Un modesto ramito de flores cortadas de un jardín y una vela encendida fueron sus ofrendas a la Virgen de la Caridad. Postrada ante sus pies y con lágrimas en los ojos, ella pidió por el descanso eterno de las víctimas y oró por el consuelo de quienes hoy lloran la pérdida de un hijo, un hermano, un amigo, tras el funesto despegue del 18 de mayo.
La imagen se repite una y otra vez en la Catedral de San Isidoro de Holguín, donde la noche del martes 22 se ofició una misa en homenaje a los fallecidos y para pedir por la salud y recuperación de Maylén Díaz Almaguer y de Emiley Sánchez De La O, holguineras sobrevivientes de la catástrofe. La eucaristía la presidió Monseñor Emilio Aranguren Echeverría, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y Obispo de Holguín, ciudad de origen de 67 de las víctimas.
“Hay un lindo texto en un documento del Concilio Vaticano II, que dice que las alegrías de los hombres, son las alegrías de la Iglesia, y asimismo, las penas y las tristezas de los hombres, también son penas y tristezas de la Iglesia, porque nada humano nos puede resultar ajeno. Uno ante el dolor no se fija en si las personas tienen o no fe, lo que importa es el dolor y hay que acercarse a las personas que están desconsoladas para consolarlas. Se consuela con palabras, con gestos y para nosotros como cristianos se consuela también con la oración”, dijo la alta autoridad eclesial.
“Eso es precisamente lo que hemos hecho esta noche. Primero rezamos un santo rosario a la Virgen que conoció el sufrimiento humano en el sufrimiento de su hijo Jesucristo. Luego tuvimos la santa eucaristía para orar por el eterno descanso de los fallecidos y también porque el Señor Jesús de la fortaleza a los que perdieron seres queridos. De manera especial pedimos por aquellos que quedan desprovistos, es decir los niños huérfanos, las personas que quedan sin el apoyo, que perdieron tal vez al hijo que era quien le mantenía, o tal vez a un sobrino o a una sobrina, que se ocupaba de la familia”, añadió.
“Han sido cuatro días en los que el dolor no solamente nos ha unido, sino que también nos ha fraternizado, porque nos vamos por encima de muchos esquemas que se sectorizan en la vida diaria. Esta tragedia tan terrible nos ha unido a todos, se ha echado a un lado la sectorización y estamos en presencia de la fraternidad porque somos conciudadanos, y eso es lo que se ha demostrado”, comentó a OnCuba.
En el accidente perdieron la vida diez parejas de la denominación cristiana El Nazareno. En su homilía usted habló del sentido ecuménico que debe unir a todos los hombres de fe…
En la misa estuvo presente el padre Víctor Larrúa, que es el sacerdote de la Parroquia de Vista Alegre, reparto holguinero donde está ubicada la sede central de Los Nazarenos en la provincia. Él era amigo personal de los Pastores de ese templo, por eso Larrúa concelebró esta misa junto a nosotros y a los sacerdotes de la ciudad.
Oramos porque como nosotros los católicos, ellos también tienen fe en la resurrección y podemos acudir a esa fe para mutuamente consolarnos, y como dije en la homilía, reconocí que el Superintendente de esta denominación habló de una decena de niños que se quedaron desprovistos del calor de sus padres.
Sin dudas este es un momento de dolor, pero a la vez lo es de gracia porque nos hemos unido en el más digno sentido de ecumenismo. Creo que no se trata de establecer diferencias entre una religión u otra, sino que todos como hermanos sintamos el dolor como nuestro y que oremos por esos niños, esas madres, esos hermanos que hoy sienten el vacío que deja la muerte de un ser amado. Creo que esta experiencia nos ha demostrarnos que el sentido ecuménico nos permite recoger buenos frutos.
Monseñor, ¿cómo Ud. valora la solidaridad de los cubanos y en especial los holguineros en este momento?
Yo creo que es algo propio de nuestra cultura, de nuestra idiosincrasia. Eso es muy importante: que aunque no te conozca, te dé mi apoyo. En la vida de un pueblo, el vecindario, la cercanía, es algo que verdaderamente se expresa con hechos, y es lo que uno está viendo estos días en la funeraria, lo que hemos visto incluso en instituciones culturales que han puesto sus espacios para acoger funerales porque la funeraria no da abasto.
Es algo profundamente sentimental pero no de un sentimiento superficial, yo creo que son gestos que han salido del corazón de los hombres, de poner lo que tengo a tu disposición para demostrarte que tu dolor también es el mío. Y no solo esto, hay que ver cómo las personas acuden en masa a los velorios a consolar a los familiares de las víctimas aun sin conocerlas, a decirles: “Aquí estoy compartiendo tu dolor”.
¿Qué mensaje envía Ud. a nombre de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba a esas familias que hoy lloran?
El papa Francisco tras este lamentable suceso envió un mensaje y no fue un acto de cortesía o de cumplido. Puedo decir que ciertamente el Santo Padre pidió por estas familias, pidió por Cuba, y hasta diría que seguramente recordó su visita a Holguín.
Lo que puedo agregar es que mantengamos esta sensibilidad que es tan propia de nosotros los cubanos, y que amemos y cuidemos la vida como el regalo más grande que Dios nos da.
Exhorto a todos los cubanos a que sigamos unidos en esta hora de dolor y agradezco en nombre de la Iglesia cualquier gesto de amor y respeto por los que sufren. Debemos dar gracias a Dios por mantener esa sensibilidad en la vida de nuestro pueblo.