Al principio fueron doce las sillas que se permitieron en lo que el decir popular denominó “paladares”, extendiendo el nombre de un restaurante de una famosa telenovela brasileña muy vista en Cuba y convirtiéndolo en un genérico que servía –y aún se usa– para llamar a cualquier restaurante privado. En aquellos momentos eran casi clandestinos, no podían ofrecer en sus menús langosta o camarones ni tampoco carne de res. Luego fueron veinticuatro las sillas permitidas.
Paladares fueron todos, desde los más famosos y caros hasta los más elementales y baratos; desde aquellos que nacieron con cierta “cultura del servicio gastronómico y algún buen chef”, hasta los que despachaban comida con la sazón de la casa y con el mismo trato “casero”, o veces con una cultura de servicio que tenía una combinación genética de restaurante estatal y comedor hogareño.
Pocos –o casi ninguno– en aquella época nació con un plan de negocios, una estrategia de posicionamiento en el mercado, un plan de marketing, una cultura de “marca”, un plan de publicidad y un menú estudiado de acuerdo con su segmento de mercado. Eran “paladares”, fueron los pioneros en hacer en hacer nacer la “nueva cultura gastronómica” primero en la Habana, la capital de todos los cubanos y el destino de una buena parte de todos los turistas y luego se fueron extendiendo y creciendo en todo el país, con la dificultad propia de todo nacimiento no totalmente deseado.
Hoy en Cuba existen al menos 1,200 restaurantes entre estatales y no estatales, contando incluso los de los hoteles, según un reporte de “A la Mesa”. Así que es probable que haya muchos más. Entre los privados y cooperativas hay algunos que hace ya mucho tiempo dejaron de ser “paladares” para convertirse en verdaderos negocios con un volumen de facturación importante, pero sobre todo porque han alcanzado nombre y prestigio tal que rebasa las fronteras nacionales, prestigiando también a nuestro país.
Hoy las propias autoridades turísticas reconocen su rol en la llamada red extra hotelera y dan fe de su necesidad y de su aporte positivo al desarrollo del turismo internacional y nacional, en tanto contribuyen a la diversidad de la oferta y hacen de nuestras ciudades y pueblos sitios más atractivos para turistas y nacionales. Ese es quizás el primero de los efectos positivos de esos restaurantes “no estatales”.
Esos restaurantes, los privados, ahora limitados a cincuenta sillas, han tenido además un efecto de arrastre importante sobre otros sectores de la economía popular. Por ejemplo, todo el trabajo de diseño en muchos de ellos es realizado por diseñadores nacionales, una parte de los muebles es producido por productores nacionales, una buena parte de los insumos gastronómicos es producido por productores nacionales y la otra es comprada en las tiendas del Estado, convirtiéndose así en un factor positivo en la demanda nacional de bienes y servicios.
Emplean además a centenares de personas, en un momento donde el empleo no abunda (especialmente el bien pagado), por lo general ganan un salario que es más de dos o tres veces el salario promedio nacional. Es cierto que casi todos son jóvenes, pero qué bueno, pues también contribuyen a que esos jóvenes ganen una cultura de trabajo, y se ganen sus ingresos honestamente, trabajando, dando un servicio y además aprendan a ser “buenos” en los que hacen.
Esos restaurantes se han convertido además en el destino final de ciertas producciones agropecuarias, especialmente vegetales, el “tomate cherry”, la rúcula y otras muchas “especies raras” en la mesa cotidiana del cubano promedio y también en la mesa de una parte de los restaurantes estatales. Han sido de alguna manera un factor de estímulo para cierta especialización productiva del sector agrícola cubano. Se han convertido también en el cliente principal de algunos negocios de panadería y dulcería privados, han permitido rescatar o han estimulado el nacimiento de una “industria de pan y dulces finos” con calidad.
