Cuba inició en 2005 un servicio de venta de música a través de descargas digitales, y muchos empresarios de la industria del disco, artistas y promotores, sintieron que habían entrado a un universo de ciencia ficción. Si se recuerda que apenas una década antes, Cuba había comenzado a familiarizarse con las experiencias de las redes virtuales, no se hace difícil comprender la sorpresa de aquellas personas ante un mecanismo que permitía que los productos cubanos pudieran, en cuestión de minutos, cruzar miles de kilómetros para ser escuchados inmediatamente por los compradores interesados de cualquier parte del mundo.
Sin embargo, solo cuatro años después, aquella incipiente plataforma comercial, había incorporado un servicio para la distribución de otros bienes culturales nacionales: la tienda por departamentos www.mallcubano.com, que aplicaría tendencias de marketing muy en boga en el mercado on-line, como bonos de descuento, rebaja por volúmenes, tarjetas de regalo, módulos de comentarios y votos, galerías de fotos e integración a las redes sociales.
El aumento significativo de las ventas con la creación del mall, se ha visto limitado debido a la escasa disponibilidad de materias primas para la reproducción de los recursos físicos más demandados por los usuarios, como carteles, DVD y CD musicales. Por ello, actualmente la apuesta por el comercio electrónico de música digital se convierte en uno de los principales objetivos de agencias y empresas de este tipo.
Las plataformas de comercialización de la música cubana en Internet operan teniendo en cuenta también cómo se mueven las tendencias internacionales. En 2012, la industria musical registró su mejor desempeño desde 1998 a nivel mundial, en gran medida gracias a la incorporación de nuevos servicios digitales. Un ejemplo de ello es que, de tener presencia en una veintena de países hace dos años, servicios como iTunes, Deezer y Spotify, hoy han logrado insertarse en cien naciones.
Por otro lado, un informe de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) publicado en el primer semestre de 2013, reporta que la mayoría de las fuentes de ingreso por ventas digitales está en alza y que las ofertas legales constituyen una alternativa viable tanto para las industrias como para los consumidores.
“La música no solo se ha adaptado a Internet, sino que es el verdadero motor de su desarrollo”, afirma ladirectora ejecutiva de la IFPI, Frances Moore, atendiendo a que esta clase de producto cultural impulsa el desarrollo tecnológico, contribuye a la venta de dispositivos, alimenta el crecimiento económico y provoca una reacción en cadena que trasciende el mercado fonográfico.
El rescate del carácter comercial de la Feria Internacional Cubadisco como uno de los propósitos fundamentales de su comité organizador para esta edición XVII, resulta un elemento a favor para la actualización de las líneas de trabajo defendidas hasta el momento. El manager general de la empresa distribuidora Altafonte, Florian Van Hoyer, quien impartió un taller sobre estos temas como parte del encuentro discográfico, considera que una de las ventajas de la música de la Isla es que ya está creada en el mercado la marca “Cuba”.
De cualquier manera, las empresas cubanas deben enfrentar limitaciones como el acceso al mercado norteamericano, escenario principal para el consumo de servicios y productos en el continente. La política de bloqueo económico de Estados Unidos a la Isla hace muy difíciles las transacciones bancarias, la colocación de materiales cubanos en las principales tiendas de descargas, el acceso a canales de promoción de primer nivel y la gestión de presentaciones en vivo de artistas nacionales en aquel territorio.
A pesar de ello, las casas discográficas nacionales cuentan ahora con la posibilidad de acceder a mercados a los que antes no tenían oportunidades de llegar, sobre todo por la diversidad de instituciones con las que han logrado aliarse. Por citar solo un ejemplo, Ruth Tienda (www.ruthtienda.com), una plataforma de comercio de libros y música cubana en Internet, asegura, a poco más de un año de la apertura del servicio de descarga de discos, que los productos de sellos como EGREM y Colibrí sean conocidos de manera directa por unos 10 mil usuarios suscritos a su boletín semanal.
Todavía Cuba -al contario de lo que ha sucedido en otros países- no ha incorporado a alta escala servicios de streaming, suscripciones y otros que utilizan el video para atraer a amplias audiencias. El desarrollo de facilidades basadas en “la nube”, tema que ocupa ahora mismo a las cuatro compañías más avanzadas en este sector (Apple, Microsoft, Google y Amazon) sigue pareciendo lejano para la realidad del país.
Además de estudiar nuevas posibilidades de expansión, quienes manejan el comercio digital de la música en la Isla deberán sortear dificultades derivadas del poco reconocimiento social de esta actividad en el sistema institucional cubano, la baja efectividad de la gestión del comercio exterior y la débil articulación lograda hasta ahora con medios de comunicación y nichos publicitarios.
Los especialistas auguran que existen posibilidades de avanzar en el negocio de la música on-line a pesar de los obstáculos. La existencia de sellos discográficos de prestigio con catálogos vigorosos y la alta calificación del capital humano implicado en la industria del disco, son algunos de los argumentos que se esgrimen en favor del comercio de música cubana en la Web.
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