Tan pronto se marchó el huracán Irma de Cuba, comenzaron los trabajos de recuperación. El gobierno ha movilizado las fuerzas bajo su mando, mientras las personas, según sus propias posibilidades, intentan arreglar sus hogares y recuperar todo lo recuperable.
En La Habana, cerca de 20 mil trabajadores de la empresa de Servicios Comunales laboran en el saneamiento de la ciudad, con el apoyo de unos 700 camiones y 12 grúas. Árboles derribados, escombros y postes de electricidad, son sus antagonistas en esta batalla contra el tiempo.
Brigadas del ejército, las empresas eléctrica y de comunicaciones, reclusos y trabajadores voluntarios, también participan en los trabajos, visibles en toda la capital. Y los vecinos de cada barrio.
Además, funciona un centenar de puntos de venta de comida ligera (que venden por un precio de 5 pesos, provocando críticas en la población), productos de higiene y aseo, en especial en la zona del litoral. Ocho centros de elaboración de alimentos están a disposición de quienes todavía no regresan a su hogar.
Más del 80 por ciento de la ciudad tiene electricidad y el transporte público –a pesar de los desvíos—también funciona. Sin embargo, más de 20 mil líneas telefónicas siguen afectadas.