Getting your Trinity Audio player ready...
|
El crowdfunding es una forma de financiamiento colectivo que permite a personas, emprendedores y organizaciones reunir fondos para proyectos concretos gracias a pequeñas aportaciones individuales.
Hay quien tiene una buena idea y no tiene el financiamiento necesario para ponerla en marcha. De igual manera, hay quien tiene el dinero, pero no tiene un buen proyecto en el cual invertirlo.
Si unimos a las dos partes, tenemos un proyecto viable; incluso si sumamos un tercero a través de la inversión extranjera, tenemos un proyecto, como dicen los niños, “más mejor”.
Y eso es aplicable a innumerables situaciones de la vida real. Por ejemplo, en las compras mayoristas. No siempre los pequeños empresarios tienen la posibilidad de comprar en grandes volúmenes y con ello abaratar los costos, lo cual, si se logra, incide favorablemente en el precio de venta al cliente final.
Pueden mencionarse ejemplos como el de los miniparques fotovoltaicos, las mini industrias, los servicios como el de transporte y un sinnúmero más.
El crowdfunding, los fondos de inversión y muchas más herramientas financieras y comerciales son opciones viables para impulsar nuestro desarrollo.
Incluso personas que no se dedican a la actividad comercial, ni tienen intención de dedicarse a ella, tendrían una opción para invertir sus ahorros y obtener beneficios.
¿Qué hace falta para eso? En primer lugar, como siempre, voluntad. En segundo lugar, implementar las normas jurídicas que lo hagan viable.
Para eso hace falta que funcione el famoso Instituto Nacional de Actores Económicos no Estatales (Inaene), o alguna estructura que nuclee el sector, y potencie su desarrollo y la interacción con otros sectores de la economía.
Cuando abogo por una estructura de este tipo, no es para convertirla en una fuerza política (como especulan muchos), sino para encausar nuestras potencialidades, en función del desarrollo del país.
Como dice la canción: “La cobardía es asunto de los hombres y no de los amantes”, y nosotros somos amantes de nuestro país, de nuestro pueblo, y procuramos su bienestar, independientemente de la forma en que nos integremos a nuestra economía.
La figura de las mipymes puede ser un vehículo para ello… Para ello y con ese objetivo es necesario:
- Que la aprobación y constitución de las mipymes sea un proceso rápido y no lento y engorroso como es hoy.
- Que las personas pueden formar parte de más de una mipyme, para incentivar la reinversión de los fondos disponibles.
- Que se permita la inversión extranjera en esos esquemas, tal como hemos planteado en reiteradas ocasiones.
Esto es posible. Incluso puede favorecer los encadenamientos productivos y de servicios, entre los sectores públicos y privados de la economía.
Yo no tengo muchos deseos de implicarme a fondo en una actividad productiva o de servicios; ya he trabajado durante 40 años. Pero gustosamente invertiría mis ahorros en un proyecto de ese tipo.
Igual le pasa a mucha gente. Incluso los que están trabajando en profesiones que no abandonarían, pero, en paralelo, sería una buena opción para ellos invertir sus ahorros en opciones de este tipo y acrecentar sus ingresos.
Súmese a eso que los que están en el exterior del país, y con las debidas garantías, se animarían a invertir. Eso suma una necesidad más, y es que los cubanos no residentes en el país puedan formar parte de nuestras mipymes.
Es verdad que en la mayoría de los casos no es mucho lo que se invertiría; no se trata de grandes capitales… pero muchos poquitos suman.
De esa forma, el dinero saldría de debajo del colchón, donde corre el riesgo de devaluarse cada día más, y se insertaría en el mercado, mejorando la salud financiera del país y potenciando su desarrollo.
Muchas son las opciones que tenemos para aportar nosotros mismos soluciones a nuestros problemas. Estas son unas de ellas. Y como siempre digo… ¿Por qué no?
*Este texto fue publicado originalmente en la cuenta de Facebook de su autor. Se reproduce con su autorización expresa.