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A finales de este año 2025 Cuba, su sociedad y su economía, están en un momento de múltiples tensiones y complejidades, que no basta con reconocer y reflejar en estadísticas, lo cual obviamente es fundamental. Se debe ir más allá, tratar de entenderlas, explicarlas y superarlas o al menos tratar de contribuir a ello. Está en juego el futuro de la nación a la que aspiramos.
Nos aproximamos a un nuevo año sucesivo de decrecimiento económico. Se estará a más de 11 puntos por debajo del Producto Interno Bruto que tuvo el país en 2019, hace 6 años.
A pesar de algunos avances relativos en materia fiscal y de una reducción insistimos relativa, en el índice de inflación inter anual, así como de una renegociación de los plazos de pago de una parte de la de la deuda externa, se mantienen los desequilibrios macroeconómicos. Persiste la insuficiente producción de alimentos, la extendida ineficiencia empresarial, la contracción de las exportaciones, la falta de correspondencia entre los ingresos de la mayoría de la población y los precios corrientes en los mercados internos, el caos monetario y cambiario, el deterioro de la infraestructura y de servicios esenciales, la insalubridad, el impacto negativo de la crisis sobre una población en decrecimiento y envejecimiento, etc. (En otros textos hemos referido en detalle cada uno de estos aspectos.)
Sin dudas, el país ha estado bajo fuertes impactos externos, desde la política de agresión de Estados Unidos, las condiciones actuales de la economía mundial, hasta otros eventos adversos como el golpe del huracán Melissa al oriente de país y la expansión de epidemias de arbovirosis que están afectando a una muy amplia parte de la población. Pero también se ha visto afectado, y a esto debemos prestar más atención, por el insuficiente y errático avance de la reforma integral que entendemos es imprescindible para superar la actual situación.
En nuestra opinión, no ayudan expresiones al uso como “actualización” y “perfeccionamiento”. ¿Actualizar qué y perfeccionar qué?. Preguntamos con honestidad. De lo que se trata es de transformar, abordar transformaciones profundas e integrales. Eso creemos y argumentamos. Sin eso no habrá avance significativo posible.
Es también importante destacar el carácter positivo de la inserción de Cuba en espacios emergentes como los BRICS y la Unión Económica Euroasiática. Sin embargo, es necesario comprender que el mundo aquel donde las relaciones económicas se basaban en acuerdos políticos se derrumbó con el muro de Berlín. Ahora, aprovechar esos nuevos espacios, depende de la fuerza y el dinamismo económico con el que se pueda asistir a ellos. La cooperación existe, pero es menor, puntual y está muy lejos de alcanzar la magnitud necesaria para cambiar la situación y revertir la crisis.
Durante años y en diversas publicaciones, hemos expuesto nuestros análisis y propuestas al respecto, la idea y la actitud siempre ha sido contribuir, debatir, aterrizar, ni un ápice de pretensiones en el sentido de que necesariamente tengamos razón. Nuestras consideraciones como economistas cubanos han estado a disposición de las autoridades, de la academia y de todas las personas por más de 30 años: desde el libro “Cuba: La Reestructuración de la Economía (Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 1995, cuya esencia consideramos totalmente vigente, hasta otros textos que hemos venido publicando sistemáticamente.
Con la academia y con las personas en general hemos debatido bastante y de manera edificante; con las autoridades casi nada. No se nos ha abierto ese espacio.
Ahora, al presentar este texto sobre una cuestión específica de las transformaciones que consideramos necesarias —el impuesto al valor agregado—, es preciso aclarar que no nos estamos refiriendo a toda la transformación integral sino a una dimensión importante pero específica, que solo cobra validez concebida como parte de esa integralidad ampliamente tratada en muchos de nuestros textos anteriores y que a la vista están.
Es con esa perspectiva que se debe leer este breve artículo. O sea, como parte de un todo, sin perder de vista que lo que más importa es el todo, único contexto en el cual las partes cobran sentido. La economía es un sistema complejo y como tal hay que tratarla. Las proporciones, la secuencia, el tiempo y otras categorías generales son esenciales y no son neutrales, de su adecuada consideración depende en gran medida el avance posible.
Se debe destacar que otra importante circunstancia está presente en este momento, noviembre de 2025, es que el Gobierno ha presentado y puesto a discusión pública, previo a su aprobación, —sabia decisión—, un plan general para la economía “Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, en ese contexto, como un aporte a ese debate actual, debe entenderse este texto.
