En el territorio cubano se reporta, fidedignamente comprobados, media docena de caídas de meteoritos, casi todos concentrados en el occidente de la Isla. El 10 de junio de 1994 un bólido cayó en la finca Palmarito, cerca de Lajas, en la provincia de Cienfuegos, y todo acaeció ante la sorpresa y el susto de unos campesinos que laboraban la tierra. Otro avistamiento en febrero de 2013, en la zona de Rodas también en Cienfuegos, no ha sido certificado al no hallarse por los expertos evidencias del fenómeno.
Todos estos ejemplos, según las fuentes, se contabilizan desde el año 1938, pero existen otros reportes mucho más antiguos. El cronista Guillermo Lagarde escribió sobre un aerolito “de extraordinario brillo y magnitud” que se vio caer en el mar, frente a La Habana, la noche del 10 de mayo de 1886, lo cual provocó el pánico entre los habaneros y obligó al Padre Benito Viñes, del Observatorio de Belén, a publicar una nota tranquilizadora en el Diario de la Marina.
Un hecho de esta índole parece haber sido presenciado también por los moronenses casi 20 años antes. Los historiadores Federico Naranjo y Rodrigo Aguilar recogieron el sorpresivo evento en su artículo “Notas sobre Morón”, publicado en la revista Síntesis de junio de 1941, todo lo cual les llegó por tradición oral, pues entrevistaron a una anciana vecina del poblado, nombrada Doña Caridad Recino, que fue testigo presencial. Los cronistas narraron lo siguente:
“(…) a las primeras horas de la noche del 24 de noviembre de 1867 estaba sentada con su familia a la puerta de la casa. El cielo se mostraba límpido (una de esas noches tropicales, cuajadas de estrellas), cuando una iluminación momentánea lo iluminó todo, viendo como el cielo se dividía por una ancha franja de fuego, lanzando sus partes laterales chispas y estrellas, siguiendo el bólido la dirección Norte en donde cayó con estrépito fantástico y resultando todo instantáneo, lo que produjo la alarma más grande ocurrida en Morón (…).”
Esta descripción se parece mucho a la que hizo un testigo del célebre y controversial caso Tunguska, ocurrido en Siberia el 30 de junio de 1908, quien declaró que “de pronto, el cielo se abrió en dos y por encima del bosque toda la parte norte pareció que se cubría de fuego”. Naranjo y Aguilar agregan en el caso moronense que hubo un temblor de tierra perfectamente perceptible en el poblado y su entorno, y adicionan una pintoresca secuela: 28 mujeres embarazadas de la vecindad se llevaron tal susto que parieron por esos días.
¿Qué sucedió realmente en esa fecha? Buena pregunta, pues ha transcurrido siglo y medio. En aquellos años el desarrollo de la ciencia en la Cuba colonial, a pesar de algunos logros, no permitía arribar a conclusiones porque la astronomía no estaba suficientemente jerarquizada. A ello se unía la lejanía del principal centro científico, La Habana, la carencia de prensa escrita y las dificultades en las comunicaciones y el transporte. Se sumó la circunstancia de que un año después la comarca se convirtió en escenario de la guerra independentista, pues bien temprano entró a la región el grupo insurrecto capitaneado por Chicho Valdés y el ambiente no estaba para ponerse a buscar pedruscos celestes ni cráteres por esos parajes.
El enigma permanece hasta hoy y demos gracias a los mentados historiadores que preservaron la noticia del insólito suceso para la posteridad.