Si la producción nacional y las empresas estatales pudieran reaccionar de forma adecuada al estímulo de demanda que estos “pequeños negocios” representan, sin dudas esas empresas tendrían mejores oportunidades para incrementar sus ingresos, en especial “sustituyendo importaciones” que esos restaurantes están obligados a hacer hoy, ante la respuesta insuficiente de la producción local.
Otro de los beneficios indiscutibles que los restaurantes privados han traído es el de la competencia. La diversidad de ofertas, de calidades, de estilos no solo operan como referencia entre los restaurantes privados, sino también para ese otro sector, el de los restaurantes estatales, que se ven obligados a mejorar si quieren sobrevivir.
El rescate de platos tradicionales, incluso de platos locales, con una calidad superior y la adopción de otros platos internacionales, más hacia lo europeo que hacia la “american fast / trasch food”, el aprendizaje y la innovación, son también características que los distinguen.
Pero no todo es rosa, es cierto. En ese pequeño gran mundo de los restaurantes, de todos, de los estatales y los privados, queda mucho por hacer, desde comportamientos y maneras de conducción que están lejos de ser las adecuadas, hasta mucha más cultura de servicio, pasando por mejores condiciones para adquirir los insumos. La esperanza es que las nuevas regulaciones permitan procesos mejores donde todos ganen. De todas formas, ahí están, a pesar de los pesares, los “paladares” han sobrevivido, se han transformado, han crecido cualitativamente y se han integrado al paisaje urbano.
Las doce sillas fue una famosa película cubana de inicios de los años 60. Enrique Santiesteban y Reynaldo Miravalles fueron sus protagonistas. Ellos desbarataron una tras otra todas las sillas en la búsqueda de cierto tesoro de una antigua y pudiente familia cubana que se había marchado del país. Fueron doce aquellas sillas. Quizás, quién sabe, la regulación primera sobre la cantidad de sillas nació de aquella película.
A partir de diciembre serán cincuenta las sillas que podrán tener. Esta vez no encuentro cómo explicarlo, no hay ninguna película cubana que lleve por título “Las cincuenta sillas” y ciertamente es difícil de entender desde la perspectiva económica, pues quien tiene más sillas es porque tiene más clientes y si es así tendrá que dar más empleo, comprar más a nuestros campesinos y en las tiendas estatales y pagar más impuestos. Tampoco existe ninguna relación probada y directa entre la cantidad de sillas y la “concentración de la propiedad”. Otras pues deben haber sido las razones para limitar lo que ha sido exitoso, lo que ha contribuido positivamente al desarrollo del turismo, lo que le ha permitido al Estado ahorrar mucho dinero al no tener que invertir en “hacer restaurantes”, lo que se ha convertido en un generador de empleos, lo que ha contribuido a resaltar el nombre de Cuba en un sector tan competido mundialmente como el de la gastronomía.
Muy bueno,mande el artículo a La Mesa Redonda,también al nuevo presidente,hace rato que es momento de discutir públicamente las ventajas de la empresa privada.
Muy buen artículo.
Totalmente razonable lo que plantea Triana, indiscutible. No se permiten mas de 50 sillas por una simple razón : … PARA QUE NO SEAN GOLOSOS , PARA QUE NO PROSPEREN !! , la misma razón por la cual no se permiten actividades profesionales en el trabajo por cuenta propia, la mayoría de las actividades son de bajo perfil y baja complejidad ….etc , etc , etc … Recuerdas Triana aquel animado ruso ?? : ” Cuidadito Oso, no seas goloso … desde aqui arriba Mashenka te mira ..”.
