Las autoridades cubanas no disponen de una estadística exacta de cuánto dinero se escapa de las arcas públicas debido a la evasión fiscal.
En un extenso artículo publicado este miércoles en el portal oficialista Cubadebate, el fenómeno fue desmenuzado en las variables que practican los comisores y en las acciones emprendidas por los distintos actores que intervienen en su fiscalización.
Belkis Pino Hernández, vicejefa primera de la Oficina Nacional de Atención Tributaria (ONAT), informó que al cierre de 2023 y hasta mayo de 2024 se presentaron 210 informes de denuncias por presunta evasión fiscal, 207 de las cuales corresponden a personas naturales y tres a personas jurídicas.
De ese total, 30 expedientes fueron archivados por efectuar el pago total de la deuda, 117 se radicaron y 63 quedaron pendientes.
Al día de hoy, precisó Cubadebate, hay sentencia firme en solo seis casos: dos en Ciego de Ávila, dos en Camagüey, uno en Holguín y otro en Santiago de Cuba.
En paralelo, las autoridades tributarias han puesto bajo la lupa datos de relevancia técnica que aparecen en las declaraciones juradas de entidades del sector privado.
“Hemos detectado otras formas de evadir impuestos, como los dueños de mipymes que utilizan a trabajadores por cuenta propia, quienes tienen tres meses de exención para hacer importaciones que no son para ellos, sino para la mipyme. Ahí se observa una forma fraudulenta de pagar menos”, manifestó Pino Hernández.
Otro de los ardides, esta vez en el sector artístico, es aprovecharse de la exoneración de un año de pago para los recién graduados del sector de la cultura, haciendo transacciones mediante sus cuentas y evitando así el pago de impuestos.
La ONAT detecta evasión fiscal cercana a los 820 millones de pesos
Según fuentes de la ONAT, están siendo escrutados los casos de más de 600 mipymes que reportan pérdidas, en las que han sido detectados malos manejos, como la contabilización de compras de equipos como gastos directos en lugar de inventarios, lo cual disminuye artificialmente la utilidad de la empresa.
Igualmente, hay problemas en los controles de los registros primarios, como los estados financieros, que en muchos casos no se tienen o se ocultan.
Una vez verificadas tales irregularidades y violaciones, se ha procedido al cierre temporal o definitivo, dependiendo de la magnitud del incumplimiento.
“Al cierre de mayo, hay 15 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en esta condición por irregularidades en la contabilidad”, manifestó la vicejefa primera de la ONAT.
De acuerdo con la funcionaria, “algunos de estos casos pueden derivar en delitos de evasión fiscal” y advirtió: “La mipyme que no lleve bien su contabilidad y, además, no efectúe correctamente el pago de sus obligaciones tributarias, demuestra una intención de evasión, por lo que tenemos el derecho de proceder con la denuncia”
Escenario capitalino
En La Habana se evidencian incongruencias entre los pagos efectuados por entidades estatales al sector privado y los aportes al presupuesto del Estado en aproximadamente 860 contribuyentes mensualmente; en algunos casos, de manera reiterada.
“Si comparamos este número con la cantidad de trabajadores por cuenta propia inscritos, alrededor de 121 mil, estaríamos infiriendo que 0.7% son posibles subdeclarantes”, enunció Yoandra Cruz Dovale, directora de la ONAT en La Habana.
Al compararlo en otra variable estadística (el aporte dejado de realizar al presupuesto del Estado), en 2023 fueron recuperados por estas revisiones 148 millones de pesos, “un monto que es el presupuesto de gastos de un mes de un municipio mediano”, estimó Cruz Dovale.
Otra información comparativa está referida a las acciones de control que realiza la Administración Tributaria.
El pasado año se realizaron en la capital 104 acciones de control fiscal intensivo: incluyeron la revisión de la documentación primaria, registros contables, monitoreo de ventas o servicios a partir de los cuales se determinaron 241 millones de pesos, precisó Cubadebate.
“En estas acciones, las mayores determinaciones se concentraron en trabajadores por cuenta propia (TCP) y micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Todas las acciones demostraron la declaración de impuestos por debajo de los niveles reales. Sin embargo, es importante destacar que los contribuyentes objeto de estas acciones son seleccionados a partir de un grupo de riesgos, por lo que hay una alta probabilidad de detectar subdeclaración”, abundó Cruz Dovale.
En estos momentos, la ONAT capitalina ha denunciado 24 presuntos hechos constitutivos del delito de evasión fiscal.
En consecuencia, se han radicado nueve denuncias, seis de ellas a trabajadores por cuenta propia (TCP), por deudas no pagadas, y tres a mipymes por registros contables irregulares, facturas falsas y declaraciones de ventas de productos con precios muy por debajo del valor real en el que fueron vendidos.
Esas prácticas tienen el propósito de minimizar los aportes al presupuesto del Estado y obtener mayores ganancias.
La ONAT se queja del “desfavorable” proceso de declaración jurada
Según la directora provincial de la ONAT en La Habana, hay dos tipos de actuación identificados como prácticas para burlar el fisco.
La primera, la realización de una actividad económica sin autorización, los llamados “ilegales”; y la segunda, la elusión fiscal, que consiste en usar los vacíos legales de las normas jurídicas para reducir o no pagar los impuestos a los que están obligados los actores económicos.
Entre los principales modos para ejercer la evasión se cita la subdeclaración de ingresos, mediante la declaración y el pago por debajo de los ingresos reales obtenidos, registrando precios inferiores a los de venta o servicio, subfacturación, gastos ficticios y utilización de cuentas personales en lugar de la cuenta fiscal.
Otro de los modos es omitir los ingresos obtenidos fuera del país como resultado de las operaciones del negocio.
También en el catálogo de malas prácticas se emplea a personas que no son los verdaderos dueños para ocultar la existencia de varios negocios, fraccionar la base imponible y ocultar la concentración de riquezas, una estratagema que igualmente lo emplean ciudadanos residentes en el extranjero.