En la tarde de ayer, a los ochenta y nueve años, dejó de existir Pedro de Oraá, artista visual, poeta, diseñador, crítico de arte, traductor y editor perteneciente a la Generación del 50.
Había nacido en La Habana, ciudad donde se produjo el deceso, en 1931, en medio de una familia de más artistas, sus hermanos Francisco y Rolando de Oraá, fueron poeta y diseñador, respectivamente.
A Pedro de Oraá se le estimó por igual como pintor y como poeta, campos donde tuvo una notable trayectoria. Integró el grupo Diez pintores concretos, variante geométrica de la abstracción, y junto con la también artista Loló Soldevilla fundó en 1956 la galería Color-Luz en la capital cubana, primera institución del país dedicada a promover el arte abstracto.
Con estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, publicó sus primeros poemas en 1939, en una suerte de antología aparecida en Caibarién. Por gestión de Agustín Pi, algunos de sus versos tempranos vieron la luz en la mítica revista Orígenes, que dirigía José Lezama Lima.
Su primer volumen publicado fue El instante cernido (1953), a este le siguieron una decena de títulos entre los que cabe destacar, por su significación, Las destrucciones por el horizonte (1966), Suma de ecos (1989) y Umbral (1997). En 2003 publicó la antología personal Cifra, que recoge lo más permanente de su producción lírica hasta ese momento. Como la generalidad de las voces de su generación (Fayad Jamís, Heberto Padilla, Roberto Fernández Retamar, José A. Baragaño, Pablo Armando Fernández, Manuel Díaz Martínez…), la suya es una poesía que intentó abordar la realidad “en sus planos más hostiles y complejos”, para lo que se valió de búsquedas formales que lo acercan a lo que luego se ha dado en llamar neobarroquismo.
Aunque como crítico estuvo atento a todas las corrientes estéticas, su obra visual se circunscribe al plano de la abstracción concreta. La distinguía, además de la impecable calidad del dibujo, un hálito lírico que trascendía el geometrismo frío de las formas. En los últimos tiempos los fondos de sus piezas rozaban el informalismo, recurso con el que creaba atmósferas de delicada sugerencia. En 2015 recibió el Premio Nacional de Artes plásticas, conferido por la obra de toda la vida. Pedro de Oraá está representado en la Colección de Arte Cubano del Museo Nacional de Bellas Artes, así como en importantes instituciones de Estados Unidos de América y Europa.
Interrogado en una ocasión sobre los atributos que le son consustanciales al poeta, opinó que, más que lucidez, éste necesita iluminación, lo que para Rimbaud sería la frecuencia de la revelación. “El poeta es la época y la sociedad que ocupa –expresó. Sin ser un oráculo, puede ver más adelante que su prójimo. No siempre la sociedad lo ve a él.”1
Novísimo amor
Ven
mi amor vamos
a hilar la eternidad de la noche
con el sacramento del semen
vamos a sepultar nuestros pies en el humus
para oír los brotes el latido de esa brizna
que crece hasta las vísperas de nuestra muerte
ocupa nuestros ojos y con ellos contempla
la noche única y vasta
que alberga el soplo de mi nombre
Quién que no fueres prepara mi baño
quién que no fueres plancha mi camisa
quién que no fueres zurce mi herida
quién que no fueres aplaca mi hambre
Vamos amor a respirar la noche
a descifrar sus ánimas
a escoger el arroz innúmero titilante
a musitarnos la verdad perdida de sus remotas praderas
Vamos a conjurar la luz del alba
Quién que no fueres calienta mi almohada
quién que no fueres cuece mi deseo
quién que no fueres estampa mi pañuelo
quién que no fueres enjuga mi querella
En ti la noche se desliza
y en tu cabello de pizarra la vía láctea
y en tus ojos de cuarzo resina de abeja
y en tu boca el picor de la sierpe
En ti anida la noche
y en tus senos las rojas grosellas del vino
y en tu vientre el rumor de la estirpe
y en tu sexo el gusano de seda
Eres la que aguarda en mi puerta
eres la que tolera mi silencio
eres la que mitiga mis fiebres
En ti se ensuelve la máscara de mi desamparo
Leo en ti el firmamento
Vamos a hilar la eternidad de la sangre
Vamos a ser la noche misma
Pedro de Oraá
1 Fleites, Alex. “Los poetas son seres complicados”, La Jiribilla, 11 de febrero de 2017.