Dr. Triana; me gusta leerlo aún cuando ya casi me acostumbro a sus preguntas retóricas. ¿Por qué 12 sillas? ¿Por qué 50? ¿Por qué en lugar de premiar y estimular a los Agentes de Telecomunicaciones de ETECSA con más resultados y ventas – muchos de los cuales cumplen cuidadosamente toda la legislación vinculada a su labor y llevan adelante un arduo trabajo – se les castigó disminuyéndoles su comisión y, una vez más, botando el sofá de una actividad económica tan marginal? ¿Por qué no combatimos la pobreza en lugar de la riqueza en momentos cuando cada vez veo más pobreza en derredor y tan a menudo por las calles a venerables ancianos que combatieron en la Sierra o en Girón arrastrando carretillas y tanques que casi no pueden mover para la venta al menudeo de simple agua para intentar ganar unos pesos que les ayuden a llegar a fin de mes? Por lo mismo; POR LO QUE Ud. SABE.
muy buen articulo, no se dice claro, pero es verdad que tambien genera ilegalidades, es cierto, pero donde no las hay, ademas, esto me recuerda lo que Triana les dice directamente a los miembros de la Seguridad con relacion a la Internet, para el peligro que pueda representar, bueno para eso estan ustedes, para eso yo pago impuestos, les dice Triana en forma jocosa, aplicable a los Paladares, es que el Minint quiere que para todo haya que botar el sofa, que trabajen y se ocupen y no quieran resolver prohibiendo y haciendose despues que son buenos.
RTC: y que premio usted le daria a los combatientes de la sierra y giron ?? Todos no pueden ser empresarios en gaesa !!!
segun dice el autor,por inferencia,se puede decir que los cubanos que son clientes de los paladares son goutmets….europeos !! Ja ,ja ,ja ..y ya no se come croquetas y medallones con liquido de freno ??Que despreciativos son los cubanos con los foods fast !! Me dejarian abrir un burguer king en matanzas ??
Coincido 100% con su opinión! Ojalá que los que desde una oficina, o sentados en un auto, deciden el futuro de nuestro país; lean este artículo y logren entender que los que nos quedamos aquí (Cuba) y decidimos invertir todo nuestros ahorros (y más!) lo que queremos es prosperar y que el país prospere con nosotros!
No se puede esperar sentado (en 50 sillas) para que las cosas sucedan. Uno tiene que exigirlas! Exigir es un Derecho.
seria bueno que los que dirigen se acaben de dar cuenta como en China ,,,Rusia y Vietnamm que la propiedad privada no es contrarrevolucion,,,,,pero propiedad privada de verdad regulada y con impuestos no los nuevos privados aca que no siempre dan buen servicio y han heredado las malas ccostumbresde la propiedad estatal en cuento a servicios
Paraíso Tropical,famoso restaurante de Hialeah posee espacio para 200 comensales en horas de gran demanda.Que felicidad el capitalismo.
Muy bueno el articulo, estoy en contra del articulo que prohíbe la concentración de riquezas pues estas son las que se reparten a través de los impuestos al presupuesto del estado y limitar las sillas es de gente que se quitan un ojo para que el otro quede tuerto, no ven mas allá de sus narices y siguen frenando el desarrollo de un sector que ya no tiene marcha atrás
no es que sean empresarios en gaesa, pero al menos que lleguen a fin de mes
Estimado Sr. Triana, en la Regulacion se establece el porqué de las 50 sillas?? En los bares, donde hay pocas sillas, contaran hasta 50 personas??? Gracias
La mejor definición que he encontrado sobre como se le podría llamar al sector no estatal en Cuba, se la oí a una amiga rusa. Caminando por un pueblo de los Balcanes, llegamos a una especie de Plaza de Mercado donde habían varias personas vendiendo todo tipo de viandas, frutas y artesanías en tarimas. Para explicarme donde habíamos llegados, en su mejor español posible me dice: Mira Tony, estos son “dueñitos pequeñitos”.
