El caracol gigante africano continúa su expansión a lo largo de Cuba. Tras confirmarse recientemente su presencia en la región central, específicamente en la localidad villaclareña de Caibarién, nuevos reportes lo localizan ya en el oriente cubano
Especialistas del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiversidad (Bioeco), de Santiago de Cuba, confirmaron su llegada a esa ciudad, en lo que sería el primer caso reportado en la zona oriental de la Isla.
El investigador Abelardo Allán Méndez aseguró al periódico local Sierra Maestra que el pasado 13 de abril se detectó la especie en el patio de una vivienda en el reparto santiaguero Veguita de Galo. El especialista en Malacología de Bioeco explicó que el lugar presentaba “un elevado grado de insalubridad debido a la acumulación de desechos orgánicos de origen vegetal y humano”, lo que resulta “un hábitat propicio” para la proliferación del caracol.
Luego de una búsqueda exhaustiva en diferentes hábitats potenciales, se colectaron “varios especímenes en diferentes estadíos de desarrollo”, para su estudio y se han comenzado a tomar “todas las medidas” para evitar su propagación.
Yuneisi Alfonso, de la Unidad Provincial de Vigilancia y Lucha Antivectorial, explicó que la estrategia de enfrentamiento consiste en destruir y enterrar todos los ejemplares que aparecen, así como en capacitar a los especialistas de las diferentes comunidades acerca de esta especie, sus características y riesgos para la salud.
También se orienta a la población extremar la higiene, sanear los patios y otros posibles hábitats, evitar los juegos infantiles con el caracol, no tocarlo en caso al ser detectado y avisar a los especialistas de Higiene y Epidemiología para su identificación y manejo. De esta forma, se busca evitar el contagio con peligrosas enfermedades que puede transmitir, especialmente la meningoencefalitis eosinofílica.
Alfonso aseguró a Sierra Maestra que los ejemplares colectados en Santiago que se enviaron a La Habana para su estudio, “estaban infectados con el parásito” que causa esta enfermedad y señaló como factor de riesgo la existencia en la ciudad de “muchos ratones en las viviendas y alcantarillas”, en cuyas heces fecales se encuentra el parásito de la meningoencefalitis.
La presencia del caracol gigante africano fue detectado por primera vez en Cuba en 2014 en la barriada de Arroyo Naranjo, en La Habana. Considerado una de las cien especies dañinas “más invasivas” del mundo, su introducción se debió al parecer a prácticas religiosas afrocubanas.
Actualmente, se conoce de su presencia en La Habana y otras localidades del occidente y el centro cubano, a las que se une ahora Santiago de Cuba.
Este caracol puede poner entre 50 y 300 huevos seis veces en el año, y vivir hasta nueve años. Su adaptabilidad y capacidad de supervivencia, junto a sus graves efectos para la agricultura –de la cual es una plaga– y la salud humana, lo convierten en una especia extremadamente peligrosa.