Fauna: moluscos marinos de Cuba, el relato de un investigador español

El catedrático de la Universidad de Oviedo, Jesús Ortea, relata a Efe lo que supone haber participado en el descubrimiento del 20 % de la fauna de moluscos marinos de Cuba a lo largo de 35 años de investigaciones.

Ejemplar de Volvarina Triplicatilla. Foto: Efe.

De todos los grupos de invertebrados marinos de Cuba, los moluscos son los mejores estudiados. 1920 especies, de las cuales 393 (el 20%) han sido descritas por el catedrático de la Universidad de Oviedo, Jesús Ortea, quien a lo largo de 35 años ha liderado la investigación en este campo acompañado en varias de sus expediciones por biólogos canarios.

Jesús Ortea describe estas 393 nuevas especies en la revista científica Avicennia y relata, en una entrevista a Efe, lo que supone haber participado en el descubrimiento del 20 por ciento de la fauna de moluscos marinos de Cuba a lo largo de 35 años de investigaciones “en el contexto de una situación tan compleja como es el día a día de la Isla caribeña”.

Ortea, que ganó hace 50 años el llamado Premio Nobel de la Juventud, el concurso europeo Phillips para jóvenes científicos, se vio sorprendido en Cuba por la pandemia, donde chocó con las limitaciones a la movilidad para combatir la expansión de la COVID-19.

Encerrado con su familia en La Habana, hizo una recopilación de sus actividades científicas en la Isla como alternativa a su labor de investigación, en la que las colectas sistemáticas en el medio marino y el estudio de los animales vivos hallados en ellas se convirtieron en una opción imposible.

En su recopilación, con 130 especies ilustradas y a través de sus epítetos, se percibe la relación del autor con la sociedad cubana y con los investigadores a los que honró con nuevas especies, los topónimos dedicados a los lugares donde fueron halladas y donde encontró “colaboradores leales de todas las clases sociales que también tienen caracoles dedicados, como pescadores, marineros, patrones, buzos, docentes, campesinos… amigos y familiares”.

También tienen sus especies dedicadas varios investigadores españoles que le acompañaron en algunas expediciones, entre ellos los canarios Juan José Bacallado y Olga Ucelay, honrados con dos taxones cada uno.

Cincuenta de los artículos en los que se describen especies nuevas han sido publicados en la Revista de la Academia Canaria de Ciencias y figura como coautor en la mitad de ellos Leopoldo Moro, especialista del Gobierno de Canarias.

Destacan también las especies dedicadas a ocho artistas de la plástica cubana, todas en el género Rissoella, el mismo que contiene la del caracol nombrado en honor a Margarita Salas hallado en Lanzarote y las de los científicos cubanos reunidos en el género Gibberula, el mismo que agrupa a los colaboradores canarios de la red Promar, del Gobierno de Canarias y a todas las mujeres que ganaron el Premio Príncipe de Asturias, a lo largo del tiempo.

Como anécdota, Jesús Ortea rememora que en su momento se planificó la entrega a los entonces Reyes de España de dos especies dedicadas a ellos, una de los Jardines del Rey a la Reina Sofía y otra de los Jardines de la Reina, lo que no se logró al no visitar “oficialmente” los monarcas la isla caribeña.

Posteriormente, en la inauguración del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife se entregó un ejemplar de su especie a la Reina, quien la donó a la colección de conchas del Museo.

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Zoólogo de profesión, Jesús Ortea subraya la gran recuperación de la fauna que se experimentó en Cuba a raíz de la pandemia, pues “en el medio urbano, no hay calle en la que no trinen las aves y no faltan zunzunes y chipojos en los jardines. Los cangrejos de tierra han llegado a colonizar el mismo borde del Malecón, llegando desde Quinta Avenida, y las tiñosas, los buitres cubanos, han triplicado su población”.

Se va la pandemia y hay otra plaga a la espera, la del caracol africano portador de meningitis, que “ha gozado de la más absoluta libertad para expandirse por toda la isla, pero ese ya es otro capítulo de la historia de Cuba pendiente de ser escrito”, resume el investigador.

Ana Santana/Efe.

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