El uso del dólar de Estados Unidos en la economía cubana tiene un recorrido interesante: se permite en un tiempo, después deja de funcionar; pasado un periodo, vuelve a aceptarse, después se prohíbe y así… Como dice el dicho: “un pa’lante y un pa’trás”.
Un salvavidas en los 90
Debe recordarse que el proceso de dolarización de la economía cubana desde su inicio en 1993 sirvió como un mecanismo de estabilización ante el impacto del shock externo que produjo la desaparición de los vínculos con los ex países socialistas europeos y la URSS, principalmente.
Desde ese año el uso del dólar en toda la economía cubana contribuyó de forma directa a la consolidación de las tendencias de recuperación en algunas áreas, ya que fomentó una nueva fuente de ingreso al país, sólo fue superada por el turismo en esa época.
Por ejemplo, las ventas de las llamadas Tiendas de Recuperación de Divisas (TRD) en dólares en 1993 significaron el 13,2 % de las exportaciones totales de los bienes y servicios en Cuba, pero en 2001 estas ya ascendían al 23,2 %. Es decir, tuvo una participación decisiva para que el Estado cumpliera con sus compromisos en divisas.
El componente principal de la circulación de los dólares en Cuba eran las remesas familiares provenientes en su mayoría de los Estados Unidos. Eso permitió el crecimiento del mercado minorista que operaba en divisas que, según estimaciones, fueron superiores a los 3 mil millones de dólares en su mejor momento.
Dolarización: el lado positivo
El incremento de las transacciones en dólares permitió la reanimación de las producciones de varias industrias nacionales, de la ligera, alimentación, envases, entre otras. Así, las ventas de productos domésticos en esas tiendas se incrementaron de 170 millones de dólares en 1996 a más de 576,5 millones en 2000, lo que posibilitó que la presencia de productos nacionales pasará de un 29 % a un 51,2 % de las ventas totales de la tiendas. Por esto, se consideraba que la dolarización había tenido un saldo positivo en el desempeño económico nacional.
Pero en 1995 comenzó a emitirse un símil del dólar que era el peso convertible (CUC), y esto creó ciertas condiciones en el orden monetario para iniciar el proceso de desdolarización; es decir, el inicio de la creación de condiciones para sustituir la libre circulación del dólar.
La desdolarización que se planteaba al final mantenía un sistema monetario caracterizado por la dualidad. En ese sentido, las posibilidades de poder instrumentar la convertibilidad plena del peso cubano evidentemente requerían de mucho más tiempo, ya que se mantenían las restricciones estructurales, o sea, los desequilibrios estructurales de la economía cubana.
Y llegó el CUC
En 2004 se aprobó la Resolución 65 del Banco Central de Cuba mediante la cual se introdujo el empleo obligatorio del peso convertible en las transacciones de las empresas cubanas. Y el 29 de diciembre de 2004 se aprobó la Resolución 92, la cual establece normativas aun más rígidas en el manejo de los ingresos en divisas por parte de las empresas.
Posteriormente, a través de la Resolución 80 de 2004 el Banco Central de Cuba prohibió aceptar el dólar estadounidense para pagos en efectivo, y fue reemplazado a partir del 8 de noviembre por el CUC, con el que convivía hasta entonces. La tenencia de dólares siguió siendo legal en la isla.
La medida fue una aplicación generalizada que afectaba a tiendas, hoteles y restaurantes. La única excepción fueron los polos turísticos, donde iba a mantenerse la aceptación de euros, restringida a los lugares donde ya se aceptaba con anterioridad, como en Varadero. Con esta decisión se completaba el ciclo de las medidas dirigidas a propiciar la desdolarización de la economía cubana.
El 25 de octubre de 2004 se anunciaba oficialmente la prohibición de la circulación del dólar americano en la isla. A partir del 8 de noviembre de 2004 sólo “pesos convertibles”, que igualaba el valor del dólar.
CUC sin respaldo: un gran problema
La eliminación de la circulación del dólar en ese momento dejaba pendientes cuestiones esenciales, como el hecho de que se mantenía un sistema monetario y económico dual, y que la tasa de cambio de 1 por 1 era una sobrevaloración del tipo de cambio. Además, estaba el anclaje del peso convertible del dólar. Pero al final no se respetaron las condiciones que se fijaron para la emisión y circulación del CUC, que era mantener su valor contra USD que se retiraba.
No es correcto decir que la dolarización dejó de existir cuando comenzó la circulación del CUC, porque inicialmente esta tenía su respaldo en dólares. Lo que no debió ocurrir fue la política de emisión adoptada irresponsablemente por el Gobierno cubano, ya que se emitió muchas veces más CUC que el respaldo real en dólares.
Su valor nominal superó, según especialistas, en más de cuatro veces su respaldo efectivo en divisas. Eso llevó al desabastecimiento de las tiendas en CUC. Sin divisas para hacerles frente, no se importaba porque no se le pagaban las deudas a los proveedores que abastecían las tiendas.
Y llegó el MLC
El 6 de febrero de 2020 en una comparecencia oficial el ministro de Economía, en relación con las recién abiertas tiendas en MLC, expresaba lo siguiente: “Es una medida que beneficia a todo el pueblo, con independencia de que no todo el pueblo pueda acceder a la moneda libremente convertible y comprar esos productos en las tiendas, pero esas divisas captadas por el país, debido a su sistema socioeconómico, se revierten en beneficio de la población. (…) Es una medida que no afecta a nadie y beneficia todos”.
El MLC fue la denominación que estableció el Gobierno cubano para tratar como “moneda libremente convertible”; lo que los expertos empezaron a denominar “dólar bancario”.
