Redacción OnCuba
La locomotora No. 1363 que había sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación, fue desmembrada y sus fragmentos entregados a la Empresa de Recuperación de Materias Primas de la central provincia de Sancti Spíritus, según informaron medios oficiales en la Isla. Quienes determinaron el destino final del histórico medio de transporte no tendrán que enfrentar sanciones.
Se trataba de una Baldwin de línea estrecha de pura cepa, con más de un siglo de historia en la tradicional industria azucarera cubana. Había sido depositada en las instalaciones de la base de ómnibus del municipio Jatibonico, cuyos directivos consideraron que “ocupaba espacio y no cumplía ningún objetivo”.
Así, la estructura fue convertida en “cabillas y otros elementos cuyo paradero ha sido imposible determinar”, de acuerdo con un reportaje publicado por el periódico local Escambray en su sitio web.
¿Quién paga por el patrimonio perdido?
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Tras una amplia investigación, tanto en Jatibonico como en #SanctiSpíritus ,el desmembramiento de la locomotora No.1 363 con 105 años de historia quedó en unas cuantas reuniones @LisyGg @CubaEsCultura @AbelPrieto11https://t.co/eXALbf4r94 pic.twitter.com/qtP0SicIaT— Escambray (@escambraycu) August 28, 2022
Según consta en el expediente del Centro Provincial de Patrimonio de Sancti Spíritus, la locomotora fue construida en 1917 y traída a la Isla desde la ciudad estadounidense de Filadelfia. El documento detalla las características e historia del medio y una tasación inicial de 22 140 pesos en moneda nacional.
El texto que denuncia el daño perpetrado al patrimonio histórico y cultural de Cuba, apunta que el valor patrimonial de dicha locomotora había sido declarado a través de la Resolución 02 de 2004 del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural (CNPC).
De ese modo, con la decisión se incumplió con el cuidado y protección del patrimonio cubano, garantizado por un marco jurídico, “que incluye, entre otras, la Constitución de la República, el Código Penal y la Ley General de Protección al Patrimonio Cultural y al Patrimonio Natural”, subraya el trabajo de Escambray escrito por Lisandra Gómez Guerra.
Un análisis posterior, cuando ya la locomotora estaba fuera de funcionamiento, arrojó una depreciación y su valor disminuyó a 18 594 CUP. Entonces, según el reportaje, se encontraba en un área del central Uruguay como parte de una estrategia de país, encauzada por el Grupo Empresarial Azcuba, el Ministerio de Transporte y el CNPC, a fin de salvar las locomotoras a vapor antiguas.
Pero, por su mal estado “como resultado de las desatenciones mientras permaneció, primero, en el coloso jatiboniquense y luego, en la base de ómnibus de ese municipio”, una nueva tasación le adjudicó un valor real de 3 545 CUP.
Por tal motivo, quienes determinaron el destino final del histórico medio de transporte no tendrán que enfrentar sanciones, pues el Artículo 8.2 del Código Penal establece que “no se considera delito la acción u omisión que, aun reuniendo los elementos que lo constituyen, carece de peligrosidad social por la escasa entidad de sus consecuencias y las condiciones personales de su autor”, señala la investigación periodística.
Asegura Escambray que “el caso de la locomotora No. 1 363 con 105 años de historia se convierte exclusivamente en un tema de interés administrativo” y que a pesar de las violaciones cometidas, los responsables de velar por el cumplimiento de lo establecido solo determinó reunirse, analizar el caso y acordar el establecimiento de acciones que impidan la repetición de casos como estos.
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Refiere, además, que lo sucedido con la histórica locomotora no es un hecho aislado en cuanto al cuidado y conservación del patrimonio en la provincia, y como ejemplo señala “la figura decorativa que se esfumó del Museo Romántico de Trinidad o el ultraje al mural de la Dirección Provincial de Salud Pública para abrir una puerta”.
Para el medio estos hechos “evidencian cuánto descontrol e impunidad aún coexisten en la protección del legado cultural de la nación”.
