El presidente Miguel Díaz-Canel abrió la puerta del deprimido sector agropecuario de Cuba a los inversionistas extranjeros, durante su presentación esta semana en un foro internacional.
Al intervenir de manera virtual en el IV Foro Mundial de la Alimentación, que se celebra en Roma hasta este viernes, el mandatario cubano “invitó al empresariado mundial a considerar a Cuba como un socio estratégico, con el propósito de incrementar la producción agropecuaria y contribuir a la seguridad alimentaria en la nación”, reseña la agencia Prensa Latina (PL).
Según el reporte, Díaz-Canel se refirió a “garantías” de la isla para la inversión extranjera directa, entre ellas “la disponibilidad de recursos humanos con alta calificación y la infraestructura, la cual, dijo, está en franco proceso de fortalecimiento”.
Asimismo, “enumeró algunas de las estrategias emprendidas en Cuba para fortalecer y diversificar las producciones agrarias y pecuarias, a partir de la gestión sustentable de los recursos naturales”, añade el despacho sin ofrecer detalles al respecto.
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En su discurso, el jefe de Estado se refirió a la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, aprobada en 2022, y la inserción de Cuba en programas e iniciativas de la FAO, como elementos a favor de la creación de “alianzas estratégicas” para impulsar las capacidades productivas.
Por otro lado, abordó el impacto negativo en el sector agropecuario cubano de la pandemia de la covid-19, el cambio climático y el bloqueo/embargo de Estados Unidos, apunta Granma.
Una solución “problemática”
Al analizar los planteamientos de Díaz-Canel en el Foro Mundial de la Alimentación, el economista Pedro Monreal consideró “problemático centrar la solución de la crisis del agro cubano en la eventual inversión extranjera”.
En su opinión, “la notable contracción de la inversión en el sector expresa un deformado patrón inversionista que refleja prioridades resultantes de decisiones políticas internas”.
En una publicación en la red social X, donde suele comentar la realidad económica del país, Monreal señaló que “el reducido peso relativo de la inversión agropecuaria (apenas 2,5% de la inv. total) parece indicar que la ‘prioridad’ oficial respecto a la seguridad alimentaria no pasa de ser una consigna”.
“La inversión agropecuaria fue 15 veces inferior a la relacionada con el turismo”, hizo notar.
2/8 El reducido peso relativo de la inversión agropecuaria (apenas 2,5% de la inv. total) parece indicar que la “prioridad” oficial respecto a la seguridad alimentaria no pasa de ser una consigna. La inversión agropecuaria fue 15 veces inferior a la relacionada con el turismo pic.twitter.com/DdrwZ5iToL
— Pedro Monreal (@pmmonreal) October 15, 2024
Para Monreal, quien destacó el peso del sector privado en la producción agropecuaria de la isla, “en una charla promocional (como la del presidente cubano) se dramatizan y se minimizan factores, pero puede llegarse a un punto donde la carencia de autocrítica desvanece el realismo del mensaje”.
“La crisis del agro cubano es anterior a la pandemia y EE.UU. suministra alimentos a Cuba”, añadió.
“El agro cubano requiere inversión extranjera y colaboración internacional, pero la solución de su tremenda crisis necesita transformaciones de propiedad, empresa privada, énfasis en el mercado, una institucionalidad de apoyo, y garantías jurídicas al privado”, concluyó el experto.
8/8 El agro cubano requiere inversión extranjera y colaboración internacional, pero la solución de su tremenda crisis necesita transformaciones de propiedad, empresa privada, énfasis en el mercado, una institucionalidad de apoyo, y garantías jurídicas al privado
— Pedro Monreal (@pmmonreal) October 15, 2024
Cuba, que atraviesa desde hace varios años una severa crisis económica, importa alrededor del 80 % de los alimentos que consume, según datos oficiales, mientras ha visto decrecer significativamente su producción agropecuaria.
Las autoridades cubanas han implementado un grupo de acciones y medidas con la voluntad declarada de “reanimar” el sector agrícola y la ganadería, así como “corregir distorsiones” que, señalan, desvirtúan el sentido del trabajo agropecuario y las reformas aplicadas en el mismo.
Sin embargo, lejos de contribuir a un despegue productivo, estas medidas no han podido frenar el retroceso, al tiempo que han generado cuestionamientos por parte de productores y académicos, que consideran que en no pocos casos no son coherentes con la realidad socioeconómica de la isla y no incentivan adecuadamente la producción.