Este martes la termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas, volvió a darle un susto a los cubanos, al desconectarse súbitamente en la mañana. Pero aunque pudo sincronizar en poco tiempo, la generación eléctrica sigue por el piso en la isla.
El principal bloque unitario de Cuba se reconectó en la tarde del martes tras sufrir un fallo en la protección del control automático de la caldera, problema similar al que hizo colapsar al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) en septiembre.
Su salida, en medio de una agudización de la prolongada crisis energética, había disparado aún más las alarmas de una población agobiada por los interminables apagones. La rápida reincorporación de la planta, sin embargo, no alcanza ni por asomo para cubrir las actuales carencias del SEN.
Sin ir más lejos, también el martes se desconectaron la unidad 6 de Energás Jaruco y los motores de la central fuel de Moa. Una parte de estos ya estaban en servicio sobre las 7:00 PM, según la Unión Eléctrica (UNE), que hoy no reportó de baja a ninguna de esas dos plantas.
No obstante, la disponibilidad a las 6:00 de la mañana era de apenas 1460 MW —unos 200 MW menos que ayer a esa misma hora—, en tanto la afectación superaba ya los 1000 MW. Para el mediodía la afectación estimada ascenderá hasta los 1300 MW.
Carencias en la generación térmica y en la distribuida
Aun con el retorno de la Guiteras tras el susto de ayer, la generación térmica no levanta cabeza. Este miércoles en la mañana eran nueve los bloques desconectados, entre ellos todos los de las termoeléctricas de Renté y Santa Cruz del Norte.
Al menos uno de ellos, el 3 de Santa Cruz, debe sincronizar hoy para el pico nocturno y aportar 50 MW.
También a esa hora deben incorporarse 50 de los 535 MW en motores de generación distribuida que se encuentran fuera por falta de combustible y lubricantes. El resto seguirá ausente, al igual que los 312 MW que se pierden este miércoles por limitaciones térmicas.
Las incorporaciones previstas —de producirse— deben elevar la disponibilidad en la noche hasta solo los 1560 MW, muy lejos de las cifras óptimas para esa exigente franja horaria, cuando la afectación máxima estimada por la UNE debe ser de 1750 MW.
El déficit, no obstante, pudiera ser mucho mayor en la práctica, pues la demanda prevista (3240 MW) es inferior a la de las jornadas precedentes y de superarse se agravaría la afectación. Ello también podría pasar de ocurrir una rotura en alguna de las plantas en funcionamiento.