La generación eléctrica en Cuba no levanta cabeza. En medio de un sostenido pico de apagones por roturas, mantenimientos y falta de combustible, en las últimas horas trascendió la sincronización de dos unidades generadoras que estaban desconectadas por averías, pero se informó de la salida de una patana turca por “razones comerciales”.
Las plantas que volvieron este viernes al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) fueron la central termoeléctrica Antonio Guiteras y la unidad 4 de Energás Varadero, las cuales llevaban varios días fuera por roturas.
La Guiteras, el mayor bloque unitario de la isla, había sufrido una avería en la caldera a pocos días de una sincronización anterior, lo que restó en la última semana —como días antes y no pocas veces en los últimos años— los más de 200 MW que debe aportar al SEN.
Ya en la noche de ayer generaba sobre los 160 MW y se encontraba escalando, según informó en Facebook el periodista José Miguel Solís. A esa hora, explicó el propio comunicador, Energás Varadero generaba sobre los 90 MW, y para hoy en el pico nocturno debe completar su carga, de acuerdo con el parte de la Unión Eléctrica (UNE).
Por demás, también para esta noche está prevista la entrada, con 50 MW, de la unidad 6 de Renté, que estaba averiada y esta mañana se encontraba ya en proceso de arranque, así como de los ocho motores de la patana turca de Regla (68 MW), parados por falta de combustible.
Todas estas incorporaciones suponen una inyección importante para la venida a menos generación eléctrica en la isla. Sin embargo, dichas entradas no mejoraran sustancialmente la disponibilidad en el país porque, de forma paralela, se pierden los 240 MW de la otra patana de La Habana.
Así lo confirmó la UNE, según la cual su desconexión se debe a “razones comerciales” y, como respuesta, “en lo inmediato se han adoptado medidas que permiten que no se agrave la situación actual”.
En su informe, la entidad no especificó a cuáles medidas hacía referencia, ni tampoco abundó en las “razones” de esta situación, aunque presumiblemente se trata de falta de financiamiento para seguir pagando el alquiler de la Suheyla Sultan, conocida como la patana de Melones, la mayor de las centrales flotantes que aún permanecían en Cuba.
Ya el pasado mayo, la UNE había desmentido rumores sobre una inminente partida de las patanas. Ello, luego de que días antes el viceministro primero del Ministerio de Energía y Minas, Jesús Abad Vigoa, reconociera como “un riesgo latente”, la posibilidad del retiro de las patanas “ante las dificultades para honrar sus compromisos monetarios”.
Más recientemente, durante las sesiones parlamentarias de mediados de julio, el ministro Vicente de la O Levy reconoció que la mayoría de las patanas que alguna vez alquiló Cuba ya habían partido de la isla, así como la persistencia de dificultades para el pago de las pocas que seguían.
Entonces dijo que se habían ejecutado “pagos mínimos” para mantener estas patanas “generando durante julio y agosto”. Sin embargo, la salida de esta central flotante apenas a inicios de agosto pone en entredicho esa afirmación.
Sin ella, y aun con las incorporaciones previstas por la UNE, para esta noche la afectación máxima prevista volverá a ser elevada: 1744 MW. Y podría escalar más si persisten —como es presumible que ocurra— las constantes roturas y el déficit de combustible que han venido lastrando al SEN durante meses y han agudizado la interminable crisis energética en la isla.