Cuenta la leyenda italiana que los visitantes que arrojan una moneda a la Fontana de Trevi aseguran el regreso a Roma. Una alegoría más actual, pero en el continente americano, sostiene que quienes degusten los manjares de la Fontana de La Habana, retornan al restaurante y a la capital cubana.
Fundado en 1995, y preferido por muchos, el restaurante La Fontana celebra este año sus dos primeras décadas, y sigue a la vanguardia de la cocina criolla estilizada e internacional. Situado en la residencia de la familia Reyes Lovio, mansión moderna ubicada en el sosegado barrio de Miramar, se ha ganado el calificativo de la mejor parrillada de la ciudad, un lugar adonde siempre se regresa.
Este sui generis templo del “mamífero nacional”, donde el asado de cerdo y de las mejores carnes y pescados deleita al más exigente de los paladares, continúa ganando adeptos. Las carnes se hacen de forma única: las brasas de la parrilla acarician las texturas de los cortes.
Para sorprender al comensal, en este restaurante se ha curado una abarcadora selección de casi setenta platos entre entrantes, principales y exquisitos postres, combinando los aromas sofisticados y exóticos del viejo continente con la fragancia del carbón vegetal y el aderezo de los bondadosos ingredientes naturales de la Isla.
Entre las especialidades resaltan las parrilladas de carnes y pescados, parguetes costeros a la brasa, pinchos mixtos y cortes de carne. Pulpo al carbón con pesto y embutidos, todo acompañado de los tradicionales frijoles negros, tamal en cazuela, parrillada de verduras y puré de viandas. El cordero y el cabrito lechal, son otras de las delicias que no debería perderse quien llegue por estos lares.
La Fontana sorprende, cautiva y seduce, es algo más que un delicioso y suculento platillo elaborado con amor. Es una experiencia para los sentidos. El portón de madera da la bienvenida y convida a disfrutar el ambiente: estanques con carpas y otros peces exóticos rodean el lugar donde una espectacular cascada y, por supuesto, la emblemática fuente, sirven de telón de fondo para dejarse envolver por los acordes de jazz, música tradicional o lounge, y enriquecer así la genuina muestra gastronómica.
Atravesando un corredor con cajas registradoras, máquinas de escribir y otros objetos viejos, se accede al salón climatizado y decorado cuidadosamente con vajillas y cubiertos que harán inolvidable el ambiente. También, y desde hace menos tiempo, está el Edén, un bar que la bohemia habanera ha acogido entre sus predilectos debido a su variada y exquisita coctelería y a la novedosa y glamurosa oferta de tapas y medias razones para disfrutar ya entrada la noche y hasta la madrugada.
La Fontana sigue sorprendiendo. Grandes hombres de negocios, mandatarios, celebridades del mundo del arte, entre otros visitantes ilustres, la eligen como destino y siempre regresan.