“El vino no es un producto elitista. Existen vinos para todos los bolsillos, para todo el mundo. Que un vino no sea caro no quiere decir que tenga mala calidad”, dijo a OnCuba Ada Dimbath, la empresaria y sumiller que fundó hace un año Plan H, la primera enoteca privada de Cuba, localizada en el Paseo del Prado de La Habana.
Cambiar la mentalidad sobre el consumo de esta bebida en el país es una de las aspiraciones del sitio, donde se ofrece una colección de más de 230 vinos provenientes de diez naciones del mundo, incluidas las regiones vinícolas más importantes.
“El concepto de la enoteca no es solamente vender vino, también incluye consumirlo en el lugar. No es el mero negocio, sino la experiencia con las catas, maridajes, la presentación del producto, la educación en la cultura de la bebida”, explicó Ada.
Plan H es, además, un lugar “de buena vibra”, según su creadora. El sitio que siempre soñó encontrar en La Habana cada vez que regresaba desde Alemania, país donde reside hace 30 años.
Le puso ese nombre porque estaba segura de que su idea era auténtica. “La letra H no tiene un significado específico, sino sencillamente es un plan, uno que funcione desde el principio, no una alternativa a algo que salió mal”, dijo.
“Esto es fruto de una necesidad personal, pero creo que es un lugar que la ciudad necesitaba. A mí me entristece mucho escuchar cuando las personas dicen ‘Esto es Cuba, aquí eso no lo hay’. Me molesta cuando nos menosprecian. Pienso que La Habana tiene mucho que ofrecer. ¿Por qué tengo que ir a París o Roma para encontrar un buen vino?”.
Pasión por el vino
Los primeros sorbos de vino que el paladar de Ada recuerda los experimentó gracias a su madre, la cantante Jacqueline Castellanos, quien al regreso de sus presentaciones en Europa siempre traía una botella. Pero la pasión no comenzó ahí.
En la década de 1990 su familia emigró. Se radicaron primero en España y luego en Alemania. Fue entonces que, al recorrer en bicicleta viñedos, cafeterías pequeñas y bodegas, Ada conoció lo que tanto defiende hoy: la cultura del vino y la accesibilidad del producto para los diferentes niveles adquisitivos.
¿Cómo lograrlo? “Yo importo los vinos directamente en colaboración con algunas bodegas o por medio de los proveedores. Los dos caminos. Al comprarle a la bodega obtienes un mejor precio. Me facilita que no haya tantos intermediarios, eso disminuye el costo y tengo mucho más margen para ofrecer un buen precio”, explicó.
Ada reconoce que una empresa como Plan H es una apuesta arriesgada en medio de la crisis económica cubana.
“Fue un poco atrevido y aún lo es. Se requiere de perseverancia, tiempo, de un soporte económico, de tener la calma para crecer de forma orgánica. Hay que creer en lo que se está ofreciendo, un concepto más allá de vender vino, sino de crear cultura, educar”.
Con ese fin abrió las puertas de Plan H durante buena parte del año pasado para realizar catas de vino gratuitas. Además, la sede de la enoteca se ha convertido en centro docente para estudiantes de especialidades relacionadas con el turismo y la sumillería.
“No es un negocio pensado para tener beneficios inmediatos. Lo veo a largo plazo. Es una pasión”, comentó.
Mipymes, la oportunidad
El sueño de crear Plan H viene rondando la cabeza de Ada desde hace más de una década.
“En aquellos tiempos había vino, pero no era el momento, no existían las condiciones para hacerlo. Con las mipymes, a pesar de que están en crecimiento y hay que optimizarlas, ahora tenemos la posibilidad de actuar como una empresa, no como un negocio por cuenta propia”, explicó la empresaria, quien además dirige dos compañías alemanas vinculadas con la industria de la música.
Tras la autorización de las micro, pequeñas y medianas empresas en 2021, Ada fundó la mipyme Bayón SURL en 2022, a través de la cual gestiona Plan H. Lo hizo luego de analizar el mercado, preparar las condiciones logísticas y contactar con los proveedores. Desde febrero de 2023, la enoteca está abierta al público.
Haberse curtido en el área de ventas internacionales y de negociación durante su trayectoria profesional de 15 años en firmas germanas, así como el éxito logrado con sus empresas, le permitieron mirar lejos y perseverar en su idea, recibida inicialmente con escepticismo.
“Una de las cosas más difíciles cuando se hace un negocio, incluso, aunque sea uno ya usual, es que crean en ti. Transmitir un sueño, algo que no existe, es complicado. Luego hay encontrar personas motivadas e interesadas en aprender. También está el hecho de ser mujer, porque que nosotras nos dediquemos a esto no es visto igual que cuando es un hombre. En la gastronomía, ahora hay un poco más de dueñas, pero normalmente son dueños”, expuso.
Los obstáculos que han encontrado en el camino, incluidos los trámites burocráticos para obtener los productos, no la han apartado de su propósito: convertir Plan H en la capital del vino en el país.
“Siempre quise venir a Cuba y hacer algo lindo. Darle algo a Cuba. A veces se ve como algo muy romántico, porque es verdad que un negocio supone un riesgo alto; pero yo estoy enamorada de mi país. Pienso que los que tenemos la oportunidad de darle algo, sobre todo a las personas que viven aquí, debemos hacerlo”.
Mucho éxito para ella y su emprendimiento. Yo soy un amante de los vinos, así que pronto estaré por allí.
Darle las gracias,por hacer que su país crezca un poquito más,y un saludo a su mamá,se le recuerda a Jacqueline castellanos,con sus canciones.