Lo lastimosamente real de esto que señala el Dr. Triana, es que aún existen muchos estigmas sobre el sector no estatal, este es solo un ejemplo, desde el punto de vista jurídico hay mucho que alegar sobre como se trata y enmascara el trato y ¨protección¨que la ley debe brindar a estos TRABAJADORES y pequeños EMPRESARIOS que aún no podemos reconocer de esta forma, y por si fuera poco vuelvo y repito en el proyecto de constitución no se hace referencia al sector no estatal, nada mas lo dejan oculto en las formas de propiedad (la PRIVADA) esto sin dudas no ayuda en nada a nuestra economía, que mucho necesita de este sector como alternativa para que el estado desahogue sus prioridades, y pensar que esto seria volver al capitalimo, creo es de personas pobres mentalmente puesto que lo primero que refiere nuestra constitucion es que es intangible nuestro sistema politico, por lo tanto vamos a utilizar adecuadamente los pensamientos de nuestro comandante que señalo que dentro de la Revolución Todo es posible… y maduremos más desde el punto de vista economico que es lo que necesita el país, sin que nos escudemos siempre detras del bloqueo para no hacer lo que podemos hacer en nuestra cuba socialista.
Recuerdo, hace unos años, exactamente en el 2001, y a raiz de los ataques a las torres gemelas en NY, Manhattan quedó paralizada por unos días. El bullicio característico de uno de los barrios más turísticos de la ciudad (the Village) quedó reducido a cero. Negocios que no habían cerrado sus puertas en más de 40 años, se vieron obligados a bajar sus portones durante cuatro o cinco días por la confusión e incertidumbre del momento. Hechos que cambiaron la historia, cerraron un milenio y abrieron otro.
Muchos negocios quebraron de la noche a la mañana, las pérdidas millonarias del sector de los servicios obligaron a muchos a cerrar e incluso a emigrar hacia otros estados.
Y es que Manhattan se nutre de sus servicios, de los privados.
Recuerdo entonces que el alcalde Giuliani compareció ante las cámaras de tv para explicarle a los pequeños empresarios que debían abrir sus negocios, y pidió a los niuyorkinos que salieran a la calle a consumir para evitar el colapso económico de la gran ciudad. Poco a poco se empezó a sentir el ruido de los portones descorrer, el tilín de los cubiertos en los platos, y las aceras volvieron a llenarse de pisadas en todas direcciones. La campaña había funcionado, grandes grupos se movían de un negocio a otro para ayudar a los emprendedores a salvar sus empresas y de este modo, la economía de una ciudad. Porque, aunque privados, esos pqueños negocios sostienen, en gran medida, la economía de esa ciudad. Es una cadena que no se puede romper. Desde que el producto sale de la tierra hasta que el cliente se lo lleva a la boca, hay toda una inmensa cadena de producción que conforma la vida y la economía de un país. Todos le dan trabajo a todos. Y esta cadena alimenta a familias enteras, ya sea desde grandes empresas o desde pequeños negocios familiares. Hablo de los productores, de los transportistas, de los empaquetadores, de los distribuidores, y un largo etc que conforma la cadena económica de producción.
No se le teme al crecimiento, por el contrario, se busca, se promueve. Porque el crecimiento implica mayores beneficios para esta gran cadena productiva y de servicios. Y, como ley matemática absoluta, ampliará las ganancias de propietarios y trabajadores. De quienes dependen quizás familias enteras, o el pago de estudios de algún joven camarero, por poner un ejemplo. El crecimiento implica suma, contribuye a eliminar la pobreza. Hoy tienes doce sillas y contratas a un mesero, pero mañana tienes cincuenta y contratas a 5. Son leyes matemáticas. Habrá mas familias alimentadas y vestidas. Y a escala global, gererará impuestos que contribuyen indiscutiblemente con la gran economía, esa que no se paga sola, si no que se nutre de la suma de las ganancias de todos.
Y se cuida la producción, se promueve, no se frena, no se limita, porque más siempre va a significar más.
Este es solo un ejemplo. Simple, pero real.
Debemos hablar todos para estudiar qué es mejor para todos. Lo irreal siempre será lo impuesto, lo no estudiado. Y el freno inconsistente nunca será el camino del desarrollo.
