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Por Mayvic Delgado, CEO en MadWoman Agency
En los últimos años, la publicidad privada en Cuba se ha transformado significativamente. A pesar de las limitaciones impuestas por la falta de medios tradicionales disponibles para el sector privado, la creatividad y la adaptabilidad han permitido el surgimiento de nuevas estrategias de comunicación.
Este texto, el último de la serie “Comunicación digital para emprendedores” —una colaboración entre OnCuba y MadWoman Agency que forma parte del proyecto “Te digo lo que sé”— explora las diferentes formas en las que los negocios en Cuba pueden promocionarse en un contexto desafiante.
Se destacan el papel fundamental de las redes sociales, las colaboraciones estratégicas, el aprovechamiento de espacios offline, el uso de medios privados y la participación en eventos sociales.
Según Mayvic Delgado, CEO de la agencia MadWoman, a través de estos canales y plataformas, las marcas cubanas pueden no solo ganar visibilidad, sino también construir relaciones auténticas y generar conexiones con su público.
La comunicación en Cuba, hoy más que nunca, exige innovación y flexibilidad. Cada acción comunicativa puede convertirse en un acto transgresor en un panorama publicitario que está en constante evolución.
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“Cuando un cuerpo está en reposo —a menos que quede en una pendiente y su propia fuerza le haga caer— necesita de otro, con velocidad propia, que le imprima movimiento”.
Aristóteles
Con esa idea comencé hace cinco años una reflexión sobre la publicidad privada en Cuba. En ese entonces, hablábamos de cuerpos inertes, de una industria detenida por décadas, que apenas resurgía con esfuerzo y creatividad en medios alternativos como el Paquete Semanal o las revistas independientes. Hoy, muchos de esos espacios han perdido vigencia o legitimidad. Sin embargo, la necesidad de comunicar no ha hecho más que crecer.
La publicidad en Cuba hoy no ocurre en los medios tradicionales. Ni la radio, ni la prensa, ni la televisión están disponibles para el sector privado de la manera ideal. Pero eso no significa que no existan canales. Lo que ha cambiado es la forma en que pensamos esos canales y, sobre todo, lo que hacemos con ellos.
A continuación, comparto los que considero hoy los caminos más efectivos para promocionar un negocio en Cuba, tanto si se trata de un emprendimiento B2C (Business to Consumer) como de una marca B2B (Business to Business).
Redes sociales: valor, cercanía y contenido útil
Las redes sociales no solo son un canal; en muchos casos, son “el” canal. Su potencial es enorme, pero exigen una estrategia clara: generar contenido de valor. Esto implica crear piezas que aporten algo útil, entretenido o afectivo para la audiencia. No se trata solo de mostrar productos, sino de generar conversación y comunidad.
Por ejemplo, si vendes un producto alimenticio, puedes compartir recetas, consejos o maneras de aprovecharlo mejor. Si tienes un restaurante, mostrar tu equipo, el proceso detrás de cada plato o la historia de tu cocina genera confianza. Si tu empresa es B2B, compartir casos de éxito, testimonios de clientes o consejos del sector puede posicionarte como referente.
Las redes funcionan mejor cuando el enfoque está en el posicionamiento de la marca, no en la venta directa. La clave es conectar desde la autenticidad.
Colaboraciones estratégicas: alianzas con propósito
En el contexto cubano, donde cada espacio cuenta, las colaboraciones se convierten en un canal por sí mismas. Aquí entran influencers, marcas aliadas o negocios con públicos similares.
La colaboración no debe quedarse en una simple mención. Para ser efectiva, necesita un enfoque claro: puede ser una promoción cruzada, un producto en conjunto, un descuento exclusivo con código de referido o un contenido puntual con objetivo comercial. Mientras las redes se posicionan, estas colaboraciones pueden activar ventas si están bien pensadas.
El espacio offline: calle libre, ideas vivas
A diferencia de otros países, en Cuba las calles no están saturadas de anuncios. Y eso, paradójicamente, puede ser una ventaja. Salvo en espacios donde se requiere permiso especial (como grandes playas o monumentos), muchos lugares son aprovechables para la comunicación creativa.
Volantes, stickers, intervenciones urbanas e instalaciones visuales pueden convertirse en plataformas para posicionarte. Este canal funciona, como las redes, para acercar la marca al público. No siempre se trata de vender directamente, sino de dejar huella, generar recuerdo y llevar tráfico hacia tus plataformas digitales.
Dinámicas como preguntas al público, juegos, regalos o experiencias pueden marcar la diferencia.
Medios privados: segmentar y conectar
Aunque no siempre están completamente legitimados, algunos medios digitales cubanos siguen ofreciendo valor como canal de visibilidad. La clave está en entender muy bien su audiencia: ¿a quién le hablan? ¿Qué tono usan? ¿Qué tipo de contenido publican?
Si decides usar uno de estos espacios, hazlo con material de calidad. Un diseño profesional, un texto relevante y una propuesta visual coherente pueden ayudarte a ganar posicionamiento en nichos específicos y diferenciados. Este canal es ideal para construir reputación y alcance, sobre todo en sectores donde la autoridad pesa.
Eventos, fiestas y espacios sociales: tráfico y presencia
La vida social en Cuba tiene sus propios ritmos y códigos. Eventos de networking, fiestas temáticas, pop-ups, exposiciones y hasta espacios “de moda” ofrecen oportunidades únicas para comunicar. El enfoque aquí debe estar en atraer tráfico hacia tus plataformas (redes, WhatsApp, tienda online) y generar interacción directa.
¿Cómo se logra? Con mensajes visuales fuertes, frases llamativas, dinámicas creativas o incluso activaciones sorpresa. Este es el canal del “aquí estoy”, del “mírame”, del “sígueme”. Funciona mejor cuando el objetivo es visibilidad rápida o contacto inicial con nuevos públicos.
Comunicar en Cuba significa reinventarse constantemente. Lo que hace cinco años era una excepción, hoy es casi una norma: la comunicación en Cuba exige creatividad, enfoque y mucha flexibilidad. Ya no contamos con medios convencionales, pero sí con una variedad de canales que, bien utilizados, pueden convertirse en verdaderos motores de visibilidad, posicionamiento y ventas.
No hay fórmulas mágicas, pero sí principios que funcionan: aportar valor, conectar con autenticidad, pensar estratégicamente y aprovechar cada espacio como una oportunidad. Aunque el cuerpo publicitario en Cuba sigue en reposo, cada marca que se mueve, comunica y crea, le imprime movimiento. Y eso, en este contexto, es ya un acto revolucionario.