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El Tribunal Supremo británico denegó al Banco Nacional de Cuba (BNC) el permiso de apelar una decisión favorable al fondo especulativo CRF sobre préstamos impagados por la entidad de la isla, cuya deuda con esa institución financiera es considerada legítima por la jurisprudencia del Reino Unido.
“El permiso para apelar ha sido denegado”, afirmó rotundo este lunes a la agencia francesa de prensa (AFP) un portavoz del Tribunal Supremo de Reino Unido, con sede en Londres.
“Esto marca una victoria decisiva y concluyente en la fase jurisdiccional. El tribunal más alto del Reino Unido ha confirmado ahora lo que hemos dicho desde el principio: CRF es el acreedor legítimo, y Cuba ya no tiene bases para disputarlo”, afirmó este lunes, en un comunicado, David Charters, presidente de CRF.
Según el máximo organismo de la justicia británica, esta decisión se basa en que la solicitud para apelar “no plantea un punto de Derecho discutible, ni un punto de Derecho de importancia pública general”.
En abril de 2023 la Alta Corte londinense había considerado que el CRFl, al que Cuba considera “fondo buitre”, adquirió legítimamente una deuda impagada del BNC.
El fondo de inversiones, basificado en las islas Caimán, se había hecho en el mercado secundario con préstamos de 78 millones de dólares contraídos por el BNC en los años 80 con dos bancos europeos: Credit Lyonnais Bank Nederland e Istituto Bancario Italiano.
El 19 de noviembre, el Tribunal de Apelación de Londres había desestimado un recurso del BNC para impugnar la decisión favorable al CRF.
Aunque la deuda original fue contraída por el Banco Nacional de Cuba (BNC) con esas dos entidades, en 2019 fue adquirida por el banco chino ICBC Standard Bank, al que el fondo CRF, a su vez, compró esa deuda.
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En su momento, las autoridades cubanas argumentaron que todo el procedimiento no se sustenta sobre bases legales y aseguraron que CRF I Limited adquirió los derechos ilegalmente, llegando incluso a sobornar al director de operaciones del BNC, Raúl Eugenio Olivera Lozano, posteriormente juzgado y condenado a 13 años de cárcel.
Tras analizar el caso el pasado julio, el Tribunal de Apelación respaldó el dictamen del 19 de abril de 2023 de la jueza Sara Cockerill, quien concluyó en primera instancia que el BNC, hoy dedicado a la gestión de la deuda externa anterior a 1997, reconoció oficialmente al CRF como acreedor en 2019, lo que la entidad cubana disputaba.
La magistrada aceptó, no obstante, que el Estado cubano no podía considerarse como el garante de esa deuda impagada, de la cual estos inversionistas dicen poseer una cartera por un valor total de unos mil 200 millones de euros, aunque ahora no la reclamen en su totalidad.
Al presentar su recurso, el BNC sostuvo que Cockerill se equivocó al dar por buena la cesión a CRF de los derechos contractuales sobre los títulos derivados de los préstamos originales concedidos por dos bancos europeos, firmada el 25 de noviembre de 2019 por su exdirector de operaciones, Rául Olivera Lozano, encarcelado en Cuba por violar una serie de normas técnicas y de seguridad.
El Banco Nacional de Cuba argumentó que esa cesión no fue válida porque Olivera no siguió los procesos internos adecuados, lo cual el fondo disputó.
El BNC adujo, además, que no recibió en la forma requerida el preaviso necesario para la reasignación de la deuda, que contrajo inicialmente en 1984 con Credit Lyonnais e Istituto Banco Italiano, y que transfirió después al ICBC Standard Bank (filial británica del banco chino ICBC). De este la obtuvo el CRF.
En aquella ocasión, sin embargo, la jueza Sara Cockerill, de la Alta Corte londinense, consideró que el fondo compró legítimamente la deuda con la aprobación del BNC, y como acreedor puede reclamar su pago ante la justicia británica.
La Alta Corte reconoció en abril de 2023 que el BNC “carecía de capacidad para consentir en nombre de Cuba” y “lo hizo en nombre propio”.
Tras aquella decisión, Cuba recurrió ante el Tribunal de Apelación londinense, que escuchó en una audiencia la reclamación en julio de 2024, antes de desestimar la apelación en noviembre del mismo año.
“Este es el cuarto triunfo consecutivo del CRF en los tribunales ingleses y confirma su posición legal para perseguir la recuperación de reclamaciones de deuda soberana bajo la ley inglesa. La sentencia cierra la fase de jurisdicción del proceso y permite avanzar con confianza hacia la fase de fondo”, señaló el CRF en un comunicado.
“Intensificaremos nuestros esfuerzos para hacer cumplir completamente esta sentencia”, advirtió David Charters, presidente del CRF.
Hasta el momento de redactar esta nota, no se registraba ninguna reacción oficial del Gobierno cubano.
Deuda externa cubana
Según el Banco Central de Cuba, en 2022 la deuda bruta superaba los 20 mil millones de dólares, incluyendo obligaciones con países del Club de París, Rusia, China y acreedores privados.
En 2015, el Club de París logró un acuerdo con Cuba. Si el total eran 11 mil millones y el rejuste fue de 8,5 mil millones, entonces lo que tenía que pagarle al Club eran 2 mil millones 500 mil.
El resto, debía pagarlo en cuotas anuales hasta 2033, pero la isla lleva al menos cinco años sin poder cumplir ese compromiso.
El Club de París, que agrupa a países acreedores y tiene como objetivo renegociar la deuda de naciones en dificultades, anunció en enero pasado que otorgó a Cuba “condiciones más ventajosas” para hacer frente a sus obligaciones, sin dar detalles.
El grupo de acreedores de Cuba incluye a Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Francia, Italia, Japón, los Países Bajos, España, Suecia, Suiza y el Reino Unido.
En esa ocasión, Cuba estuvo representada por el viceprimer ministro, Ricardo Cabrisas, que se reunió con una representación de los 14 países, conducida por el presidente del Club de París, Bertrand Dumont.
En agosto de 2023, el Club de París propuso establecer un nuevo esquema para que la isla cumpliera con los compromisos adquiridos en 2015 sobre su deuda.
Por su parte, en 2014 Rusia condonó 90 % de una deuda de 35 mil millones de dólares, quedando 3 mil 500 millones de dólares a pagar en 10 años.
China es otro acreedor clave, con créditos por proyectos de infraestructura y energía, aunque los términos no son públicos.
Las sanciones de Estados Unidos, por otra parte, limitan severamente el acceso al financiamiento internacional y aumentan los costos de endeudamiento.