La venta de productos alimenticios y de aseo, de gama “media y alta” en moneda libremente convertible (MLC), se expandió a partir del 20 de julio de 2020 en determinados establecimientos y centros comerciales pertenecientes a Tiendas Caribe y la Corporación Cimex.
En la Mesa Redonda del 16 de julio de 2020, Ana María Ortega, directora general de Tiendas Caribe, expresaba que de los más de 4 800 puntos de ventas existentes, solo 72 ofertarían este servicio en MLC, implementado como parte de las nuevas medidas en función de enfrentar la crisis.
¿De dónde podían obtenerse fondos para estas cuentas?
Las cuentas bancarias en dólares estadounidenses de las personas naturales podrían recibir fondos mediante:
- Transferencias bancarias del exterior desde bancos que tengan acuerdos con bancos cubanos y en las divisas aceptadas por estos, a las que se le aplicará el tipo de cambio del día para su conversión a USD.
- Transferencias bancarias desde otras cuentas en divisas abiertas en bancos cubanos.
- Transferencias de remesas recibidas del exterior a través de FINCIMEX S.A., para los clientes del Banco Metropolitano (BANMET) y el Banco Popular de Ahorro (BPA); se exceptúan las remesas recibidas por la Western Union, que hasta el momento solo entrega el efectivo en CUC.
- Depósitos en efectivo de dólares estadounidenses.
- Depósitos en euros, libras esterlinas, dólares canadienses, francos suizos, pesos mexicanos, coronas danesas, coronas noruegas, coronas suecas y yenes japoneses. Se aplica el tipo de cambio del día para registrarlas en la cuenta en USD.
Adiós al CUC
A finales del propio año 2020 el presidente cubano Miguel Díaz-Canel, acompañado por Raúl Castro, anunció en la Televisión cubana que a partir del primero de enero de 2021 empezaría la Tarea Ordenamiento: la unificación monetaria. En un término de seis meses desaparecía el CUC.
Pero el anuncio llegó en uno de los momentos más difíciles para la economía cubana, golpeada por la caída del turismo provocada por la pandemia de COVID-19; la paralización o ralentización del resto de la economía por la misma causa; la larga crisis de Venezuela, y el endurecimiento del bloqueo estadounidense, entre otros factores.
Cuba intentaría así iniciar un proceso de unificación monetaria y cambiaria el primero de enero de 2021 con la salida de circulación del peso convertible (CUC) —paritario con el dólar en la tasa oficial bancaria—, lo que dejaría como única moneda oficial del país al peso cubano (CUP), con una tasa única de conversión de 24 pesos por dólar.
Devaluación: golpe al CUP
El anuncio de esa tasa constituyó una severa devaluación oficial de la moneda nacional, y el tema resultó una gran preocupación de la población: sus ahorros en CUP perdieron valor inmediatamente.
El 21 de junio de 2021, los dólares en efectivo en Cuba se prohíben de nuevo. Se aplica la Resolución 176 de 2021 que prohibía la aceptación del dólar en efectivo por parte de los bancos e instituciones no bancarias del país.
El argumento esgrimido fue que las bóvedas bancarias tenían demasiados dólares con los cuales no se podía operar, por las dificultades que impone el bloqueo. Sin embargo, tiempo atrás se había suspendido la venta de dólares en CADECA porque el país no tenía dólares. ¿Cuál era la verdad? ¿En qué tiempo se repletaron esas bóvedas?
Y regresó el dólar
Hace pocos días, el 10 de abril de 2023 se emitió la Resolución 63 de 2023, que deroga la 176 de 2021 —que prohibía la aceptación del dólar. ¿Se vaciaron las bóvedas de repente?
Todos conocen que no debió prohibirse el uso del dólar en las transacciones cubanas. Lo que debió hacerse fue darle la prioridad a la moneda nacional, CUP; la moneda en que se pagan los salarios del país.
La economía cubana está en bancarrota y ante esa realidad es muy atinado volver a permitir el dólar para los depósitos en bancos.
La medida actual es adecuada, porque al menos permite bancarizar una buena parte del flujo de divisas, siempre que exista la garantía de su plena liquidez; y que luego no sea objeto de “corralitos” que limiten su utilización como “depósitos a la vista”.
Sin embargo, ahora, como antes, muchas personas mantendrán su escepticismo, y otras su desconfianza respecto a la gestión de la política económica y los bancos del país como entidades seguras y confiables.
Otras medidas necesarias
La última medida aún es imprecisa e incompleta, ya que solo se anunció que se permite tener MLC vía depósitos de dólares de Estados Unidos.
Serían necesarias otras medidas para el momento actual, entre las cuales habría que considerar los pagos de la Western Union en dólares o en moneda nacional a una tasa de cambio superior a la oficial; y permitir el pago de dólares en efectivo en las nuevas tiendas minoristas extranjeras que se están creando en el país, para que los proveedores extranjeros recuperen rápidamente el capital que invertirán (ha sucedido recientemente en el comercio minorista en Venezuela).
Cuba no tiene tiempo de superar en el corto plazo los desequilibrios presentes en la realidad nacional. Son muy graves los indicadores macroeconómicos actuales, pero lo vital es incrementar la oferta nacional de bienes y servicios.
Debe dársele más paso a la introducción de elementos de la economía mercado para que exista competencia, que se acaben los monopolios de cualquier índole, y se desaten de verdad los nudos institucionales que ahogan el tejido empresarial cubano.
Que se le reste énfasis a “la empresa estatal cubana” y se hable de la “empresa cubana”, más allá de si es estatal o no. Que se promueva la sintonía y los encadenamientos entre ellas.
Si no se hace una verdadera reforma económica integral, volveremos al quita-y-pon del dólar en la economía, según el ciclo económico en que nos encontremos.