Despedidas, premios y festivales podrían ser las palabras que resuman este 2014 para la cultura cubana. Primero los adioses, esas muertes inconsolables que cayeron en ráfaga durante todo el año, porque ningún lauro o evento podrá borrar de nuestra memoria aquellos días de febrero y mayo cuando nos enteramos que a Santi y a Formell el corazón se les había disparado y se habían marchado así, ridículamente, sin previo aviso, dejándonos a todos con muchos menos latidos y una carpeta gigante de canciones para acompañarnos la vida.
Y desangrando -no solo a Cuba sino a todo un continente- llegó también a mediados de abril la noticia anunciada de la muerte del Gabo, después de algún tiempo hospitalizado. De flores amarillas se llenaron todos los sitios de Internet y cada muro de Facebook a donde fueron a
parar también algunos trazos y trozos de su maravillosa fantasía, buscando mitigar un poco la soledad que existirá por los próximos cien años.
También marcó el 2014 en nuestro territorio la partida de Luis Carbonell, referente indispensable de la cultura cubana del último medio siglo, quién sentó cátedra como declamador y arrancó, a varias generaciones, estremecedoras risas con sus pinceladas de poesía criolla. El día de su muerte, junto a las flores, enterramos a su Negra Fuló.
Una tras otra sucedieron este año las inusitadas despedidas a estos y otros grandes de la cultura universal como Sonia Silvestre y Gustavo Cerati, haciéndonos creer que la Parca se ensañaba particularmente con el arte. Pero la vida, como diría el Santi en un tema profético, “es más que menos si se descubre a tiempo que todo lo tremendo y lo terrible de estos días son las venas del recuerdo”.
Y para cantarle también al menor de los Feliú, para “tirarle su cable a tierra y pedirle que vuelva”, regresó el cantautor argentino Fito Páez este año a Cuba invitado por el VI y último Festival Leo Brower de Música de Cámara, donde ofreció un concierto esencial el primero de
octubre en el Teatro Karl Marx.
Sin dudas, la noticia de que este sería el último festival que organizaría la oficina de Leo sobrecogió a muchos, sobre todo porque ciertamente su eslogan y objetivo inicial de lograr un maridaje perfecto de músicas inteligentes ha sido una realidad sobradamente cumplida al cierre de cada edición, haciendo posible durante estos seis eventos la llegada de importantes músicos como Paco de Lucía, Ramón Valle, las hermanas Labéques y otros tantos aciertos superados este año con la realización de cerca de treinta conciertos y la presencia de más de trescientos músicos de diecisiete países, desde la música clásica hasta la más popular.
Asimismo agradecimos en este VI festival el regreso de Pancho Céspedes a los escenarios cubanos luego de 20 años, el espléndido recital de Fito Páez, el tributo de Haydeé Milanés a Marta Valdés por sus ochenta años, el “concierto de los ancestros” con Chucho Valdés y el descubrimiento de extraordinarios músicos como el violinista noruego Henning Kraggerud, los violonchelistas franco-norteamericano y mexicano Yo-Yo Ma y Carlos Prieto respectivamente, así como del destacado violagambista español Jordi Savall.
Más recientemente, en el mes de noviembre, recibimos al 24 Festival Internacional de Ballet de La Habana, dedicado esta vez a los 450 años del nacimiento del dramaturgo inglés William Shakespeare, de ahí su inauguración con la emblemática pieza de Alicia Alonso “Shakespeare y
sus máscaras o Romeo y Julieta”.
Durante 11 días confluyeron en la Isla bailarines, coreógrafos y compañías de distintos países como Suiza, EE.UU, Suecia, Argentina, Francia y Cuba, entre las que sobresalieron El Ballet Hispánico de Nueva York y la compañía sueco-norteamericana Pontus Lidberg Dance; y también vimos otra vez en nuestras tablas a los primeros bailarines cubanos Joel Carreño y Yolanda Correa –miembros actualmente del Ballet de Noruega– interpretando una puesta de ese clásico que es El Lago de los cines.
Por otro lado, un espacio inusual en el panorama cultural cubano abrió sus puertas al público a inicios de febrero, captando la atención del público capitalino y otros sectores de la cultura por su atractiva propuesta artística y su modelo de autogestión financiera: se trata de la Fábrica de Arte Cubano (F.A.C) emprendida por el músico X Alfonso y su familia.
Las instalaciones de la antigua fábrica de aceite El cocinero, ubicada en la esquina de las calles 26 y 13 en el Vedado, se han convertido actualmente en una gran galería donde confluyen múltiples manifestaciones artísticas como la música, el cine, la fotografía, la danza, el teatro, las artes plásticas y el diseño industrial, entre otras especialidades lideradas por artistas de vanguardia, y donde también hay espacio para la gastronomía, sin que sea un sitio –según
ha dicho el propio X– “como muchos otros de la capital, que te venden cerveza y, además, te ponen música. Este es un sitio de arte donde podrás tomar algo para estar en el lugar. Esto está pensado, sobre todo, para un público al que le interese el arte”.
A pesar del aparente interés de las autoridades por convertir esta área del Fanguito en toda una zona cultural y permitir propuestas estilo FAC, a solo unas cuadras de allí el local de ensayos y devenido restaurante del Grupo Opera de la Calle en su sede del Cabildo fue intervenido por el Estado en el mes de junio.
Después de obtener una autorización en 2011 para utilizar el espacio como sede comercial de la compañía dirigida por el barítono cubano Ulises Aquino y ofrecer espectáculos y servicios gastronómicos los fines de semana, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social les retiró la licencia tras alegar algunas irregularidades con el contrato de arrendamiento de un local estatal y con el personal gastronómico, el cual no estaba contratado oficialmente, obligando así a la agrupación a reducir sus presentaciones al escenario del cine-teatro Arenal.
Por otro lado, el congreso de la UNEAC sesionó en el mes de abril en el Palacio de Convenciones de La Habana provocando encendidos debates en torno a distintos temas del panorama cultural, como el consumo del público cubano ante la socialización del paquete semanal, fenómeno analizado por OnCuba en un A Fondo titulado El Youtube Cubano.
Algunos premios nacionales fueron entregados durante este año a artistas consagrados como es el caso del Premio Nacional de Artes Plásticas recientemente otorgado a Lázaro Saavedra, y el de música, entregado a Leonardo Acosta y Sergio Vitier.
Y para cerrar el año con el séptimo arte, como cada diciembre llegó la 36 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, consolidándose el 2014 como el año del cine cubano. Después de haber reivindicado la historia más reciente de nuestra filmografía y
abarrotar las salas tras su estreno este año, el filme Conducta del realizador Ernesto Daranas ha sido laureado en importantes festivales del mundo como el de Brasilia, Lima, Málaga y el Havana Film Festival de New York.
Con ese precedente compitió en el Festival de La Habana junto a otras fuertes contrincantes del patio como La pared de las palabras, primera película independiente de Fernando Pérez, Vestido de novia, ópera prima de Marilyn Solaya y Venecia, del realizador Enrique Álvarez,
pero a pesar de la calidad de estas últimas y los premios obtenidos en distintos apartados del certamen, la historia de Chala y su maestra Carmela arrasó también con los Corales llevándose entre otros el Premio al Mejor Largometraje de Ficción.
Interesante recorrido por la cultura cubana del 2014. Felicitaciones!