La llegada a la escena económica cubana de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) representa un avance hacia un modelo mixto, aun cuando la gestión estatal seguirá predominando en un escenario lleno de limitaciones, según expertos.
Hasta el momento 102 mipymes han recibido la luz verde, en su mayoría en el sector privado y en actividades como producciones manufactureras y de alimentos, tras la reciente aprobación de 67 nuevas que se suman a las primeras 35 autorizadas en septiembre por el Ministerio de Economía y Planificación.
Contribución con límites
El profesor asociado del Departamento de Economía de la colombiana Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Pavel Vidal, explicó a EFE que las Mipymes dan inicio al modelo de economía mixta, al menos en términos de empleo y número de compañías.
“Son fuente de innovación, le añaden flexibilidad al tejido empresarial y contribuyen a la competitividad de las grandes empresas, tanto nacionales como extranjeras”, añadió Vidal.
Sin embargo, quedarán muy lejos de tener una participación destacada en el Producto Interior Bruto por las restricciones a la acumulación: “Nadie puede estar en más de una Pyme o ser socio de más de una cooperativa, y hay un límite máximo de 100 empleados”.
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El economista cubano Omar Everleny, por su parte, considera también que el importante aporte de estas empresas dependerá del cumplimiento de las normas jurídicas que no permiten la concentración de riqueza.
Las Mipymes cubanas pueden integrarse por uno o más socios, se constituyen como sociedades mercantiles y se clasifican según el número de personas ocupadas como: microempresa, de 1 a 10 trabajadores; pequeña empresa, de 11 a 35, y mediana empresa, de 36 a 100.
Pueden ejercer en el sector estatal, privado y mixto, pero sin acceso a esferas estratégicas para el Estado como la salud, las telecomunicaciones, la energía, la defensa o la prensa.
Tampoco podrán crearse en algunas de las actividades actualmente permitidas para los autónomos (trabajador por cuenta propia) como programador de equipos de cómputo, tenedor de libros, traductores e intérpretes, según el decreto-ley 46.
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Desatando el nudo económico
El Estado cubano identifica como actores económicos del país a la empresa estatal socialista (el principal), las cooperativas no agropecuarias, el trabajo por cuenta propia (privado) y las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes).
Estas últimas pueden exportar e importar, gestionar sus bienes y definir los productos y servicios a comercializar, así como sus proveedores, clientes, destinos e inserción en mercados, además de operar cuentas bancarias y acceder a cualquier fuente lícita de financiación.
Después de que el fallecido líder Fidel Castro las prohibiera en 1968, las Mipymes regresan a Cuba en uno de los momentos más complejos de los últimos tiempos por el impacto de la pandemia, la caída del turismo, el impago a los acreedores internacionales, el incremento de las sanciones de Estados Unidos, la devaluación del peso cubano y la demora en implementar las reformas anunciadas hace una década.
Esos factores son “claros obstáculos” para el desarrollo de las Mipymes y su potencial, al menos en el corto plazo, según Vidal.
Everleny apoya esa idea al comentar que “con esas señales es muy difícil prever, al menos inmediatamente, que las Mipymes sean otro motor impulsor de la economía, a pesar de sus enormes potencialidades”.
El problema de la doble moneda
El exdirector del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana agrega que otras limitaciones son “la obtención de los insumos necesarios para su accionar, sean importados o nacionales”.
El asunto de la doble moneda, añade, es otro desafío porque muchas venderán en pesos cubanos (CUP), pero comprarán en moneda libremente convertible (MLC, un pago por tarjeta en dólares), “y el Estado no ha definido si le venderá MLC a un precio justo, que podría ser entre la tasa oficial y la informal”.
Para recaudar divisas, los bancos estatales han facilitado la apertura de cuentas en divisa y ya más de 800.000 cubanos tienen tarjetas en esta denominación, donde reciben o depositan por lo general las remesas que envían sus familiares en el exterior.
Así, quienes tienen ingresos en dólares o euros pueden comprar en los comercios exclusivos en MLC, donde se ofrece una variedad limitada de productos que contrasta con los estantes vacíos de los supermercados y tiendas que aún venden en CUP.
Laura Becquer / EFE.