Cuba conmemoró este viernes la efeméride del 26 de julio, considerado el Día de la Rebeldía Nacional, en medio de una severa crisis económica en la isla y con la puesta en marcha de nuevas medidas por parte del Gobierno.
El acto central por la fecha tuvo como escenario la ciudad de Sancti Spíritus, cabecera de la provincia de igual nombre a la que las autoridades del país habían dado la sede con antelación, siguiendo la práctica habitual de esta conmemoración.
Esta vez el discurso principal no estuvo a cargo del presidente Miguel Díaz-Canel, ni de su antecesor, Raúl Castro, aun cuando ambos presentes en el evento.
La última vez que sucedió algo similar fue en 2017, cuando el discurso lo pronunció José Ramón Machado-Ventura, por entonces vicepresidente y segundo secretario del Partido Comunista (PCC), según recuerda EFE.
Ahora el encargado fue el vicepresidente cubano, Salvador Valdés Mesa, quien en su alocución, ante unas 5 000 personas, volvió a cargar contra el embargo de Estados Unidos a la isla.
Valdés Mesa aseguró que “cualquier persona, incluso” si no es partidaria del Gobierno cubano “comprende que el bloqueo recrudecido junto con el resto de las medidas agresivas implementadas contra Cuba constituye la causa fundamental de las dificultades económicas actuales” de la isla, refiere el medio español.
Sin embargo, el vicepresidente aseguró que la dirigencia del PCC y el Gobierno no están “sentados esperando” a que “quiten el bloqueo” y “de la lista de supuestos patrocinadores de terrorismo”, al tiempo que llamó a trabajar con “inteligencia” ante las dificultades.
Valdés Mesa también resaltó el trabajo de la provincia de Sancti Spíritus y reconoció “al pueblo que enfrenta las dificultades de la vida cotidiana”, al tiempo que reiteró la necesidad del país de producir sus propios alimentos en medio de las dificultades financieras que atraviesa.
“Hoy resulta sencillamente impagable el precio de lo que antes se importaba”, aseguró.
La conmemoración por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes por un grupo de jóvenes liderados por el fallecido líder Fidel Castro en 1953, ocurre pocos días después de las recientes sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
En las mismas se confirmó el decrecimiento económico de casi un 2 % en 2023 y las dificultades e incumplimientos que marcan el panorama el presente año, a pesar de las declaradas intenciones del Gobierno de “corregir distorsiones y reimpulsar la economía”.
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De igual forma las autoridades confirmaron la puesta en marcha de nuevas medidas, como topes de precios, fiscalizaciones y nuevos episodios de dolarización que apuntan principalmente hacia el sector privado —al que responsabilizan de evadir impuestos e imponer precios “abusivos”—, mientras afirman que no se trata de “una cruzada contra las mipymes”.
Todo ello tiene como telón de fondo una sostenida oleada migratoria en la que ha salido de la isla más de un millón de personas en los últimos dos años, tal como se reconoció en las propias sesiones del parlamento, para situar la población efectiva del país por debajo de los 10 millones.