Recuerdo, hace unos años, exactamente en el 2001, y a raiz de los ataques a las torres gemelas en NY, Manhattan quedó paralizada por unos días. El bullicio característico de uno de los barrios más turísticos de la ciudad (the Village) quedó reducido a cero. Negocios que no habían cerrado sus puertas en más de 40 años, se vieron obligados a bajar sus portones durante cuatro o cinco días por la confusión e incertidumbre del momento. Hechos que cambiaron la historia, cerraron un milenio y abrieron otro.
Muchos negocios quebraron de la noche a la mañana, las pérdidas millonarias del sector de los servicios obligaron a muchos a cerrar e incluso a emigrar hacia otros estados.
Y es que Manhattan se nutre de sus servicios, de los privados.
Recuerdo entonces que el alcalde Giuliani compareció ante las cámaras de tv para explicarle a los pequeños empresarios que debían abrir sus negocios, y pidió a los niuyorkinos que salieran a la calle a consumir para evitar el colapso económico de la gran ciudad. Poco a poco se empezó a sentir el ruido de los portones descorrer, el tilín de los cubiertos en los platos, y las aceras volvieron a llenarse de pisadas en todas direcciones. La campaña había funcionado, grandes grupos se movían de un negocio a otro para ayudar a los emprendedores a salvar sus empresas y de este modo, la economía de una ciudad. Porque, aunque privados, esos pqueños negocios sostienen, en gran medida, la economía de esa ciudad. Es una cadena que no se puede romper. Desde que el producto sale de la tierra hasta que el cliente se lo lleva a la boca, hay toda una inmensa cadena de producción que conforma la vida y la economía de un país. Todos le dan trabajo a todos. Y esta cadena alimenta a familias enteras, ya sea desde grandes empresas o desde pequeños negocios familiares. Hablo de los productores, de los transportistas, de los empaquetadores, de los distribuidores, y un largo etc que conforma la cadena económica de producción.
No se le teme al crecimiento, por el contrario, se busca, se promueve. Porque el crecimiento implica mayores beneficios para esta gran cadena productiva y de servicios. Y, como ley matemática absoluta, ampliará las ganancias de propietarios y trabajadores. De quienes dependen quizás familias enteras, o el pago de estudios de algún joven camarero, por poner un ejemplo. El crecimiento implica suma, contribuye a eliminar la pobreza. Hoy tienes doce sillas y contratas a un mesero, pero mañana tienes cincuenta y contratas a 5. Son leyes matemáticas. Habrá mas familias alimentadas y vestidas. Y a escala global, gererará impuestos que contribuyen indiscutiblemente con la gran economía, esa que no se paga sola, si no que se nutre de la suma de las ganancias de todos.
Y se cuida la producción, se promueve, no se frena, no se limita, porque más siempre va a significar más.
Este es solo un ejemplo. Simple, pero real.
Debemos hablar todos para estudiar qué es mejor para todos. Lo irreal siempre será lo impuesto, lo no estudiado. Y el freno inconsistente nunca será el camino del desarrollo.
imagine ud sis tengo una casa grande con un restaurant o cafeteria no puedo brindar hospedaje en los cuartos,,,,,en fin ,,,,,,,,si ya la economia de mercado existe para que seguir inventado sin traer mas prosperidad,,,a mas ganancias mas impuestos,,,,,pero eso esa economia no se aplica aca,,,,,,, es mas burocracia y mas restriccion
me deslumbran tus analisis, y no entiendo como a economistas como usted no le prestan la atención que se merecen
Triana ¿usted está bien casado? porque me gustaría pasar una semana completa con usted…conversando…digo. Usted escribe como piensa la gente que anda a pie. Felicidades. Yo creo que las paladares Starbien (Vedado) y Cha Cha Chá (Habana Vieja) pasaban de las 50 sillas…