Con más de 11 mil micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) en menos de tres años, el crecimiento del sector privado en Cuba es un hecho innegable.
A pesar de que el Gobierno ha dado luz verde a la creación de los llamados “nuevos actores económicos”, existen contradicciones que entorpecen el desarrollo de estos negocios.
La inconvertibilidad de la moneda, la ausencia de un mercado cambiario, la inflación sostenida y creciente, así como la falta de claridad jurídica sobre su funcionamiento, son algunos de los problemas que señala la profesora Ileana Díaz, líder de la Red de Emprendimiento e Innovación de la Universidad de La Habana.
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Esa reflexión forma parte de la introducción del libro digital Fomento de micro, pequeñas y medianas empresas privadas en Cuba: Apuntes para una política, coordinado por Díaz, que reúne a otros diez expertos para abordar no solo los problemas que enfrentan las mipymes en su funcionamiento sino las políticas públicas necesarias para resolverlos.
El texto, publicado este año por la Editorial Ciencias Económicas, perteneciente a la Asociación Nacional de Economistas y Contadores, reconoce el enorme potencial dinamizador de los negocios privados para generar empleo y aumentar la oferta de bienes y servicios, así como su flexibilidad y rápida adaptación a las demandas del mercado.
Los autores coinciden en que para lograr el despegue se requiere de políticas de fomento de mipymes en Cuba; apoyo gubernamental al crecimiento de estas empresas, dejándolas desarrollar todas sus capacidades.
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El volumen ofrece a los decisores públicos del país propuestas de acciones, fundamentadas en la ciencia, para impulsar la transformación productiva, innovación, internacionalización, desarrollo empresarial y financiamiento de estos actores económicos.
Además, explora cómo promover mipymes de base tecnológica, negocios socialmente responsables, así como emprendimientos que beneficien a comunidades empobrecidas.
Ileana Díaz, consultada por OnCuba, opina que el principal valor del libro es que muestra la experiencia de América Latina en fomentar las micro, pequeñas y medianas empresas como una guía para el desarrollo de las mipymes cubanas, de las que se espera un papel dinamizador y disruptivo en la economía.
La Red de Emprendimiento e Innovación, que dirige la académica, es un espacio multidisciplinar de investigación y capacitación que beneficia a emprendedores en su crecimiento profesional y contribuye a la construcción de políticas públicas con el resultado de estudios científicos.
Algunas propuestas
Entre las sugerencias incluidas en el libro para impulsar el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas en Cuba está la creación de clústeres empresariales, tomando la experiencia de países de América Latina.
Se trata de grupos compuestos por negocios de un mismo sector y ubicación geográfica. Son redes de cooperación que aprovechan factores regionales y políticas fiscales para mejorar la competitividad de las entidades.
En el ámbito de desarrollo empresarial, se plantea la creación de centros territoriales de apoyo a las mipymes como instituciones de acompañamiento y con la función de ser puente con las entidades estatales, los gobiernos locales y la academia.
De esta forma, se respondería a la demanda de instrumentos estatales específicos de capacitación y asesoría que atiendan las necesidades de las nuevas formas económicas.
Por otra parte, en el texto se promueve la inclusión financiera de estos actores para su desarrollo sostenible. Esa intención descansa en cuatro pilares: oferta de productos, servicios e incentivos financieros diferenciados; uso amplio y efectivo por parte de las mipymes de las posibilidades ya existentes en la banca; la protección al consumidor; y promoción de cultura financiera.
Apuesta por la responsabilidad social empresarial
Según los autores, queda mucho por hacer en términos de regulaciones y reconocimiento de la responsabilidad social empresarial (RSE). En Cuba existe un vacío legal y falta capacitación en este sentido, lo que impacta en la promoción y adopción de prácticas responsables por parte de las mipymes.
¿Qué es responsabilidad social empresarial? El texto explica que es un modo de gestión empresarial de carácter multidimensional (ética, social, económica, legal, medioambiental, participativa) que implica el compromiso de generar valor en coherencia con el desarrollo de prácticas sostenibles, verificables e intencionadas.
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Las propuestas en torno a la RSE establecen, en primer lugar, el cumplimiento de los compromisos legales y fiscales, así como del encargo social de la empresa.
A lo anterior se suma el bienestar de trabajadores y socios de la empresa y la promoción de acciones en la comunidad con impacto en la mejora de infraestructuras, grupos vulnerables, ahorro de recursos y el cuidado del medio ambiente.
Los autores consideran que este cambio requiere de una transformación en el plan de gestión empresarial o de negocios, con herramientas de implementación y medición para hacer efectiva la responsabilidad social empresarial.
Por otra parte, el Gobierno tendría que incentivar esta transformación. Entre los mecanismos para lograrlo se incluyen un tratamiento tributario y de precios diferenciado a los actores económicos socialmente responsables, así como premiar a los más destacados en materia de RSE.
¿Por qué es necesario un libro así?
“En tantos años de experiencia de emprendimiento con el trabajo por cuenta propia, el país nunca asumió política de fomento alguna, resulta entonces necesario que se concientice lo indispensable que es asumirla para que estos actores emprendedores crezcan y aporten, con mejores condiciones, a la economía del país”, explica Ileana Díaz en la introducción del libro.
La experta afirma que la mayoría de los Gobiernos, aun en países con otros niveles de desarrollo económico, han adoptado un enfoque estratégico para su política de mipymes.
Ese juicio es validado en el prólogo del texto por el funcionario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Felipe Correa-Mautz, quien expone la experiencia de ocho países de la región en el respaldo a estas formas empresariales por su impacto en el desarrollo económico y social de esas naciones.
“Una buena relación con las mipymes es siempre una buena relación con la población en general, y en particular con los ocupados que trabajan en este segmento empresarial”, aseguró.
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Ajustar las buenas prácticas regionales al contexto nacional y, sobre esa base, proponer políticas públicas, es el mayor logro del volumen, que se enfoca en sectores priorizados como la producción de alimentos, la exportación, las empresas de base tecnológica y la industria de manufactura, según reconoció su coordinadora.
Además, Díaz indicó que este estudio es también aplicable a cualquier emprendimiento, empresa estatal o trabajador por cuenta propia.
FOMENTO DE MYPIMES (PDF)