas sanitarias aprobadas por las autoridades cubanas incluyen el uso obligatorio de mascarillas en hoteles, que sólo acogerán el 60 % de su capacidad de alojamiento.
El Mintur dispuso, además, que los turistas no pueden trasladarse fuera de la provincia en la que se encuentren hospedados.
El sector del turismo en la Isla, uno de los motores de la economía cubana, apuesta por la recuperación de la llegada de visitantes internacionales aun en las difíciles condiciones epidemiológicas provocadas por la pandemia.
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A pesar de atravesar por el peor rebrote de la COVID-19 desde la llegada de la enfermedad al país en marzo pasado, Cuba mantiene abiertos sus aeropuertos internacionales y la actividad turística en las ciudades, tras una etapa en la que sólo se permitía el hospedaje de los viajeros en polos turísticos ubicados en los cayos.
A nivel global, el sector registró una caída del 72% en 2020, y pérdidas superiores a los 935 mil millones de dólares, según datos de la Organización Mundial del Turismo citados por la fuente.