La Fábrica de Cemento Siguaney, en la central provincia de Sancti Spíritus, arrancó esta semana sus producciones luego de siete meses sin actividad por problemas en el horno. A ello se sumó al déficit energético agudizado este año.
Según un reporte del periódico Escambray, el reinicio de la producción en la planta, ubicada en la localidad espirituana de Taguasco, fue posible por las importaciones de ladrillos refractarios para la reparación del horno.
Gonzalo Reina Aguilar, director de la entidad, dijo al medio local que “la industria taguasquense ha logrado producir en el remozado horno algo más de 1000 toneladas métricas de clínquer, gracias también a la mejor situación energética del país, que permite las necesarias asignaciones de electricidad a esta planta”.
Invertir para producir cemento en Cuba: ¡ahí está el dilema!
Desde el reinicio del proceso en la actual semana, Siguaney sobrepasó las 500 toneladas de cemento gris. Estas se comercializan en las provincias de Sancti Spíritus y Ciego de Ávila. En dichos territorios, como en todo el país, el material ha estado en falta durante los últimos meses mientras que la demanda es altísima.
La Fábrica de Siguaney, fundada en 1971, es una de las pocas que producen cemento en Cuba, donde no se importa este material. El hecho supone una notable presión para la industria nacional, inmersa en un proceso de modernización que inició en el 2018 y del cual el Gobierno no han logrado los resultados que esperaba, pues las obras juntan más de un año de atrasos.
De acuerdo con un estudio publicado en OnCuba hace dos meses, en Taguasco se planificó la construcción una nueva fábrica con capital chino al lado de la actual Siguaney y dicha inversión nunca se materializó.
En 2021, el ingeniero Saúl Rodríguez, director técnico de la empresa, explicó que el proceso de modernización de las nuevas plantas en Santiago y Nuevitas “se iba a extender a Siguaney”, pero al no existir “capacidad financiera para asumir una tercera fábrica (…) se priorizó el oriente del país que es donde más demanda y menor oferta había”.
La interrupción de la producción en Siguaney en el primer semestre del año impedirá a Cuba cumplir con su plan de 1 millón 400 mil toneladas en el 2022, muy alejado de sus mejores producciones en la década del 80 del siglo pasado, cuando se llegaron a producir más de 3 millones 500 mil toneladas.
La industria cementera cubana ha sido muy afectada por la obsolescencia tecnológica que provoca continuas paralizaciones de sus plantas; la escasez de combustibles ante el alta consumo; la carencia de financiamiento para dar mantenimiento a los equipos y comprar nuevos; y la fluctuación laboral de sus recursos humanos.