El español Martiño Ramos Soto, detenido en Cuba adonde se había fugado tras ser condenado a 13 años y medio de cárcel por violar a una menor, llevaba una vida normal en La Habana y asistía a eventos culturales en los cuales se presentaba como fotógrafo llamado Martín Soto. Su presencia ya había sido detectada hacía meses por la policía.
El expolítico y exprofesor gallego, quien cobró relevancia por su militancia en la extinta En Marea, quiso hacerse un espacio entre los círculos jóvenes de arte en la capital cubana, coincide en destacar un puñado de testimonios recopilados por EFE.
Pero en sus últimos días como fugitivo con esta segunda vida en La Habana, una de las personas que lo conoció, y que había subido una fotografía en Instagram en la que lo etiquetó, recibió una oleada de comentarios que revelaron la verdadera identidad de Ramos.
“Yo no entendía lo que estaba pasando. Poco después supe que lo detuvieron y que era verdad. Estaba en shock: yo no pude salir de mi casa por tres días. ¿Con qué seguridad puedes conocer a alguien e ignorar que es capaz de hacer esas cosas?”, se pregunta.
Una segunda vida como fotógrafo
Desde poco después de aterrizar en La Habana, a finales del verano, Martiño Ramos empezó a crear su personaje, presentándose como Martín Soto, un fotógrafo aficionado español, en cuanto evento cultural pudo asistir.
Allí se prestaba a tomar imágenes del acto y sus participantes, y luego se ofrecía a mandar gratuitamente por WhatsApp las fotos a sus protagonistas, sobre todo a mujeres jóvenes. También hizo sesiones a modelos cubanas.
Según las fuentes consultadas, la policía cubana era consciente de la presencia de Ramos en Cuba desde hacía meses -tras una huida que lo había llevado por Portugal, Brasil y Perú- y desde entonces, conscientes de su condena, estaba bajo observación, pero no había sido detenido, detención que fue anunciada el pasado día 24.
Además, hay disposición por parte de los dos países por facilitar su traslado a España, según ha podido saber EFE. Por el momento no ha pedido ayuda consular, pero sí ha solicitado una lista de abogados.
Vida oculta
Su perfil de Instagram sirve como rastro digital de parte de sus meses en La Habana.
Una joven divulgadora cultural cubana que pidió mantener el anonimato recuerda que lo vio por primera vez en septiembre, durante una presentación del cantautor español Pedro Pastor al término de un evento de improvisación poética.
Su actitud afable le hizo ganarse la confianza de artistas y modelos, con quienes buscó rápidamente entablar una relación profesional.
“Su carta de presentación era la misma: te tiraba una foto o te filmaba, se acercaba a ti y te pedía tu correo para enviarte el material. Otras veces te pedía tu Instagram. Conmigo fue así (…) Tenía buen trato, hablaba como un intelectual, pero nunca te contaba sobre su vida o qué hacía en Cuba”, cuenta a EFE una poeta joven que coincidió varias veces con él.
Ésta lo vio otras tres veces. Dos de ellas en eventos y una en una salida por la noche con su grupo de amigos.
Según recuerda, a Ramos siempre lo vio acompañado de al menos una chica joven y le dio la impresión de que era una persona a la que le preocupaba mucho no ser incluido en los círculos.
“Siento que necesitaba que sus contactos no solo fueran profesionales”, dice y recuerda, por ejemplo, que la segunda vez que lo vio la invitó a un evento para escuchar el nuevo disco de Rosalía. “Yo no quise y noté algo en él, una actitud muy infantil de: ‘Vamos, por favor, tienes que ir, vamos, vamos…’.
De su vida fuera de la cultura habanera se sabe poco. De acuerdo con los testimonios, vivía en el céntrico barrio del Vedado, un lugar que es el corazón de la vida artística de la capital.
El trabajador de un restaurante de la zona, al que frecuentaba Ramos, coincide con el relato del “extranjero que quería formar parte de un grupo”.
Detienen en La Habana a Martiño Ramos, el profesor español condenado por violar a una niña
“Andaba solo (cuando iba a comer ahí), sí; buscando siempre con quien conversar, charlar, meterse en algún grupo. Pero siempre andaba solo”, recuerda.
Ramos era uno de los diez nombres de reclamados por la justicia española cuya localización y arresto era prioritaria para la Sección de Fugitivos de la Policía Nacional, que pidió la colaboración ciudadana para recabar posibles pistas.
Según informó la Sección de Fugitivos, Ramos es natural de Ourense, tiene 50 años y fue condenado a 13 años y medio de prisión por abusos sexuales a una alumna menor de edad, mediante prácticas sádicas, cuando la víctima tenía entre 12 y 16 años.










