La ciudad argentina de Córdoba acogerá del 5 al 7 de junio el Primer Congreso Internacional del Trigo, TrigoAr 2019, encuentro que busca la ampliación de los mercados y donde Cuba parece tener un papel cardinal.
De entre las 16 representaciones extranjeras, Cuba romperá el hielo cuando sus representantes expongan durante algo más de una hora en la primera jornada. El evento es convocado por el Gobierno de la Provincia de Córdoba y el Ministerio de Agricultura y Ganadería y para el cierre contará con la presencia del presidente Mauricio Macri.
La isla ha importado históricamente unas 700 mil toneladas del cereal y produce más de 500 mil de harina de trigo al año, tal como informó a fines de 2018 Iris Quiñones Rojas, la ministra de la Industria Alimentaria cubana (MINAL).
La producción más baja de harina se remonta a 1993 cuando se reportaron 215 mil toneladas, pero el año pasado las condiciones desfavorables dieron pie a un dígito que picó cerca de los peores índices: 320 mil. El dato trascendió en el balance anual del MINAL sucedido el pasado mes de marzo, donde estuvo presente el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
Por eso, para el instante en que se realice TrigoAr 2019 pudieran existir acuerdos que reactiven la cooperación del sector, menguada entre ambas naciones desde hace por lo menos doce años, cuando se contrajo la importación de trigo austral luego de que se exportaran unas 200 mil toneladas de harina 000 en 2007.
En aquella negociación participaron ocho molinos asociados a la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), entre los que figuran Molinos Lagomarsino, Cañuelas, Argentino y Campodónico. Poco después de esa fecha, el gobierno cubano se concentró en mercados como Estados Unidos, Canadá y Francia.
Para el portal estadístico OEC, las naciones desde las cuales Cuba siguió importando su trigo a partir de 2010 fueron Francia, Alemania, Rusia y Canadá, cuatro de los principales exportadores del cereal, por encima incluso de Argentina que para esas fechas ocupaba el noveno puesto.
Hasta 2017, año con los últimos datos actualizados en dicho portal, tampoco llegaba harina de trigo procedente del Río La Plata a la isla, que importaba sobre todo de Turquía y, en menor cantidad, de España.
Conectándolo con la persistente escasez de harina de trigo que causó un severo desabastecimiento en toda la nación caribeña a fines del año pasado, es fácil advertir que el Congreso ocurre en medio de un proceso coyuntural para ambas naciones.
De hecho, Diego Cefarelli, presidente de la FAIM, se encuentra esta semana en La Habana reunido con representantes de Alimport y el gobierno cubano, y desde allá explicó a OnCuba: “La idea es que podamos transformar nuestro trigo en harina, y que Cuba reciba esa harina para superar su situación.”
El tema comenzó a sonar cuando el diario La Nación hizo público un encuentro sostenido entre Rodrigo Malmierca Díaz, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera cubano, y Cifarelli. Esa reunión fue posible en el marco de la Segunda Conferencia de Alto Nivel de la ONU sobre la Cooperación Sur-Sur que tuvo por sede a Buenos Aires en marzo y de allí salieron las primeras ideas de lo que hoy parece ser una nueva etapa de cooperación beneficiosa para ambas partes.
El rumbo determinado hacia acciones más precisas en el sector se patentizó a finales del mes pasado con el encuentro entre Ramón Labañino, vicepresidente de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEC), Cifarelli y Hugo Migliore, director de ventas de Fideicomiso, la estructura encargada de la exportación de harina y pellets de trigo en FAIM.
Ahora, Cefarelli, en medio de sus gestiones, ha dicho: “Tenemos dos ideas en las que ya se han ido avanzando. Queremos poner en valor los molinos que están en La Habana y que hoy no producen, queremos que la molinería invierta en ellos para ir poniéndolos en uso y, durante el tiempo que eso sea, nosotros abastecer de harina el país. Por otro lado, tratamos de ser competitivos en el abastecimiento de harina.”
Argentina acaba de tener una de las cosechas de trigo más grandes de su historia con una producción de 19 millones de toneladas. Los productores del cereal y sus derivados buscan la manera de hacerse con nuevos mercados, entre los que Cuba podría tener sitio ya que es el mayor importador de trigo de la región centroamericana y caribeña, y a fines del año pasado experimentó serios problemas en el procesamiento y producción de harina debido al estado en sus principales molinos.
El asunto derivó en una grave carencia de suministros indispensables que se realizan con la harina, empezando por la producción de pan, incluso normado. La situación obligó a las autoridades a importar 30 mil toneladas imprevistas de harina. Ese volumen, no obstante, fue insuficiente ya que la demanda se estimó en unas 70 mil toneladas más.
Diversos problemas en los molinos, como consecuencia de la “explotación y el mantenimiento no “coherente”, dieron paso al tremendo desabastecimiento, tal cual ratificó en una emisión del programa Mesa Redonda transmitida en el mes de diciembre Armando Posada, presidente del Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria.
Ahora, el Ministerio de la Industria Alimenticia intenta aliviar la situación, pero el proceso no es cosa fácil.
La Empresa Cubana de Molinería cuenta con cuatro molinos para el procesamiento del trigo. El principal es el Combinado de Cereales de Cienfuegos, seguido en importancia por Cereales Frank País García, de Santiago de Cuba, que abastece a la zona oriental.
En tanto, en el municipio habanero de Regla se hallan ubicados el José Antonio Echeverría, que produce para la industria alimentaria local de todo el occidente del país; y el Molino Turcios Lima, abastecedor fundamental del mercado interno en divisa.
El José Antonio Echevarría cuenta con una línea de tecnología iraní que en el argot técnico se conoce como “línea 500”, debido a la capacidad de procesamiento diario. Pero, esta tampoco ha estado exenta de dificultades.
Siguiendo con el objetivo de potenciar la inversión extranjera, la Zona de Desarrollo Económico del Mariel cuenta con un proyecto de molino de trigo para procesar 300 000 toneladas al año para el consumo de harina de trigo en el occidente del país. Tal vez por aquí también pongan sus ojos los argentinos.
El trigo argentino, por su parte, es el tercer cultivo en importancia de la nación, y en la actualidad se comercializa hacia 51 destinos, según datos de la Secretaría de Agroindustria de la Nación.
Asimismo se ha sabido que tanto el trigo como la harina experimentan gran demanda este año, respaldada por las magníficas cosechas de los últimos años.
Ahora los productores y gestores de esta industria en Argentina tiene a Cuba en la mira, y Cuba a su vez pareciera encontrar en Buenos Aires, en su grano, harina y especialistas que los procesan, otra tabla de salvación.