Con un déficit de 1365 megawatts para esta noche, Cuba inició la semana con un elevado índice de afectación en la energía eléctrica por falta de combustible y averías.
El pico más alto se registró el pasado 17 de octubre, cuando casi el 51% del país sufrió cortes simultáneos, y el día siguiente se produjo una avería en una central clave que desestabilizó el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y provocó un apagón total, del que el país empezó a recuperarse tres días después.
En su parte diario, la estatal Unión Eléctrica informó que se encuentran en avería la unidad 5 de la CTE Mariel, la unidad 5 de la CTE Nuevitas y la unidad 2 de la CTE Felton.
Asimismo, reciben mantenimiento la unidad 2 de la CTE Santa Cruz, la unidad 3 de la CTE Cienfuegos, la unidad 1 de la CTE Felton y la unidad 5 de la CTE Renté
Mientras, por falta de combustible se encuentran fuera de servicio 70 centrales de generación distribuida con 332 megawatts y la patana de Santiago de Cuba con 64 megawatts, para un total de 396.
La isla busca “aprovechar mejor la luz natural durante las horas de actividad diurna”, según recuerda la Unión Eléctrica (UNE) tras el regreso al “horario normal” desde este domingo. La práctica implementada en Cuba desde hace años tiene el fin de optimizar el consumo energético y esta vez sucede en medio de la más grave crisis de generación eléctrica que viviera el país.
Cuba busca “aprovechar la luz natural” con un cambio horario en medio de la crisis eléctrica
El sistema eléctrico cubano se encuentra en un estado precario tanto por la falta de divisas para importar combustible como por las frecuentes averías en las unidades de producción de las siete centrales termoeléctricas, obsoletas por sus más de cuatro décadas de uso y la falta crónica de inversiones y mantenimientos.
El Gobierno ha rentado en los últimos años varias centrales eléctricas flotantes para atenuar la falta de capacidad de generación, una solución rápida, pero costosa, contaminante y que no resuelve el problema estructural del sistema energético nacional.
Los frecuentes cortes en el suministro eléctrico dañan la economía cubana —que en 2023 se contrajo un 1,9 %, según datos oficiales— e impulsan el descontento social en una sociedad ya gravemente afectada por una crisis económica desde hace cuatro años.