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Cerca de 200 descendientes de japoneses, conocidos como “Nikkei”, se reunieron este domingo en el cementerio de Colón de La Habana para honrar a sus ancestros con una ceremonia budista, refirió un despacho de la agencia española EFE.
Frente al panteón de la colonia nipona de Cuba, el acto consistió en un ofrecimiento de incienso y la recitación de varias oraciones y contó con el respaldo de la embajada del país asiático en la isla.
“Esta peregrinación es una buena oportunidad para reforzar el vínculo con los ancestros, para proteger la cultura tradicional y, en el caso de los jóvenes, para mantener su origen japonés”, aseguró a EFE el embajador de Japón en Cuba, Nakamura Kazuhito.
En su intervención, el diplomático nipón resaltó los lazos que unen a Cuba y Japón y destacó que la comunidad nikkei es “imprescindible” para las relaciones bilaterales, pues son “un puente muy importante” entre ambos países.
Actualmente, los nikkei en Cuba suman cerca de 900 personas repartidas por todo el país. Con las dificultades de la distancia y el paso de las generaciones, mantienen viva la cultura japonesa en la isla.
“Mantener el idioma es más difícil porque apenas hay tres lugares en los que se imparte el japonés”, explicó a EFE la presidenta del comité gestor de la Asociación Nikkei en Cuba, Francisca Ponce de León Arakawa.
De acuerdo con esta descendiente, el colectivo mantiene vivas ciertas tradiciones artesanas, que difunde en talleres, como las técnicas de confección de mizuhiki (nudos), omamori (amuletos) y daruma (figuras votivas sin brazos ni piernas).
Origen y geografía de la palabra Nikkei
El término “Nikkei” se refiere a personas de origen japonés que viven fuera de Japón, incluyendo a sus descendientes, incluso si tienen ascendencia mixta.
Proviene de la palabra japonesa “Nikkeijin” (日系人), que significa “persona de origen japonés”. Se contabilizan más de 5 millones de Nikkei en el mundo, siendo las comunidades más populosas las radicadas en Brasil, Estados Unidos, Perú, México y Argentina.
Por otra parte, el Nikkei 225 es el índice bursátil más importante de Japón, que representa las 225 empresas más grandes y líquidas que cotizan en la Bolsa de Tokio, entre ellas gigantes como Toyota, Sony, Nintendo y SoftBank.
El pionero de los japoneses en Cuba
El primer japonés en llegar a Cuba fue Hasekura Tsunenaga, un samurái que desembarcó en La Habana el 23 de julio de 1614. En su honor, existe una escultura ubicada en la Avenida del Puerto, en La Habana Vieja.
Además de guerrero, Hasekura fue diplomático y lideró una embajada enviada por el shogun Tokugawa Hidetada con destino a España y Roma, con el objetivo de establecer relaciones con la corona española y la Santa Sede.
En su travesía por el Pacífico y luego por México, Hasekura llegó a La Habana, convirtiéndose en el primer japonés registrado en pisar suelo cubano.
La inmigración japonesa a Cuba comenzó en 1898, y mantuvo un flujo constante hasta 1926. De esa conexión entre dos archipiélagos de Asia y del Caribe surgió una comunidad de descendientes con experiencias comunes, que se ubicaron a lo largo del siglo XX en casi todas las actuales provincias cubanas.

Introductores del abono químico
En 1920 varios inmigrantes se dirigieron hacia la entonces Isla de Pinos, donde formaron las primeras cooperativas de producción agrícola de que se tenga noticia en Cuba, e introdujeron el uso del abono químico.
La creciente comunidad japonesa tuvo sin embargo sus años duros en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando la emigración nipona fue paralizada y los radicados en Cuba fueron detenidos en campos de concentración en Isla de Pinos y en La Habana.
Según las investigaciones, el fin de la guerra y de la concentración no terminó con las tensiones con Japón, que llegaron a su fin en 1959, cuando la revolución de Fidel Castro llegó al poder y normalizó las relaciones con Tokio y se restauró la emigración, aunque en menor medida.
En 2020, en Cuba sólo quedaban 25 japoneses de primera generación, 15 de los cuales llegaron antes de 1959. Aunque el asentamiento japonés más conocido es el de Isla de la Juventud debido a la popularidad del agricultor Mosaku Harada y su familia (12 hijos, 20 nietos y bisnietos, en total 46 miembros), La Habana se convirtió en una plaza fuerte, con más de 200 descendientes de emigrantes nipones.
Además del agricultor Harada, otro japonés que alcanzó popularidad en Cuba fue el horticultor Kenji Takeuchi, quien por encargó desarolló el orquideario de Soroa, en la provincia de Pinar del Río, donde cultivó más de 700 especies de estas flores.
Japón y Cuba mantienen unos fuertes vínculos políticos desde hace décadas a pesar de la distancia geográfica y cultural. Tokio ha apoyado a La Habana con importantes donaciones y programas de desarrollo a lo largo de los años.
Este sábado llegó a Cuba un cargamento de ayuda de emergencia nipón para los cientos de miles de damnificados por el paso del huracán Melissa.










