La industria de envases y embalajes constituye otro sector para potenciales inversiones en Cuba. Recientemente, como parte de la Convención Cubaindustria, el congreso internacional Havanapak 2014 dedicó sus sesiones a temas relacionados con materias primas, calidad, diseño, logística, almacenamiento, legislaciones nacionales e internacionales, aptitud sanitaria y tecnologías de avanzada.
Este es uno de los renglones hacia donde las autoridades recomiendan encauzar los nuevos negocios en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel. Según declaró a la prensa Juana Iris Herrera, directora de Envases y Embalajes del Ministerio de Industrias (MINDUS), en estos momentos se realizan negociaciones con la compañía brasileña Odebrecht para construir en la ZEDM un polígono de plásticos. Los objetivos serían sustituir importaciones y, cuando existan las capacidades, exportar a mercados cercanos. Se evalúa también el proyecto de una fábrica de vidrio de conjunto con socios de Brasil.
El área A-8 de la ZEDM, con 239,8 hectáreas, está dedicada al procesamiento y manipulación de productos agroalimentarios, y entre las instalaciones del puerto se encuentra una terminal para este propósito. Aquí deben establecerse líneas de empaque, con el fin de completar la cadena productiva.
Principales obras de infraestructura en el puerto de Mariel:
1.- Base de apoyo a la producción petrolera
2.- Club del Marino
3.- Terminal Roll-On Roll-Off
4.- Terminal Multipropósito
5.- Terminal de contenedores
6.- Terminal agroalimentaria
7.- Terminal de carga general
8.- Astilleros
9.- Terminal de cemento
10.- Flota auxiliar y contra incendios
11.- Atraque de combustible
Asimismo, la Ley 118 incluye entre sus prioridades la industria en general, y dentro de ella las ramas alimentaria, farmacéutica y biotecnológica, actividades que consumen los mayores volúmenes de envases y embalajes en el país. Desarrollar la fabricación de estos productos significa avanzar hacia a dos objetivos de la ley: reducir de manera efectiva las importaciones y aumentar las ventas externas.
Esos fines responden a la deficiente situación actual. BioCubaFarma, por ejemplo, adquiere con proveedores extranjeros el 60 por ciento de los envases y embalajes que necesita. Mientras, a nivel de país, comprar estas mercancías implicó un gasto de aproximadamente 330 millones de dólares en 2013, sobre todo en plástico y vidrio, y durante 2014 se prevé desembolsar 226 millones de pesos, puesto que la industria nacional puede abastecer solo la mitad de la demanda.
Tales cifras conducen a que las exportaciones de bienes cubanos –tabaco, ron, frutos del mar, cítricos y miel, además de las vacunas y medicamentos genéricos– aporten menos ganancias, debido a su componente importado. Las producciones destinadas al mercado interno también se encarecen por ese motivo.
A partir de un diagnóstico del presente estado de cosas, el MINDUS actualizó el año pasado la política para revitalizar el sector, la cual comprende elaborar el correspondiente marco legal. Esas acciones se conectan con el impulso que recibe la manufactura del reciclaje desde hace poco más de un año.
Los grupos empresariales Geocuba y Labiofam acumulan algunas experiencias positivas. Este último cuenta con una fábrica de envases plásticos, utilizados en su propia fabricación de cosméticos, biofarmacéuticos, comestibles, productos industriales, y de aseo personal y limpieza.
Laboratorios Medsol, perteneciente a BioCubaFarma, posee una planta de frascos plásticos diseñada para alcanzar 100 millones de unidades por año. Sin embargo, esta producción se dirige a comprimidos y medicamentos tradicionales, de modo que no satisface los requerimientos respecto a fármacos de alta tecnología.
Aunque la poligrafía alcanza solo 2 por ciento de los negocios con capital foráneo en la Isla1, en esta área existen cuatro asociaciones económicas internacionales: Corporación Gráfica de Cuba, Durero Caribe, Compacto Caribe y Adypel; que generan buena parte de los estuches plegables, etiquetas, habilitaciones para tabaco y cajas de cartón empleadas tanto en la exportación como en el entorno doméstico.
Cuba pertenece a la Unión Latinoamericana del Embalaje (ULADE), en la figura del Instituto de Investigaciones para la Industria Alimentaria. Intercambio de conocimientos y buenas prácticas, actualización científico-técnica, y contactos con empresarios y académicos de los otros 12 países asociados, son algunas de las posibilidades que brinda una organización de este tipo, cuya membresía debe aprovecharse en todas dimensiones.
A grandes rasgos, la industria de envases y embalajes muestra dificultades similares a las del resto de la estructura productiva: subutilización de capacidades instaladas, atraso tecnológico, déficit de capital de trabajo y dependencia de suministros externos. Ricardo Torres, especialista del Centro de Estudios de la Economía Cubana, considera que, a nivel global, el país ha atravesado un proceso sostenido de desindustrialización, desde los modestos niveles que mostró hacia finales de la década de los ochenta.
“Esto se corrobora, en primera instancia, a partir de observar el rol descendente de este sector en el PIB, la creación de puestos de trabajo y otras dimensiones relevantes del desarrollo”2. En ese contexto urge concebir y aplicar políticas integrales, en pos de la suficiencia nacional y la inserción en cadenas internacionales de valor.
Luego, incorporar al incipiente sector privado mantiene un puesto en agenda. La cooperativa no agropecuaria Crea Entorno propone un surtido de cerámica blanca para envasar mieles, confituras y tabacos. Por sus propias características artesanales, estas vasijas podrían utilizarse como souvenirs y objetos de regalo, además de que la decoración y el diseño les confieren valor agregado.
Los miembros de Crea Entorno también participaron en Cubaindustria, donde se dieron a conocer ampliamente, en opinión de Teresita Gómez, presidenta de la cooperativa. A partir de los resultados que les reportó el evento planean fabricar y reparar los pallets usados en el almacenamiento y transporte de los recipientes.
Por estos días establecen contactos de trabajo con la empresa comercializadora de la marca de miel Apisun, y la planta de la Escuela de Chocolatería, al oeste de La Habana. “Nuestra producción no será masiva, pero representa un aporte importante”, comenta Gómez. Con ayuda del MINDUS y el Ministerio de Economía y Planificación, buscan poner en marcha un horno de 27 metros cúbicos, que les permitirá elaborar cada año, según sus estimados, entre 30 mil y 40 mil envases de diferentes tipos.
Notas:
1 La inversión extranjera directa y la actualización del modelo económico cubano. Omar Everleny y Pavel Vidal. En: “Economía cubana, ensayos para una reestructuración necesaria”, Colectivo de autores. Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), 2013.
2 El desarrollo industrial cubano en un nuevo contexto. En: Seminario Anual sobre Economía Cubana y Gerencia Empresarial, CEEC, 2013 (versión electrónica).