Desde la adolescencia, la verdadera vocación de Andro Rodríguez, de 29 años, ha sido el entrenamiento físico. Empezó a asistir a un gimnasio a los 18 años y desde entonces no ha dejado de estar entre máquinas y mancuernas. Sin embargo, no sospechaba que su afición terminaría llevándolo a convertirse en el dueño de un exitoso gym, inaugurado hace menos de un año en Nuevo Vedado, La Habana.
El inicio de la historia de Andro como entrenador comenzó en la pandemia, cuando, debido a las medidas sanitarias, tuvo que ejercitarse al aire libre y varios vecinos en su natal Casablanca se le unieron. Un tiempo después, lo contrataron como instructor en el gimnasio Crossfit Superman en el 2022, donde estuvo solo unos meses antes de empezar su proyecto propio.
Lejos quedaba su profesión de ingeniero informático, relegada por su verdadera pasión. “Cuando algo te gusta mucho, no te cuesta estudiarlo. No era atleta ni tenía formación en cultura física, pero me preparé para estar a la altura”, explicó en entrevista con OnCuba.
El salto a un negocio propio lo dio gracias a la sugerencia de un amigo, que le dijo que conocía de una propiedad disponible que podría utilizar. “Dije que sí, pero no estaba preparado. No sabía si lo conseguiría. Tenía poco presupuesto. Le comenté la idea a otro amigo y nos convertimos en socios. Así empezamos”, relató.
Unos ocho meses aproximadamente tomó la renovación de una casa en las cercanías del Parque zoológico de La Habana para convertirla en lo que es hoy en Vikingo gym, que abrió sus puertas en noviembre pasado, con un área de musculación y otra de Crossfit, una técnica de entrenamiento que combina la halterofilia, el acondicionamiento metabólico, la gimnasia, entre otras disciplinas.
El negocio de los músculos
El primer reto que afrontó Andro como emprendedor fue incluso antes de que su gimnasio abriera al público, cuando decidieron importar los equipos de musculación y otros implementos deportivos.
“No tenía conocimiento, tuve que entender cómo funcionaba la importación, que es un proceso complicado y hasta peligroso. Corres el riesgo de que puedas perder los equipos. Ese era mi mayor miedo porque tenía todo mi capital invertido ahí. Sufrí ataques de pánico, incluso”, explicó.
Para mayores sobresaltos, Andro supo que, debido a las sanciones estadounidenses, su carga saldría de Panamá y llegaría a Jamaica para ser trasladada a otro barco con destino a Cuba. Finalmente, los equipos llegaron cuatro meses después.
Otro asunto esencial para el funcionamiento de un negocio de este tipo son los recursos humanos. “Preferí contratar a entrenadores que fueran sobre todo buenas personas. No quería a los mejores, porque usualmente vienen con un ego elevado y no deseaba confrontaciones. Mi idea siempre ha sido que se respire un buen ambiente. Seleccionamos a buenos muchachos y los clientes están muy complacidos”, dijo Rodríguez.
Según explica, lidiar con clientes requiere de capacidades de convencimiento y de pedagogía. “Los ejercicios pueden llegar a ser lesivos si no se practican de la forma correcta, si no se presta atención al entrenador. Muchas veces, algunos clientes ponen más peso o hacen las cosas de forma diferente a lo recomendado. Creo que es un reto para todos los gimnasios lograr disciplinarlos”.
Para conseguirlo la preparación de los instructores es imprescindible. Este es una de las mayores preocupaciones de Andro con su equipo en Vikingo. Por una parte, lamenta que no abunden los espacios de preparación especializada para entrenadores fuera del sistema deportivo. Sin embargo, aspira a organizar encuentros en su propio gimnasio donde sus colegas puedan recibir información sobre las metodologías apropiadas para el trabajo con los clientes.
Cuestión de marketing
El crecimiento y éxito de Vikingo gym en apenas ocho meses de creado se debe, en gran parte, a la gestión de las redes sociales, en particular Instagram. Los contenidos fitness cada vez ganan más espacio entre lo que consumen los usuarios en internet. La cuenta de Vikingo ha reproducido buenas prácticas internacionales como tutoriales, consejos de alimentación, explicación sobre malas prácticas, aclaraciones de dudas, entre otras. Así se han logrado posicionar.
Una buena parte de los más de 130 clientes, tanto cubanos como extranjeros, que asisten al gimnasio ha llegado gracias a esa presencia digital. Incluso, Andro utilizó su cuenta personal, con 4 mil seguidores al inicio, para promover algunas rutinas y consejos.
Igualmente, otra iniciativa que les ha resultado efectiva ha sido la confección de pullovers personalizados con la identidad del negocio. Una práctica sencilla, pero, que según Andro, ha servido para difundir la existencia del gimnasio más allá de las redes. El marketing resulta clave, sobre todo, dada la ubicación del local, en una zona no tan accesible, detrás del Parque zoológico de La Habana.
“En muchas de estas ideas está el apoyo de mi novia. Ella ya era dueña de un negocio y me ha enseñado muchísimo a entender cómo funciona el emprendimiento”, afirmó Rodríguez, quien lamenta estar cada vez menos presente en el salón de entrenamiento, pues tiene que atender otros reclamos lógicos del gimnasio. “Ha sido mi mayor reto, abandonar parte de mi trabajo como entrenador”, dijo.
Crossfit, eje principal
Uno de los elementos más distintivos del gimnasio, además de la calidad del equipamiento y el buen ambiente que existe, es la promoción del Crossfit con un área dedicada para este tipo de entrenamiento.
La inclusión de esta disciplina se debe a la intención de Andro de compartir con otros sus experiencias practicándola. “Nunca pensé que podría hacer movimientos de gimnasia o levantamiento de pesas. Pensé que era solo para deportistas de alto rendimiento. Pero lo aprendí en el Crossfit.”, dijo.
Explicó que existen dos modalidades, una dedicada al deporte más profesional y otra de formación de capacidades en los individuos. “Hay algunos mitos sobre Crossfit. Pero en verdad, cuando solo se hace musculación solo se enfoca en la fuerza, pero existen otras capacidades físicas que se dejan fuera y son importantes”, afirmó.
En ese sentido, la práctica del Crossfit, que no lleva máquinas, es beneficioso para obtener mayor fuerza, flexibilidad, potencia, velocidad, coordinación, precisión, resistencia muscular, resistencia cardiorrespiratoria, agilidad y equilibrio.
Andro defiende que, lejos de un fanatismo, la realización de estos ejercicios promueve una mejor calidad de vida.
“Invito a todo el que pueda a que asistan a un gimnasio, que hagan ejercicios en casa o prueben algún deporte. Que no se queden estáticos. El cuerpo lo va a agradecer. De lo contrario empiezan a aparecer algunas enfermedades como la obesidad o problemas en el corazón”, comentó.
Motivamos por esta reflexión y también por el siempre bienvenido cambio físico que genera el entrenamiento, un centenar de personas de diferentes edades asisten a Vikingo gym, el sueño que Andro Rodríguez ni siquiera llegó a imaginar mientras entrenaba en un parque de Casablanca para aliviar el estrés durante el confinamiento.