Como expresamos, nuestras reflexiones sobre la integralidad de la necesaria reforma de carácter fundamental se encuentran en varios textos, entre ellos, “Cuba, la reestructuración de la economía. Una propuesta para el debate” (1995), “La pequeña y mediana empresa en Cuba. Aportes para un debate actual (1997), y más recientemente en “Cuba, la inflación aquí y ahora: administración tributaria, política de precios y deuda pública” (octubre, 2021), “Los precios y la arquitectura de la reforma económica en Cuba” (diciembre, 2021), “Conjurar la inflación: lo esencial de una política integral (la oferta, la demanda y la política monetaria)” (abril, 2022), “La política fiscal y el Impuesto sobre los Ingresos Personales en la reforma integral de la economía” (junio, 2022), “La reforma de la empresa estatal en Cuba, componente principal de la restructuración de la economía”(diciembre, 2022) y “Sobre algunas de las incongruencias e insuficiencias de la política económica en Cuba” (mayo, 2024), entre otros. Y también en “Sobre el recién presentado Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía” (octubre, 2025). La mayor parte de ellos fueron, además, enviados oportunamente a las autoridades del Gobierno.
En un texto anterior habíamos comentado que volveríamos sobre el “Programa de gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”. Ahora bien, como son muchos los temas a abordar, y el tiempo es también para nosotros una variable crítica, nos referiremos ahora específicamente al punto 1.5 del Programa: “Presentar resultados del estudio y propuestas para la implementación del Impuesto sobre Valor Agregado (IVA)”.
Lo primero es señalar que el enunciado de ese punto, como el de otros que también son parte del Programa, es general, sin cronograma, tareas simultáneas o precedentes e instituciones responsables. Es un tema sumamente complejo y requiere, como el propio Programa, un enfoque integral.
Uno de los impuestos indirectos que hoy se aplican es el llamado Impuesto sobre las Ventas, que grava con el 10 % (salvo excepciones) el importe de las ventas mayoristas y minoristas de productos y servicios. Este gravamen, en su aplicación, tiene, entre otras, las siguientes desventajas y fallas:
- Es regresivo, en la medida que la carga tributaria, como porcentaje de los ingresos, es mayor para las familias de bajos recursos que para las de altos ingresos.
- Distorsiona los precios relativos en la economía.
- Existen dificultades prácticas para eliminar la carga fiscal acumulada de los productos a exportar.
- La gran evasión fiscal, debido a la ausencia de una regulación sobre la emisión obligatoria de facturas (impresas o electrónicas), la no existencia de un mercado cambiario formal, la obligatoriedad del uso de una tasa de cambio desactualizada para el registro contable (1 USD = 120 CUP) para los negocios privados, el débil control de las instituciones del gobierno y el crecimiento de la economía sumergida. Todo ello, además de los problemas de la bancarización, genera la poca aceptación de los pagos electrónicos a la cuenta fiscal por parte, sobre todo, de los negocios no estatales.
Es muy importante tener en cuenta que un programa sobre la economía no se reduce solamente a una rigurosidad técnica neutral, aunque esta es muy importante. Es esencial que esté en función de objetivos sociales claramente establecidos. En el caso de Cuba, un objetivo clave es la garantía de la justicia social, por esta razón es fundamental el carácter progresivo que debe tener el sistema impositivo.
Este principio irrenunciable, adquiere ahora mayor relevancia cuando la crisis ha provocado un crecimiento de la vulnerabilidad social y el notable empobrecimiento de sectores de la población.
Parecería que lo que se propone implícitamente en el punto 1.5 del Programa, es la sustitución del Impuesto sobre las Ventas por el IVA. Más de 160 países utilizan el IVA.
El IVA es un impuesto al consumo que se aplica con una tasa en cada etapa de la producción y distribución de un bien o servicio. Su funcionamiento es el siguiente: cada empresa en la cadena cobra el IVA a su cliente sobre el precio de venta (IVA repercutido), esas mismas empresas pagan IVA cuando compran insumos a sus proveedores (IVA soportado), y al final de cada período, la empresa resta el IVA que pagó (soportado) del IVA que cobró (repercutido) y entrega la diferencia al fisco.
El impuesto total, que recae finalmente sobre el consumidor, es equivalente a aplicar la tasa solo sobre el precio final, evitando que el impuesto se acumule en cada transacción.
Mantiene, si se aplica una tasa impositiva uniforme, la misma desventaja de su regresividad. Sin embargo, existen dos mecanismos principales para reducir la regresividad y hasta lograr progresividad: la aplicación de tasa 0 % (o menor que la general) a bienes de la canasta básica y medicamentos o el llamado enfoque personalizado. Para el resto de los bienes y servicios se utiliza la tasa general.
Con el IVA personalizado se diseñan políticas para su reintegro a ciertos grupos poblacionales. Este reintegro puede ser total o parcial, y puede ser estructurado como una devolución o como una compensación.
Varios países de América Latina han introducidos programas de personalización del IVA: Colombia, Uruguay, Argentina, Ecuador y Bolivia, y los grupos beneficiarios, según el país, son jubilados y pensionados, personas con ingresos mensuales menores a un cierto monto, individuos con discapacidades u hogares en extrema vulnerabilidad. El número de beneficiarios incluye 1.,5 millones de individuos en Argentina, 1 millón de hogares en Colombia, 200 mil hogares en Uruguay y 15 mil personas en Ecuador.
