Un cruce de medidas proteccionistas y de incentivos a las producciones cubanas se oficializó este jueves en la isla con su anuncio en la Gaceta Oficial de la República.
Las disposiciones forman parte del paquete anunciado por el Gobierno en diciembre en la Asamblea Nacional y pretende estabilizar la macroeconomía a merced de tempestades inflacionarias y otros males, descritos por la narrativa oficial como “distorsiones” acumuladas.
La resolución del ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro, ya en vigor con su publicación en la Gaceta, establece la bonificación en el pago del Impuesto Aduanero a las importaciones de materias primas, insumos y bienes intermedios, con destino a procesos productivos locales.
De ese conjunto, se focaliza la producción de alimentos y la producción agropecuaria, consistente en la reducción de su tipo impositivo en un 50 %.
La bonificación será instrumentada puntualmente por las autoridades, a partir de la solicitud del referido beneficio por los importadores, según la norma.
Según el anuncio oficial, reproducido por el sitio Cubadebate, “la medida forma parte del plan de acciones anunciadas por el Gobierno cubano para corregir deformaciones de nuestra economía y reimpulsar su desarrollo en 2024”.
En la propia Gaceta de este jueves se consigna el incremento en las tarifas arancelarias a la importación de tabacos, cigarros, rones y otras bebidas alcohólicas.
“La medida va encaminada a la protección de la producción nacional en esos rubros”, argumentó la escueta nota de Cubadebate.
En este caso, se trata de una resolución conjunta de los ministros de Finanzas y Precios y de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Vladimir Regueiro y Ricardo Cabrisas, respectivamente, que establece el incremento de las tarifas arancelarias a la importación de tabacos, cigarros, rones y otras bebidas alcohólicas.
Se dictó —y ya entró en vigor— un crecimiento de 30 % para la importación de tabacos, cigarros, rones y otras bebidas alcohólicas, el cual será de sólo de 1 5% cuando esos productos provengan de países con el trato de nación más favorecida, a partir de acuerdos bilaterales firmados.
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Tanteos…
En una somera encuesta sin valor estadístico hecha por OnCuba en varias mipymes de barrios habaneros todavía no se han perfilado las consecuencias de la nueva ronda impositiva.
“Habrá que subir los precios, porque compraremos un tercio más caro. Es inevitable”, declaró un empleado de estos pequeños negocios que ya sobrepasan la barrera de los 10 mil en toda Cuba, una parte de ellos dedicados al comercio minorista.
Justo las nuevas subidas desde la fiscalidad buscan achicar el déficit presupuestario, cercano a 20 % del PIB, y reducir la supremacía de tales negocios en medio de las carencias y dificultades que padece la isla, apenas sin contraparte competitiva por parte del sector estatal.
Tiendas y comercios de la isla, en manos del Estado y que no fueron dolarizadas, quedaron malheridas o desaparecieron luego de la pandemia y los cerrojos bancarios del embargo estadounidense, hechos que han provocado una suerte de apnea financiera en la economía.
De la bodega estatal al bodegón mipyme: el nuevo comercio interior en Cuba
El día D
El juego de subidas y bajadas arancelarias se ubica en la antesala de un escenario sumamente complicado e impactante.
A partir del 1 de febrero subirán los precios de los combustibles y de algunos de tipos de transporte, incluido el de carga de mercaderías.
En el segmento mayorista lo harán en 200 % como promedio, en tanto en el minorista serán de 500 %. Su efecto de tracción o de arrastre de la cadena de precios se teme sea un tsunami en los bolsillos de la mayoría social.
“En economía, los precios no se toman en un área sin afectar a las demás”, advirtió el economista cubano Omar Everleny en declaraciones a la agencia Reuters en La Habana. “Y hay vaticinios, en general, de ver una inflación de entre 400% y 500%”, adelantó.
A fines de diciembre, el economista cubano y profesor universitario Oscar Fernández desde su página de Facebook cataologó a las medidas gubernamentales como “una bomba inflacionaria”.
El crecimiento de los aranceles y la extensión del impuesto sobre las ventas a la comercialización mayorista, ahora ya en vigor, “nos guste o no (…) será probablemente traspasado por toda la cadena hasta llegar al precio del consumidor final, con un impacto directo sobre el poder de compra de los ingresos personales de todos”.
Argumentos gubernamentales
Ante la Asamblea Nacional, en diciembre, el primer ministro Manuel Marrero, esbozó las líneas maestras del plan económico para este 2024 y describió el escenario actual como “una economía de guerra, con todas las complejidades que ello conlleva”.
Marrero aseguró que el gobierno no aguarda por el levantamiento de las sanciones de Washington para superar la crisis.
“No estamos sentados esperando, estamos buscando soluciones propias”, afirmó.
En enero, mediante un mensaje en su cuenta de X, el presidente Miguel Díaz-Canel, reconoció que “una economía no funciona a la medida de las necesidades y deseos de todos, pero el socialismo se propone que funcione para la mayoría”.
https://twitter.com/DiazCanelB/status/1745070384133652611
En su nota, el mandatario insistió en que el paquete de medidas puesta en marcha busca “corregir distorsiones y romper el cerco económico que pretende nuestra asfixia”.