El saxofonista cubano Yosvany Terry y su cuarteto se presentan este sábado 20 de enero en el Teatro del Museo Nacional de Bellas Artes.
Como parte del programa de la edición 39 del Festival Internacional Jazz Plaza, Terry se hará acompañar por su hermano, el bajista Yunior Terry, profesor de la Universidad de Nueva York, el pianista Edward Simon; y Julian Miltenberger, en la batería.
“Siempre para mí es un placer regresar a Cuba y tocar para el público de la isla, que es exigente y sigue los movimientos y trayectoria de los jazzistas, también está ávido de información y repertorio nuevo. En esta presentación ofreceré una mirada a mi trayectoria”, refirió el artista en declaraciones a la agencia Prensa Latina.
Vocación educativa
Terry desembarcó con días de antelación al evento jazzístico para dedicar su tiempo a la docencia, una de sus pasiones profesionales.
En esa cuerda, el músico visitó varias escuelas; entre ellas, la Arístides Soto “Tata Güines”, en la provincia Mayabeque, y la Elemental de Arte Eduardo Abela Villarreal, en la provincia Artemisa, ambas en el occidente de la isla.
Un big league del jazz
Con cerca de cuarenta producciones en una discografía tan exploratoria como magistral, Terry es una figura apreciada en el rancio mundo académico estadounidense.
Actualmente, profesor titular y director de conjuntos de jazz en el Departamento de Música de la Universidad de Harvard, el músico cubano ha sido docente, entre otros, en Princeton y en Stanford, dos de los centros superiores del circuito elitista y de excelencia académica de Estados Unidos.
Asimismo, ha ofrecido clases magistrales en la Universidad de Texas, en Austin, y en talleres en el Instituto Brubeck de la Universidad del Pacífico (Stockton, California), el Banff Music Centre (Alberta, Canadá) y el Real Conservatorio de Música (Winnipeg, Canadá).
Labor social retributiva
Hace unos cinco años que Terry imparte talleres junto al proyecto Horns to Havana, una organización benéfica pública y recaudatoria que se dedica a la reparación de instrumentos, brindar instrucción y ejecutar intercambios culturales dentro de entornos educativos.
“Vamos con el cuarteto, tocamos para ellos, los escuchamos y los separamos por categorías para un trabajo más personalizado”, contó a PL el compositor y director orquestal nacido en Camagüey, en 1972.
Esos cursos estimulan las destrezas en los estudiantes y también les brindan inspiración para ascender a un nivel profesional.
Inviting you to the premier of “Atlantic Connections,” a song cycle inspired by a selection of poets from the African Diaspora. Feat: @aliciahallmoran @DavidVirelles @YuniorTerry @FabianAlmazan & yours truly
Thu, Sep.15, Farkas Hall, 7:30 pm & Friday, 16 @harvartmuseums, 1:30 pm pic.twitter.com/5sT69ZToQ1— Yosvany Terry (@Yosvanyterry) September 12, 2022
Para el autor de discos muy celebrados como Today’s Opinion y Ancestral memories, la docencia en las comunidades es una retribución por todo el aprendizaje acumulado en años y la experticia de sus profesores.
“Es una responsabilidad; si no lo hacemos emergen lagunas culturales, sociales e históricas”, advierte Terry, quien recibió una nominación a los Premios Grammy en la categoría Mejor Álbum de jazz latino por su disco New Throned King.
Investigador de las llamadas culturas periféricas, Terry mantiene un discurso musical- apunta la crítica – que maneja con soltura juegos de superposiciones de planos musicales, diferentes en sonoridad y concepto, que se fusionan sin que se noten las costuras.
De casta le viene al galgo
Yosvany es hijo de Pancho Terry, el violinista Eladio Severino Terry González (1940-2018), encumbrado como el Rey del Chekeré y fundador de la Orquesta Maravillas de Florida.
De su discografía, los fonogramas La rumba soy yo y Lágrimas negras, obtuvieron sendos premios Grammy Latino.
“Comenzamos el estudio del violín a la edad de cinco años. Lo veíamos con la orquesta y queríamos ser músicos. Él nos enseñó sobre disciplina, entrega y dedicación”, enalteció el saxofonista, quien recibió formación académica en la Escuela Nacional de Arte de La Habana.
“La cultura cubana tiene mucho que ver con el jazz, por su capacidad de aceptar todo lo que llega y transformarlo. Me enorgullecen mis raíces afrocubanas y europeas, ellas me definen”, contó a PLa el músico.
Sin embargo, su madre, enfermera pediátrica, tenía otros planes para Yosvany. “Quería que yo fuera médico, cosas así (risas). Pero el hogar seguía lleno de música y claro, uno lo absorbe”, evocó en una entrevista en 2023 para el medio digital AM-PM.
La libérrima pasión del jazz pudo más que los ruegos maternos. Lo raptó con catorce años, en plena adolescencia, y no lo ha devuelto desde entonces.