Una comparación del IVA con tasa 0 % (o menor que la general) a Bienes Básicos o personalizado (IVAT0P) con respecto al Impuesto sobre Ventas (ISV) nos muestra que:
– EL IVAT0P puede ser progresivo. El ISV es regresivo
– Eficiencia Económica: El IVAT0P combina la eficiencia del IVA con tasa única (neutralidad con un objetivo social.
– Autofiscalización: Para deducir el IVAT0P que pagó, el comprador (empresa) necesita que su proveedor le emita una factura legal. Esto crea una cadena de verificación que reduce la evasión. En el caso del ISV no hay un incentivo incorporado para que los compradores intermedios exijan facturas, ya que no pueden descontar el impuesto. La evasión es más fácil y frecuente.
– Exportaciones: Con el IVAT0P las exportaciones pueden salir totalmente libres de impuestos. Con el ISV el impuesto pagado en etapas intermedias se convierte en un costo.
– Simplicidad Administrativa; el IVAT0P es más complejo, sobre todo cuando existen diferentes tasas.
Para que el IVA se pueda introducir de manera eficiente en la economía, necesita una visión de integralidad con tareas secuenciales y simultáneas, enmarcadas en un cronograma con indicadores medibles a nivel nacional y territorial, y conteniendo las respectivas instituciones responsables. Las frases con infinitivo que contienen los verbos “avanzar, perfeccionar, trabajar…”, son altamente imprecisas y en realidad muestran más bien una exhortación o un deseo.
A continuación, sin pretender ser exhaustivos, relacionamos de manera breve, algunas áreas y premisas, para que esta importante reforma sea ejecutada como debe ser y no a “ojo de buen cubero”. De ellas, en un marco reticular, con acciones, indicadores, etapas, responsables y tiempo, se podrían conformar las tareas para la creación de las condiciones necesarias para la introducción del IVA.
Factura impresa o electrónica: Sin regulaciones de obligatoriedad de emisión y contenido de facturas cualquier sistema impositivo es endeble.
Reforma de la empresa estatal y desarrollo de los pequeños negocios: Para reducir la informalidad y generación de empleos con salarios remunerativos. Reforma de la empresa estatal y desarrollo de la pequeña empresa privada y cooperativa son “caras de una misma moneda”.
Estadísticas sobre pobreza y niveles de ingreso: Cálculo de canasta básica para determinar los bienes con tasa 0 % (o menor que la general) o el enfoque personalizado. Monitoreo permanente de la población objetivo.
Preparación de funcionarios y empresarios: Se necesitan funcionarios, inspectores y auditores competentes e íntegros con salarios remunerativos. También debe abordarse la capacitación de los empresarios y público en general.
Finanzas: Se necesitan normas contables y precisiones sobre tiempo de pago o devolución.
Medios materiales: La autoridad fiscal debe tener los medios necesarios para realizar las inspecciones y auditorías, desde transporte, mobiliario, edificaciones hasta computadoras.
Tipo de cambio: Funcionamiento de un mercado cambiario legal bajo regulaciones y respaldo del Banco Central.
Comunicaciones: Una mejoría en la conectividad es necesaria para la ampliación de los pagos por esta vía. Sería aconsejable evaluar la venta a precios asequibles y con facilidades de pago de teléfonos inteligentes.
Control: Procedimiento de inspecciones y auditorías y método de selección de las unidades a evaluar.
Debe aclararse que el establecimiento del IVA como aquí se propone, supone el avance de la reforma hasta que este alcance a todos los productos y servicios, aún si su venta de manera temporal se realice en moneda extranjera. Ello conllevaría a un reanálisis de los precios de esos últimos. Finalmente, todos los productos en un mercado unificado tendrían las mismas reglas.
Este texto, al igual que casi todos los anteriores, será enviado a las instituciones cubanas simultáneamente a su publicación.
Volveremos sobre otros puntos específicos del Programa de Gobierno puesto a debate, pero sin perder la integralidad que este debería alcanzar y que no vemos presente en su versión actual.
Bibliografía fundamental:
Alastair Thomas, The regressivity of the VAT. OECD. 2020.
Emilio Pineda, Martin Bes y Alberto Barreix, Revisando el IVA Personalizado: Una herramienta para la consolidación fiscal con equidad. Centro Interamericano de Administraciones Tributarias, 2022.
Scott Hodge, From the Tax Foundation Archives: The Pros and Cons of a Value Added Tax (VAT), Tax Foundation, 2017.
*Este texto fue publicado originalmente en el perfil de Facebook de su autor. Se reproduce con su expreso consentimiento.












