Encuentro entre el trovador Silvio Rodríguez y el dramaturgo Yunior García
Franqueza, respeto, diálogo y fraternidad fueron algunas palabras que según los artistas caracterizaron la reunión. A solicitud de Yunior el reconocido trovador pidió amnistía para quienes "no fueron violentos" durante las protestas del 11J.
Decenas de artistas a intelectuales cubanos se reunieron el pasado 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura de Cuba, en La Habana, con el propósito de establecer un diálogo con funcionarios de la institución sobre diversas preocupaciones que han afectado o frenado la expansión de la cultura cubana, sobre todo de las manifestaciones artísticas realizadas por los más jóvenes.
La convocatoria, a la que se unieron personas pertenecientes a diversas organizaciones y activistas políticos, no tuvo el mejor desenlace. Varios de los participantes fueron tildados luego de mercenarios, entre otros calificativos que han detenido la búsqueda de un conceso que posibilite, al fin y al cabo, el desarrollo cultural del país y de las expresiones creativas de vanguardia más cuestionadoras. De aquella reunión espontanea nació el grupo llamado 27 N, un proyecto que aglutina a artistas de distintas corrientes y espectros políticos, como reflejo del país que es Cuba hoy. Algunos de esos creadores participaron en las manifestaciones del domingo 11 de julio frente el ICRT y en otros puntos del país y algunos fueron detenidos o sufrieron violencia por parte de agentes del orden según los propios creadores han declarado.
El dramaturgo Yunior García, quien participó en la convocatoria del 27 de noviembre y en las manifestaciones del último domingo, fue uno de los detenidos y ahora se encuentra bajo una medida cautelar que le impide salir de su casa. El joven dramaturgo es uno de los artistas e intelectuales que ha llamado reiteradamente al diálogo y a buscar puntos de unión para solventar las diferencias y encontrar un camino que construya una cultura de la democratización que desemboque, finalmente, en un país más inclusivo y abierto a opiniones y expresiones culturales de diferentes signos.
Bajo este premisa le envió una carta pública al trovador Silvio Rodríguez, invitándole a conversar, al poco tiempo el poeta dijo en su blog Segunda Cita que se vería con Yunior en los estudios Ojalá y conversarían. El encuentro sucedió y ambos artistas dieron fe de ello en sus respectivos muros de facebook. El diálogo ha despertado grandes y buenas expectativas entre una franja de artistas e intelectuales que se han pronunciado contra la violencia, la discriminación ideológica y las convocatorias públicas al odio para resolver los acuciantes problemas de Cuba. Según Yunior ambos “coincidimos en un proyecto (en su momento se hará público) que podría servir para el comienzo de un debate verdaderamente plural, inclusivo, cívico, respetuoso y amplio, que encuentre los consensos entre la diversidad que hoy nos caracteriza como cubanos.” El trovador pidió amnistía, “cumpliendo la palabra empeñada” a quienes no fueron violentos durante las protestas ocurridas el último 11 de Julio en Cuba.
Fueron 70 minutos de franqueza en los estudios Ojalá. Ninguno convidó al otro a renunciar a sus posiciones ni principios. Fuimos capaces de confrontar nuestras diferencias desde el más absoluto respeto y preferimos concentrarnos en nuestras coincidencias. Tampoco perdimos tiempo en discutir los temas que no podemos resolver en la práctica ninguno de nosotros. Nos enfocamos en cómo aportar, ahora mismo, al bien de la sociedad cubana, en su conjunto.
Silvio se comprometió frente a Dayana, a Niurka y frente a mí, a abogar por la liberación de todos los presos que participaron en las protestas. Dio su palabra, de modo convincente, de que hará todo lo que esté a su alcance para lograr ese objetivo.
También coincidimos en un proyecto (en su momento se hará público) que podría servir para el comienzo de un debate verdaderamente plural, inclusivo, cívico, respetuoso y amplio, que encuentre los consensos entre la diversidad que hoy nos caracteriza como cubanos.
El encuentro de hoy no se trataba de un combate para encontrar un ganador. Se trataba de Cuba. Y creo que salimos de allí con la certeza de que se necesitan cambios reales, impulsados por vías no violentas, sin injerencias y donde ningún cubano se sienta excluido.
Gracias a todos los que aportaron, con sus opiniones y comentarios, para que este encuentro fuera posible. Falta mucho por hacer todavía. Y lo vamos a hacer sin odio.
El encuentro con Yunior y Dayana fue bueno, no exagero si digo que fraterno; hubo diálogo, intercambio, nos escuchamos con atención y respeto. Para mí lo más doloroso fue escuchar que ellos, como generación, no se sentían ya parte del proceso cubano sino otra cosa. Me explicaron sus argumentos, sus frustraciones. Traté de hacerles comprender que a mis años también todo resultaba mucho más lento de lo que esperábamos que fuera. ¿Culpa de qué, de quienes? Y hablamos de incomprensiones entre edades diferentes, entre intereses y entendimientos diferentes. Demasiado doloroso para mí que se declaren fuera; no puedo aceptar ese fracaso ni en nombre del dolor por las incomprensiones. Yo también las sufrí y jamás llegué a sentirme fuera. Pero pienso que mi generación fue la inmediata a la insurreccional y que heredamos los motivos de nuestros padres y después, creciendo, sufrimos con ellos lo mucho que ha costado ser soberanos y además socialistas.
Tiene que haber más puentes, tiene que haber más diálogos, tiene que haber menos prejuicios; menos ganas de pegar y más deseos de resolver la montaña de temas económicos y políticos pendientes; menos costumbre de escuchar a quienes hablan lo mismo con las mismas palabras, década tras década, como si las generaciones no vinieran también con sus propias palabras e ilusiones.
Me pidieron que llamara a alguien y que pida amnistía para todos los presos. Recuerdo la última vez que pedí una amnistía. Fue en la Tribuna Antimperialista. Un segundo antes de subir una autoridad me dijo que no lo dijera. Si no digo eso, no digo nada, respondí. Y pude llegar al micrófono. Y entre otras muchas cosas pedí la libertad de aquella gente con quienes no estaba de acuerdo. Y un par de semanas después (no por mi culpa) 70 vidas fueron libres. No sé cuántos presos habrá ahora, dicen ellos que cientos. Pido lo mismo para los que no fueron violentos y cumplo con la palabra empeñada. Ellos no tienen nada que cumplirme porque nada pedí. Ojalá nunca más se sientan fuera (deseo lanzado al aire).
Creo que el diálogo interno es bueno…siempre que no cedan a los Yanquis…que no se pierda la esencia de la Revolución..y sus profundas transformaciones..que se analice bien..lo que ofrecen. Y la realidad de los países pobres que capitalistas y se mueren de hambre y abandonó social..
Bravo por Silvio y por Yunior. Es lo que toda persona civilizada y con valores espera. No insultos, ni garnatones, ni consignas, ni esa cortina de incomprensiones entre cubanos.
Creo que el diálogo interno es bueno…siempre que no cedan a los Yanquis…que no se pierda la esencia de la Revolución..y sus profundas transformaciones..que se analice bien..lo que ofrecen. Y la realidad de los países pobres que capitalistas y se mueren de hambre y abandonó social..
Bravo por Silvio y por Yunior. Es lo que toda persona civilizada y con valores espera. No insultos, ni garnatones, ni consignas, ni esa cortina de incomprensiones entre cubanos.